Cristián Campos y sus últimos días con Tomás Vidiella: “Es una irresponsabilidad y una crueldad en un momento tan doloroso apuntarme con el dedo, tengo la certeza de que no fui quién lo contagió”

Tomás Vidiella protagonizó a fines de febrero una obra en el teatro Oriente que lo tenía feliz. Sin embargo, todo su elenco se contagió de Covid-19. Vidiella también enfermó y falleció ayer por complicaciones derivadas de la enfermedad. Aquí, el relato de cómo fue el desarrollo de su última vez sobre un escenario, incluyendo la voz de Cristián Campos, uno de sus compañeros de elenco, quien habla para Culto acerca del hecho.


“Somos el éxito de la temporada”. Esa fue la expresión que Tomás Vidiella usó hace unos días en el grupo de Whatsapp de la obra Orquesta de señoritas para ilustrar el éxito del montaje en su primer fin de semana en cartelera, entre el 26 y el 28 de febrero.

Como buen animal de escenario, tal como lo han definido en las últimas horas, estaba feliz con los resultados del proyecto que se estrenó en el Teatro Oriente, dirigido por Álvaro Viguera, y donde compartía elenco con Cristián Campos, Willy Semler, Mauricio Pesutic, Francisco Medina, Luis Gnecco y Gonzalo Muñoz-Lerner. Todos ellos, salvo este último, encarnaban roles femeninos y aparecían ataviados como mujeres.

Campos aún recuerda la buena sensación que dejó en el equipo las primeras funciones: “Nosotros estábamos agradecidos de tener público después de tanto tiempo. Y el público se notaba también agradecido de tener una experiencia artística, todo siguiendo los protocolos, de modo que nos sentíamos muy seguros”

La obra cargaba consigo un significado especial, una esperanza: había pasado más de un año desde la última vez que el Teatro Oriente de Providencia presentaba una obra de teatro con público presencial.

“Había unas ganas de volver, una ansiedad, una alegría, una felicidad de poder encontrarnos en el escenario, que es lo que más nos hace felices a los que nos dedicamos al teatro”, dice el director Álvaro Viguera.

Sin embargo, de manera inesperada, el proyecto también guardará otro hito: se convirtió en la última obra de Vidiella, su último capítulo sobre un escenario. El actor se contagió de Covid-19 -junto a gran parte del elenco-, Orquesta de señoritas debió cancelar las seis fechas que tenía para principios de marzo y Vidiella fue internado en el hospital de la UC el pasado jueves. Finalmente falleció ayer en el lugar, debido a una falla multiorgánica derivada del virus.

La conferencia de prensa en que presentaron la obra.

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Orquesta de señoritas había comenzado a planificarse en 2020. La Fundación Cultural de Providencia estuvo a cargo de su producción, que según cuenta su director ejecutivo, Jorge Andrés González, se financió gracias a unos fondos que ganaron con la Ley de Donaciones Culturales. Así, dejando atrás las reuniones de noviembre, en diciembre comenzó el trabajo con los distintos departamentos (iluminación, música, etc.) y partieron los ensayos con el experimentado elenco de actores.

El reparto de artistas tenía la tarea de dar vida al clásico del autor Jean Anouilh, cuya historia se ambienta en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, en algún punto de Francia. Ahí, seis mujeres integran una orquesta, y para sobrevivir, le tocan su música a los visitantes de unas termas sanadoras. Con este objetivo en mente, se preparó una escenografía que recreara las aguas termales. Los actores, para familiarizarse con el maquillaje y las vestimentas femeninas de época, debieron aprender a tocar algunos instrumentos musicales.

“Tuvimos que vestirnos con ropa de mujer, usar pelucas y tacos, lo que fue muy gracioso de llevar adelante”, recuerda Campos. El intérprete dice que no lo pensó dos veces antes de aceptar la invitación para formar parte del elenco, ya que cuando estaba en primer año en la carrera de Actuación de la Universidad Católica, tuvo la oportunidad de ver un montaje de Orquesta de señoritas y desde ese momento quedó enamorado de la obra.

