Jorge Rojas Flores, historiador: “El rol paterno se ha ido modificando, pero no necesariamente por principios de justicia”

El académico de la UC, autor de Historia de la infancia en el Chile Republicano (1810-2010), pone en perspectiva la figura del papá en Chile: un tema con muchos vacíos por llenar y que viene al caso cuando se celebra el Día del Padre.


Si con Los niños cristaleros (1996) y Moral y prácticas cívicas en los niños chilenos (2004) ofició de pionero en este territorio historiográfico, su Historia de la infancia en el Chile Republicano (1810-2010) transformó la obra de Jorge Rojas Flores en una referencia: encargo “bicentenario” de la Junji, se editó en 2010 y reeditó en 2017, cuando casos como el Lissette Villa predisponían a la opinión pública respecto del Sename y otras entidades estatales, haciendo acuciantes los reenfoques y las puestas en perspectiva.

Su manejo en estos temas, desde ya elusivos y de difícil interpretación, no lo convierten por defecto en una autoridad en materia de condición o de roles paternos en Chile, cuestión que el académico de la U. Católica deja en claro apenas iniciada la conversación con La Tercera. Menos aún en lo relativo al Día del Padre, si es que alguien se ha ocupado del tema. Pero más de algo sabe e intuye, instalando dudas e interrogantes respecto de un pasado que suele mirarse con las anteojeras del presente.

“No he encontrado, por lo menos en la prensa, rastro de que haya calado en la población”, cuenta el investigador sobre la celebración que se reeditará del domingo 21. El Día de la Madre, por el contrario, ha dejado una huella mucho más nítida, vinculada como está la construcción de ciudadanía a una temprana valoración de maternidad: “Eso es antiguo, está historiado, y creo que en el caso del Día del Padre no se ha hecho hasta ahora en profundidad. Me parece que es algo un poco más forzado, más instalado desde afuera, que no maduró; algo un poco más superpuesto y relativamente tardío”.

Lo anterior no le impide constatar que el Día del Padre “ha calado un poco más” en años recientes: la publicidad hace lo suyo, sin duda, pero hay también “actores sociales que han tratado de hacer más visible el tema de la paternidad, en parte porque se integra en una especie de agenda. Hay grupos que tratan de acentuar el rol de la masculinidad en los procesos contemporáneos, levantando la figura del papá como una que hay que rescatar, que tiene su propia historia, su propio impacto en la vida de las personas”.

La política estatal "Chile crece contigo" –que enarbola la paternidad activa y la corresponsabilidad en la crianza y el cuidado- parte de la base de que se debe ser “mejor padre” que el propio padre y que, hasta hace poco, los papás tuvieron un rol “exclusivamente proveedor”. ¿Es tan así?

Yo distinguiría ahí las representaciones de lo representado en ese rol paterno que tendría componentes de carencia, incluso de negación. Está el rol netamente proveedor, o principalmente proveedor; también un rol de ejercicio de la autoridad, del padre castigador versus la mamá amorosa. Ese rol es fácil de rastrear, pero no asoma de un modo muy sistemático.

Pueden verse en la Colonia, que no es la época que conozco mejor, casos como el de Sor Úrsula Suárez (1666-1749): me sorprendió encontrar el relato tardío de una hija de familia aristocrática que evoca sus vivencias infantiles relatando una relación muy estrecha con el papá. Dentro de la pareja, la mamá era la castigadora y el papá la protegía de las golpizas de la mamá. También habla de un contacto físico que para muchos historiadores, del siglo XIX sobre todo, es inexistente. Para ellos, la de la Colonia es una sociabilidad distante, sobre todo en el caso de los hombres: al hombre de la casa se le trataba de "usted", no se le podía tocar, no se podía entrar a su pieza. Pero este relato es completamente distinto. Es un indicio que nos evita generalizar y a mí, al menos, me envía una alerta: podría haber un divorcio entre la experiencia de vida y planos como el de las creencias o el de las imágenes que se van construyendo a través de la novela o los relatos periodísticos.

Roles y factores

La correspondencia de otras épocas aporta al conocimiento y a la desmitificación respecto de una diferenciación de roles que puede o no ir aparejada a la distancia, plantea el investigador: “Hay un trato que tiene cierta formalidad, pero que no necesariamente denota falta de cariño ni despreocupación. En las cartas de Arturo Prat se advierte mucha preocupación por la salud de su hija, por saber cómo se ha portado con su mamá, si ha hecho las tareas. No se percibe una relación meramente material, como han planteado algunos historiadores”.

Por cierto, advierte Rojas, es muy distinto el caso de una familia expuesta a situaciones de movilidad laboral, de trabajo infantil o, derechamente, de ausencia paterna. Porque paternidades populares y de élite son cosas distintas, por obvio que suene, como distintas son en momentos diferentes de la historia.

Pero una cosa es que varíen los roles y otra que lo hagan como corolario de un progreso lineal e inevitable. “Yo creo que se van modificando -afirma - pero no sé si necesariamente por principios de justicia o por valoraciones distintas de la relación con los hijos. Hay una mezcla de transformaciones, y es difícil saber dónde comienza una o qué gatilla la otra”. Su intuición es que estas surgen a un nivel más pedestre. Por ejemplo, en la esfera del orden material, funcional.

En el mayor protagonismo del hombre en el cuidado de los hijos, concluye Rojas, “hay una mezcla de cuestiones. Hay transformaciones económicas, esta la incorporación con fuerza de la mujer al mercado laboral. Pero la tendencia a compartir o transferir roles no nace de un mero sentido de justicia, sino más bien de razones prácticas, que quizás son las mismas que, en otra época, concentraron el rol de cuidado en la mujer”.

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