
Carlos Pinto vuelve a su faceta literaria: “Recién estoy saliendo de la universidad de la escritura”
El reconocido rostro publica su tercera novela, El camino de las bestias. Una novela policial donde un médico comete un crimen, muy en línea con la mirada de Pinto que dicta que cualquiera puede cometer un delito. Acá, también habla de sus referentes literarios y de TVN: “Me pone muy triste ver una mole tan importante que no esté funcionando a todo dar”.

Nada hacía presagiar que un caso real, el de un médico que cometió un asesinato, le dispararía la idea de escribir una novela policial al periodista Carlos Pinto (66). Pero así ocurrió. En rigor, es el mismo motor que usaba para los guiones de su exitoso programa de TV, Mea Culpa, solo que esta vez quiso plasmar la historia en una novela. “Mi trabajo está inspirado en historias reales que obviamente las novelizo. Ese juego creativo para mí es muy importante porque nace una nueva obra -comenta a Culto con su voz pausada y profunda tan característica-. Generalmente, mi línea se basa en una mirada que yo tengo respecto a la criminalidad: cualquiera de nosotros puede cometer un crimen, basta que se den ciertas circunstancias. Como dice el libro, todos somos bestias, y hemos llegado a diferenciarnos del resto solo porque estamos domesticados, y creo que ahí hay una mirada que a mí me interesa explorar".
Así, Carlos Pinto le da vida a la novela El camino de las bestias (Suma). Se trata de su tercer libro, con el que continúa la senda que inició hace pocos años con El silencio de los malditos (2018) y El jardín de los inocentes (2021), de modo que es un escritor bastante reciente. Más conocido por el público por sus éxitos de rating en los que exploró historias de crímenes y fenómenos paranormales, lo cierto es que su trayectoria como escritor ha resultado sorpresiva, no solo por el éxito de ventas de ambos volúmenes anteriores, sino porque ha tenido buena aceptación de la crítica. Por ejemplo, la respetada crítica literaria Patricia Espinosa dijo sobre su novela anterior: “Toda una grata sorpresa constituye esta novela, que se niega a proyectarse como una saga. Pinto ha escrito una novela con una tensión creciente, donde nada asegura la victoria de la ley”.

Incluso, este año será traducido al francés y en unos meses participará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, acaso el certamen literario más importante de Latinoamérica. Una invitación a la que generalmente van nombres como Alejandro Zambra o Nona Fernández, más ligados a fuego en el ámbito literario. A pesar de esto, Pinto no puede sino manifestar sorpresa, pues, para él, la idea ser escritor es algo que todavía se encuentra explorando.
“Cuando me invitaron a Guadalajara me hicieron el día, por no decir la semana, porque son muy pequeñas invitaciones las que tiene la editorial, máximo tres personajes que ellos consideren importantes para mostrar y para las ventas, pero entendiendo que son lugares a los que uno va con resultados literarios. Yo no voy por la televisión. Ser invitado a Guadalajara me hizo sentir muy orgulloso tempranamente, porque yo siento que recién estoy saliendo de la universidad de la escritura y quiero seguir en este campo”.
El doctor Julio Otero comete un crimen, y a sus amigos médicos también les ronda la misma idea ¿Qué fue lo que más le impactó de esta historia?
Siempre me impactan estas historias, sobre todo cuando son personas que ya tienen juicios, valores, un nivel de educación superior, porque creo que esas son las ataduras más fuertes que nosotros tenemos para ser domesticados. De tal manera que cuando uno corta esa atadura está a nada de convertirse en un criminal, y en esta historia lo que me impacta es cómo un individuo puede fraguar desde temprano la idea de planear la ausencia de uno de los personajes principales de la historia, al punto que toma la decisión de quitarle la vida.

Entrando en el plano literario, ¿cuáles son sus referentes?
Te va a parecer extraño pero siempre temo responder esta pregunta porque no tengo referentes literarios. Yo leo desde Baldomero Lillo hasta Stephen King, pasando por García Márquez y Cortázar. Ahora estoy leyendo a Han Kang y me entretuve bastante, qué bueno que la leí después de lo que yo escribo, porque hay muchas cosas que me son parecidas. Pero yo debo decir que leo novelas, no autores, y esto sin ninguna pedantería.
Entonces, ¿cuáles son esos imprescindibles para usted?
Bestiario (N de la R: de Cortázar), me encanta. Me gustan mucho los primeros libros de García Márquez, desde Cien años de soledad hasta Crónica de una muerte anunciada, porque siempre las leo como si yo fuera un director y quisiera convertir esas historias en películas. Esa es la mirada que tengo, siempre que la he conservado, y a mí me parece que el realismo mágico es como eso también, porque tiene mucho de locura, de intimidad pero también de un humor visual increíble donde uno se atreve a entrar. Yo leo lo que llega, Pablo, lo que tengo en mis manos puedo acceder a leerlo. Voy a confesar algo: no soy el lector que todos pueden pensar, mi trabajo en televisión me dejó muchos libros sin leer, que los leo hoy día. Por ejemplo, estoy leyendo Los detectives salvajes, de Bolaño, me voy dando cuenta de que hay una riqueza enorme en los escritores que uno no se la puede farrear. De ahí a que yo me siento muy halagado, porque habiendo tanta competencia en la escritura uno da manotazos de abogado, logra sacar la cabeza a la orilla del mar, mantenerse a flote y no ahogarse.

En otro aspecto, ¿cómo ve la televisión actualmente?
Hoy día los cambios en la televisión son muy desfavorables en lo económico, entendiendo que cada día que uno entra al mundo de la competición tiene que invertir, y en ese sentido la situación de la televisión actual es mucho más cauta que antes, y la situación particular de TVN todavía mucho más. Yo viví la época de oro de TVN, soy medio sentimental y me pone muy triste digamos de ver una mole tan importante como TVN no esté funcionando a todo dar, esa es mi impresión. Pero también entiendo que las redes sociales han ido ganando su espacio, yo creo que la TV se está comiendo el 45% de las tortas publicitarias y el resto la saborean las redes sociales, y eso no es menor. Hay estadios de la población que literalmente no están viendo televisión y eso es como una daga que le clavan a uno que ama los medios audiovisuales. Entonces, no se trata de creer o no creer en la televisión, se trata de que la realidad ha ido siendo esquiva y cada vez va a comer menos de aquella torta publicitaria.

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