Levantando la voz: los mejores vocalistas

Esta es la selección alternativa de Culto al reciente ranking de la revista Rolling Stone, con los 200 mejores cantantes de la historia. Como todo listado, es arbitrario y discutible.


Sinceremos. Los últimos conteos de Rolling Stone con las mejores canciones de todos los tiempos o esta flamante elección con los mejores cantantes, están más atentos a reescribir la historia en torno a la corrección política y las sensibilidades del actual contexto, entre justas reivindicaciones de género y visibilidad a los artistas afroamericanos, soslayados durante años por la publicación, que de hacer verdadera justicia a talentos inapelables y voces singulares.

Si el parámetro de la reputada revista fue “la originalidad, la influencia, la profundidad del catálogo de un artista y la amplitud de su legado musical”, ¿qué diablos hace, por ejemplo, Courtney Love en una selección así? ¿Cuántos intérpretes de R&B conocidos exclusivamente en el mercado estadounidense, merecen estar por sobre voces aclamadas en otras latitudes? ¿Por qué figura Vicente Fernández y no Luis Miguel? Si merecidamente rankea Caetano Veloso, ¿por qué no Roberto Carlos?

No buscamos gargantas cubriendo varias octavas -aunque las hay-, sino aquellos timbres que con escuchar apenas un par de segundos, sabes de quién se trata, o son una referencia indiscutida.

Este es nuestro ajuste de cuentas.

Ian Gillan

Ningún conteo serio puede dejar fuera al cantante de Deep Purple pero, bueno, lo dijo el histórico manager de Metallica, Cliff Burnstein, si hay algo que odian los críticos musicales desde sus alturas del buen gusto, es el heavy metal y el rock progresivo.

Ian Gillan es la piedra angular de una estirpe de cantantes con cualidades dramáticas y épicas, junto al sabor del mejor soul.

¿Pruebas? Clásicos como la sobrecogedora Child in time, el octanaje de Highway star, y la oscura Perfect strangers.

Peter Gabriel

El ex vocalista de Genesis, de extraordinaria carrera solista, es una voz inconfundible al instante.

Si no invade la emoción con la intro de Dancing with the moonlit knight, la descarga teatral de The musical Box y la belleza de In your eyes, consulte a su médico.

Jon Anderson

Otro excluido por el simple hecho de cantar canciones de 20 minutos con más vueltas que una bajada de Valparaíso, pero Yes -guste o no- fue una de las bandas más grandes de los 70 y Jon Anderson, su sello definitivo. And You and I y Starship trooper, entre varios ejemplos, son demostraciones de su registro inconfundible y emotivo.

Frankie Valli

El hit Uptown girl de Billy Joel es una reverencia a este astro ítaloamericano de la canción, rey del falsete y de las composiciones románticas de los 60 capaces de superar el paso del tiempo y arrancar suspiros, como las hermosas I’ve got you under my skin y Can’t take my eyes over you.

Cuando Valli parecía listo para el museo a fines de los 70, la rompió con el tema central de Grease.

Johnny Lydon

Johnny Rotten, como se le conoció cuando asaltó al mundo al mando de Sex Pistols, escribió el manual del cantante punk agrio y enfurecido en himnos como Anarchy in the UK y God Save the Queen.

Luego reinventó su estilo vocal en Public Image Ltd. con canciones fenomenales como Public Image, Rise y Disappointed.

Joey Ramone

A pesar de sus aparentes limitaciones como vocalista de una banda orgullosa de dominar el mínimo de acordes, Joey Ramone demostró versatilidad interpretando pop chicloso como hizo en Baby, I love you, y endureciendo la voz como un maldito en Somebody put something in my drink.

Cyndi Lauper

Identificada por completo con los años 80 como una loquilla de pelo y ropa estrafalaria que inspiró a la descarriada Gloria Trevi, Cyndi Lauper es mucho más que un puñado de éxitos efervescentes de aquellos años, sino una cantante descollante que en 2010 lanzó un álbum como Memphis Blues, considerado lo mejor de esa casilla por Billboard en esa fecha. Pero si vamos a los 80, joyas como All Through the night y Time after time, no dejan dudas sobre la belleza de su voz.

Luis Miguel

“Chupete de fierro” como lo solía rotular La Cuarta, no es un dechado de simpatía y relajo, pero da lo mismo cuando se le ve en vivo con el micrófono a distancia haciendo gala de un caudal vocal excepcional, y un sentimiento único para cantar al amor, como lo hace en clásicos latinos de todos los tiempos como La Incondicional, Entrégate y Hasta que me olvides, entre numerosos títulos.

Camilo Sesto

Otra omisión imperdonable de Rolling Stone probablemente por desconocimiento, es la de Camilo Sesto, uno de los mayores intérpretes en la historia de la balada hispanoamericana.