Álvaro Viguera quería contar con Tomás Vidiella y fue quien lo llamó para invitarlo. Su primera experiencia laboral la tuvo con él, cuando Vidiella lo incluyó en La profesión de la señora Warren en el Teatro El Conventillo. Viguera había dirigido al actor en la obra Cock. Él cuenta que encontraba muchos puntos en común con él, a quien admiraba profundamente. “Sacar proyectos adelante, me gusta la dramaturgia universal, también la nacional, y creo que Tomás tomaba muchos riesgos como director, montando distintos títulos, siempre me llamó la atención eso de Tomás”, dice Viguera.

Tanto el director de la obra como Campos destacan que Vidiella, a pesar de ser el actor más longevo del elenco, era el primero en llegar a los ensayos, siempre con mucho entusiasmo y pasión.

“Tomás era ante todo un artista. Siempre estaba entregado a descubrir las claves de la obra que pudieran acercarlo al público. De modo que resultaba muy enriquecedor trabajar con él. Era de los más activos a la hora de proponer soluciones actorales a su personaje”, subraya Campos.

“Fue un gran inicio y un gran final para Tomás, que terminó en su naturaleza, ¿no? Una persona de teatro finalmente nos dejó arriba del escenario”.

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Pese a a felicidad con que abordaron el proyecto, cuando el grupo se enteró de los primeros contagios hubo preocupación e incertidumbre.

Campos se realizó el examen PCR luego del estreno, en Chilefilms, como parte del elenco de Verdades Ocultas y dio positivo. El resto de sus colegas del teatro, según aclara, se realizó las mismas pruebas de forma simultánea en el teatro Oriente, que también dieron positivo. “Solamente que el mío fue el que conoció la luz pública. A la luz pública quedó la sensación de que Cristián Campos había dado positivo y que había sido el único”, agrega el actor.

“Los resultados de los cinco compañeros (del teatro) que dimos positivo ocurrieron de forma simultánea, solamente que el mío fue el que conoció la luz pública. A la luz pública quedó la sensación de que Cristián Campos había dado positivo y que había sido el único”, dice.

De esta forma lo recapitula: “Salieron los resultados y caímos en la cuenta de que cinco de nosotros estábamos contagiados, y empezamos a comunicarnos vía Whatsapp, qué síntomas teníamos y cómo nos sentíamos, de modo que fue alarmante en un comienzo, porque todos pensábamos en Tomás”.

“Yo tengo la certeza de que no tuve responsabilidad en el contagio, puesto que yo estuve trabajando en paralelo siempre en la televisión, grabando teleseries, y de los compañeros con los que trabajé durante todos esos días, ninguno nunca se contagió. Así que difícilmente podría haber sido yo el portador, probablemente nunca sabremos por dónde se coló el bicho”, afirma Campos.

También cuenta que Esperanza Silva, presidenta de Chileactores, hizo todas las diligencias pertinentes para que Vidiella pudiese ser internado en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Sobre cómo tomó la noticia, su colega dice: “Hasta dónde conozco, estuvo muy tranquilo y estuvo muy entregado y él mismo nos mandó a nosotros mensajes confortándonos y diciéndonos que no nos angustiáramos, él estaba muy tranquilo. Y de hecho, parece que así fue, eso nos lo narró Esperanza Silva, que se encargó de trasladarlo”.

Campos también guarda tranquilidad hasta hoy, a pesar de los comentarios que algunos usuarios publicaron en Twitter tras la noticia de la muerte de Tomás Vidiella, que insinuaban que él lo había contagiado. “Yo fui el más sorprendido de todos. Me parece una irresponsabilidad y una crueldad en un momento tan doloroso apuntarme con el dedo, en circunstancias en que tengo la certeza de que no fui quién contagió, puesto que no contagié a mis compañeros de la televisión con los que trabajé lunes y martes”, dice.

“No quiero que esta polémica tonta de Twitter vaya a enturbiar el tremendo privilegio que yo siento de haber aprovechado los últimos tres meses con Tomás, haber conversado con él y haber aprendido de él, con eso me quedo yo”, recalca. “Todas las mentirillas de Twitter se las llevará el viento y nosotros nos iremos acostumbrando a la ausencia de este hombre esencial del teatro chileno”, concluye.

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