Marraqueta con palta: ¿lleva sal o limón? Los secretos del desayuno chileno que se hizo viral
Gonzalo Peñafiel, chef y cofundador de Nolia Brunch Bar, explica por qué este clásico nacional conquistó el Mundial de Desayunos de Ibai Llanos y revela sus mejores tips para disfrutarlo.

La marraqueta con palta dejó de ser solo un clásico de la mesa chilena para transformarse en tendencia global.
El éxito de este sándwich en el Mundial de Desayunos del streamer español Ibai Llanos –donde se encuentra en semifinales contra Perú– desató una ola de orgullo local y, al mismo tiempo, abrió un debate gastronómico: ¿cómo se prepara la versión perfecta?
Para Gonzalo Peñafiel, chef y cofundador de Nolia Brunch Bar, la clave está en su simpleza y en el arraigo cultural.
“La marraqueta con palta se come en todas las casas de Chile, sin excepciones. El pan es crujiente por fuera y de miga aireada por dentro, y la calidad de la palta en Chile es brutal; molida a mano, es una maravilla”, afirma.
El chef agregó que la marraqueta es simple, honesta y de panadería de barrio: “no necesita más. Es parte de nuestra memoria y está presente en todo horario”, agrega el chef.
¿Con sal o limón?
En la eterna discusión sobre cómo aliñar la palta, Peñafiel lo tiene claro: “La base perfecta es palta y sal de Cahuil, como lo hacemos en Nolia. El limón es a gusto: unas gotitas levantan el sabor, pero a mi gusto no es necesario”.

Aunque reconoce que el limón ayuda a evitar la oxidación, el chef recomienda otro truco para darle sabor: terminar con un hilo de buen aceite de oliva, especialmente cuando la palta está fuera de temporada.
Eso sí, Peñafiel también abre la puerta a experimentar con otros ingredientes este clásico sándwich.
Entre sus sugerencias, menciona el huevo (pochado, pasado por agua o revuelto), tomate en rodajas, queso fresco, jamón pierna, cebolla morada, ají verde, pebre o un toque de merkén para quienes buscan picor ahumado.
El pan que define a Chile
La marraqueta, también conocida como pan batido o “pan francés”, es para Peñafiel mucho más que un acompañamiento: es el vehículo ideal para la palta.

“Es un pan doble, de corteza bien crujiente y miga liviana, hecho solo con harina, agua, levadura y sal, sin grasa añadida. Esa estructura y su ‘quiebre’ al partirla la hacen ideal para untar palta”, explica.
Aunque en la región hay panes similares, el experto destaca que en Chile este pan tiene un arraigo único en la vida cotidiana.
¿Y con qué se acompaña?
Para un desayuno tradicional, el chef no duda en acompañar este pan con té.
Pero en versión brunch se inclina por un jugo de naranja recién exprimido o, para los más curiosos, una kombucha chilena bien fría.
Al final, la marraqueta con palta brilla tanto en la mesa familiar como en las redes sociales.
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