Amor… Amar, Algo de mi, Getsemaní (oración del huerto) y Vivir así es morir de amor, entre decenas de éxitos número uno en nuestro idioma, reflejan su poder y atractivo sin discusión.

Siouxsie Sioux

Junto a The Banshees, la reina gótica puede ser dulce y seductora como sucede en el hit Kiss them for me, oscura en el cover de Dear prudence de John Lennon, o inquietante y juguetona en Peek-A-Boo. En todas y cada una de estas selecciones, es una cantante distinta y siempre atrayente.

Roberto Carlos

El astro brasileño interpreta tal como juega el Scratch: belleza y fluidez sin mayor esfuerzo, como si cantar fuera lo mismo que respirar. Detalles, Qué será de tí, Amada Amante, Cama y Mesa, El Gato que está triste y azul, y tantas otras que lo instalan por siempre, como el rey de la música popular de la América morena.

Ian McCulloch

El vocalista de Echo & The Bunnymen tiene un ego gigante al punto de afirmar -discutiblemente-, que Richard Ashcroft de The Verve le copiaba en todo.

Lo irrebatible es que McCulloch es una de las mejores voces del rock británico de los últimos 40 años, un intérprete de indiscutida clase.

The Killing Moon y Lips like sugar son pruebas absolutas de su grandeza.

Ana Gabriel

“Decían que con mi voz nunca llegaría a nada”, declaró en 2015 María Guadalupe Araujo Yong, Ana Gabriel en el universo latino, nombre artístico que da cuenta de su admiración por Juan Gabriel. Rotundo vaticinio profundamente equivocado hacia la estrella mexicana de voz ronca y única, idolatrada en Latinoamérica gracias a éxitos como Luna y Quién como tú.

Bobby Darin

El neoyorquino Walden Robert Cassotto -Bobby Darin en la historia del pop- triunfó en absolutamente todo lo que se propuso, demostrando asombrosa versatilidad. Fallecido con apenas 37 años, fue actor y compositor precoz para grandes estrellas como Connie Francis, hasta que se lanzó como intérprete con la arrolladora Splish Splash. Triunfó de inmediato y luego cosechó otro éxito con la balada Dream Lover. Siguieron más hits pop como Multiplication, hasta convertirse en crooner con Mack The Knife. Luego viró hacia el country y finalmente a la canción protesta.

En resumen, las hizo todas.

Nino Bravo

El intérprete más trágico de la balada en español -murió el 16 de abril de 1973 a los 28 años, en un accidente vehicular camino a Madrid-, será por siempre sinónimo de una voz fenomenal y profundamente emotiva. Media decena de álbumes y cinco sencillos bastaron para convertirlo en inmortal con singles como Cartas amarillas, Te quiero te quiero, Un beso y una flor y Noelia, todas para quedar boquiabierto y emocionado.

Mike Patton

Otra omisión imperdonable en el listado de Rolling Stone es el prolífico Mike Patton, cuyas cualidades no solo responden al rango sino a la versatilidad, desde el metal en coctelería avant garde como ha practicado en Faith No More, Fantômas y Tomahawk, a la canción tradicional italiana.

Podríamos ocupar varios párrafos enumerando singles imborrables como Ashes to ashes o piezas brutales como Jizzlober, pero un corte que expone casi todo lo que puede hacer es Goodbye sober day junto a Mr. Bungle.

Geddy Lee

“¿Qué pasa con la voz de Geddy Lee? (...) Me pregunto si habla como un tipo normal. Le conozco, ¡y lo hace!”, canta Stephen Malkmus de Pavement en el single Stereo. Otros han sido menos amables. “Pato Donald en helio”, según el Chicago Sun Times. La aguda voz del bajista, tecladista y cantante de Rush es una de las razones para amar u odiar al desaparecido trío canadiense.

También es cierto que el distintivo registro de Lee cambió notoriamente tras 40 años, desde el hard rock con new wave de The Spirit of radio, al pop rock de Time stand still.

Mari Trini

María Trinidad Pérez de Miravete Mille, la española Mari Trini, fue una artista extraordinaria y definitivamente adelantada a su tiempo. Lesbiana y feminista y, por lo mismo, víctima de habladurías y chistes por no encajar en la femineidad tradicional -cuando el post franquismo entendía por aquello escotes y sumisión-, Mari Trini expresó en canciones como Yo no soy esa y Te amaré, te amo y te querré, su condición mediante una voz intensa y fenomenal.

Madonna

La reina del pop lo ha tenido todo, menos el reconocimiento que su registro merece, como si hiciera falta que escale hasta el infinito para imprimir personalidad a sus múltiples éxitos.

Es cuestión de gustos en definitiva, pero por acá creemos que baladas bellísimas como Live to tell, Crazy for you y Frozen son sencillamente inmortales.

David Gahan

De nuevo, ¿cómo es posible que la voz principal de Depeche Mode no haya sido considerada en Rolling Stone? (ojo que Martin Gore también es extraordinario). David Gahan ha cultivado múltiples personalidades como cantante, desde el pop masticable de Just can’t get enough, a obras maestras de la interpretación entre el synth pop y el rock, en títulos como Enjoy the silence, Precious y I Feel you.

Barry Gibb / Robin Gibb

Los Bee Gees no pueden ser excluidos de ningún conteo de voces singulares y armonías ejemplares, incluso si se trata de hacer chistes sobre sus falsetes. Como sea, Barry es imbatible en Tragedy, en tanto Robin en I Started a joke.

Podríamos extendernos en incontables clásicos pop de todos los tiempos como New York mining disaster 1941, To Love somebody, How can you mend a broken heart y How deep is your love, pero lo dejamos hasta acá.

Agnetha Fältskog

La solista de ABBA es indiscutidamente una de las voces más bellas que ha dado la historia de la música popular, sin restar los méritos de su compañera Frida Lyngstad, y el soporte en armonías de Björn Ulvaeus y Benny Andersson. Todos se lucen extraordinariamente en Take a chance on me.

Pero si se trata de elegir su momento estelar como intérprete, The Winner takes it all se lleva el primer puesto.

Jim Morrison

Después de Elvis, el rey lagarto fue el cantante más atrevido y reconocible parido por el rock estadounidense. Su voz pendenciera, erotizada y etílica hizo escuela, y es un enésimo motivo para rascarse la cabeza por su omisión en el listado de Rolling Stone.

Morrison provocó desde el primer álbum de The Doors en un título como The End, como dejó la vara en alto en incontables clásicos, entre ellos Break on through (to the other side) y When the music ‘s over.

Grace Jones

La actriz, modelo y cantante jamaicana, recordada en Chile porque supuestamente se comió una planta en el estelar Vamos a Ver de TVN en 1982 (la memoria colectiva asoció el hecho tras una parodia del Jappening con já), posee cualidades vocales de una contralto que hacen absolutamente distintivo su registro. Su propuesta avant garde se luce en I ‘ve seen that face before (Libertango).

Bon Scott

Una voz como la del fallecido vocalista de AC/DC será eternamente sinónimo de farra, sexo y vida al límite, tal como fue su propia existencia, y una escuela del chillido del macho rockero blanco de los 70, ejemplificado en canciones como If You Want Blood (You’ve Got It) y Let there be rock. Pero también podía gruñir en tonalidades algo más graves, como dejó registro en Dirty Deeds done dirt cheap y The Jack.

Bruce Dickinson

Otro maestro y una escuela por derecho propio en los anales del heavy metal es Bruce Dickinson de Iron Maiden. El multifacético vocalista no solo canta fenomenal, sino que interpreta las canciones de la doncella de hierro con una teatralidad única. Todos merecen ver al menos una vez en la vida su performance en el escenario, y si es interpretando clásicos como Hallowed be thy name, Aces high, The Trooper, Run to the hills y The Number of the beast, mejor.

Robin Zander

El cantante de Cheap Trick debe ser uno de los vocalistas más subvalorados de todos los tiempos, a pesar de la devoción de estrellas como Kurt Cobain y Nikki Sixx. De hecho, el líder de Nirvana debe muchísimo de su estilo al talento de Zander para cruzar de un momento a otro con extraordinaria facilidad, de la melodía amante de The Beatles al estallido brutal, como ocurre en Auf wiedersehen, y otros hits power pop como Surrender y Dream police.

Simon Le Bon

Con fans confesos como nuestro Beto Cuevas, el cantante de Duran Duran pronuncia una sílaba y se le reconoce de inmediato, como sucede en Is There Something I should know?

Si de excelencia se trata, tres títulos ineludibles: New moon on monday, Ordinary world y You kill me in silence.

Mark Mothersbaugh

Devo predijo acertadamente que el mundo involuciona y además sedujeron a toda una generación en los 80, que vio en ellos una mezcla de humor bizarro, synth pop con guitarras afiladas, y actitud punk sin necesidad del ceño fruncido, los mohicanos y las muñequeras.

Mark Mothersbaugh tiene múltiples personalidades vocales, desde el power pop de Gates of steel, la carga erótica robótica de Whip it, y la adorable demencia de Peek-A-Boo.

Beth Gibbons

En el mundo de la música popular hubo un antes y un después de la irrupción de Portishead, una manifestación de categoría y estilo que selló con clase los años 90, como si se tratara del mejor film de cine negro envolviendo la existencia. La voz expresiva y a ratos fúnebre de Beth Gibbons es la clave de la experiencia emotiva y sensorial que propone la banda de Bristol. Si una canción es apta para acompañar las horas finales, que sea The Rip.

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