Gepe: “Mi inseguridad dejó de ser destructiva y hoy la traduje en una sensación de vértigo”
Uno de los cantautores más significativos del siglo XXI en Chile estuvo en el segmento Viernes de Culto de La Tercera, donde habló de los 20 años de su debut Gepinto, de cómo los errores de sus inicios definieron su trayectoria y de lo que escucha hoy, destacando a los chilenos Candelabro entre sus favoritos.

Gepe ha estado de aniversario. Y no cualquier efeméride de fecha redonda y celebración precisa.
Este 2025, el cantautor nacional ha conmemorado las dos décadas de su debut, Gepinto, no sólo su propia bisagra a la popularidad, sino que también un título que abrió las puertas hacia una fusión inédita de pop y guitarras acústicas, que entregó mayor protagonismo en el nuevo siglo a la figura del cantautor y cuya edición independiente demostró otro trayecto a espaldas de las multinacionales que empezaban su desplome.
Para festejarlo, el artista dio un reciente show en la Sala Master de la radio Universidad de Chile -el mismo espacio donde en 2005 se lanzó el álbum- y presentó un libro consagrado a los años de Gepinto, a cargo de Colectivo Abejorros.
De todo ello habló hace un par de días en el segmento Viernes de Culto, del programa Desde la Redacción de La Tercera.

-¿Cómo ha sido este recuerdo y la reinterpretación de Gepinto en un lugar como la Sala Master de la Universidad de Chile?
Hicimos el concierto de aniversario en el mismo lugar en que lanzamos el disco, lo cual nos hizo muchísimo sentido, dado que hicimos un primer intento de reinterpretar las canciones hace diez años, es decir, cuando se cumplían diez años del aniversario de Gepinto. Te podría decir, ya habiendo pasado tanto tiempo, que no resultó en ese sentido, no fue un mal concierto, pero creo yo que las canciones del disco reinterpretadas no funcionaron para nosotros, o por lo menos para mí. Ahora funciono más, lo que hicimos fue traer las canciones de hace 20 años a un hoy, y eso quiere decir hacerlas tal cual, no reinterpretarlas o reimaginarlas, sino que hacerlas tal cual, nota por nota. Por supuesto que mi voz cambió un poco, pero el resto se hizo tal cual y eso fue el mejor ejercicio, como de empatar un poco épocas.
-Cuando viajas a ese origen de hace 20 años, ¿con qué te encuentras? ¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos te gusta cuando ves a ese artista de 2005?
Partamos por lo que menos me gusta. Creo que al final los errores o los supuestos errores o esas inseguridades, que es lo que uno podría un poco decir, creo que finalmente dieron como resultado esto, que es un oficio, una carrera, un relato que lleva 20 años, así que la verdad te podría decir ahora que no me arrepiento de nada. Sí veía una persona que estaba un poco insegura, pero es natural, es normal, sobre todo tomando en cuenta mi personalidad, que he tratado de trabajar, pero bueno, en ese tiempo sí estaba muy cruda, esa cosa como introspección media obligada.

-¿Qué es lo que más te daba inseguridad en esa época? ¿Mostrar tus canciones?
Tal cual, mostrar, o sea, creo que las canciones sonaban bien para mí y para mis amiguitos, pero no sé qué pasaba si se las mostraba al resto; se iban a burlar y encontrar que eran pésimas, yo encontraba que no eran canciones todavía. Ahí me acuerdo de algo que tenía que ver con esa inseguridad más concreta: sentía que no eran canciones aún, por lo tanto, como que nunca iban a estar preparadas para que las escuchara el gran público.
“Y efectivamente era así, fue así, eran canciones incompletas, que la gente finalmente las entendió así, yo las entendí así y al día de hoy me parece que me da orgullo haber hecho canciones que son incompletas o más que incompletas, eran austeras. Medias como desprovistas, esa es la palabra, desprovistas, pero si tenían un corazón y un alma que se perpetúan el tiempo y por eso que hoy estamos orgullosamente haciendo un concierto aniversario de ese disco, incluso habiendo hecho un libro, así que contento, orgulloso por eso, supuestamente incompleto”.
-¿Cómo botaste esas inseguridades y el hecho de mostrar canciones te pareció más habitual?
Ya dejó de ser destructiva (la inseguridad), por ejemplo. Creo yo que en algún momento fue esa inseguridad la que me generó cierta angustia. Hoy por hoy me genera una sensación de vértigo, si se quiere, como obviamente yo ya he hecho diez discos y es demasiado encuentro yo, como cuando ya pasas el tercero es como ‘¿me irán a creer?’, ‘¿me irán a escuchar?’, ‘¿me irán a aceptar?’. Esa pregunta se ha ido perpetuando en el tiempo, felizmente, dado que he ido sacando discos y la gente se ha ido interesando igual y los medios. Sí, ese vértigo, creo que esa inseguridad la traduje en vértigo y no la puedo soltar tampoco, porque si no dejaría de ser yo. Bueno, de que la vida personal y la profesional se unan, es necesario, ¿cachai? Una le tiene que pasar sangre a la otra, tiene que haber un traspaso energético, porque si no, no se sobrevive bien.
Javiera Mena es la culpable
-¿Crees que Gepinto fue una bisagra para la escena, al fusionar algo casi impensado como folclor con pop, y al abrir una nueva ruta de apuestas independientes?
Creo que nadie lo sabe y nadie lo va a saber, si es que no lo decimos las personas que estuvimos ahí, que la persona que realmente fue bisagra ahí es la Javiera Mena. Ella dijo ‘yo acá escucho Stereolab, Inti-Illimani, Quila, Violeta y hago una canción, ¿cachai?’ Eso no se decía antes de ella. Ella lo dijo primero. Y no se dio cuenta.
“Pero realmente fue ella y claro, lo dijo con un desparpajo tal que ni siquiera ella se acuerda. O sea, no fue consciente de aquello y esa poca pretensión, ¿no? Pongámoslo en extracomillas igual, no sé, o esa naturalidad, fue un regalo para quienes tuvimos la suerte de escucharlo. Y yo hice uso de esa idea y me colgué de eso y, ah, ok, ya, chao, juntemos todo. Mezclemos todo. Y coincide con eso de que la industria cerró sus puertas y se fueron a no sé dónde, entonces era como una idea de ‘ok, no hay nada que perder, hagámoslo, si total, nadie nos va a escuchar’… creo”.

-Con las colaboraciones y con los distintos discos que salían en esa época, ¿estaban conscientes de estar creando una escena, algo importante, algo que estaba empezando a crecer?
Sí, todo lo anterior, pero relajado igual, también había un techo para todo esto, pero felizmente aún no llegaba, ¿no? Y yo diría que eso llegó hasta, o duró hasta el 2015, por ahí, el compartir y el colaborar así como en extremo, ¿no?
-¿Por qué hasta 2015?
No sé, es que no sé, es que me acuerdo la vez que fue extremo en que los shows de la Javiera (Mena) era el Pedropiedra y yo de banda, y después los shows del Alex Anwandter era, algún tiempo, fue la Javiera, o sea, en algunas canciones, yo en la batería, hasta hicimos un grupo con él, Alex y Daniel. No sé, como que nos aburrimos, o lo dejamos descansar un rato. No fue nada práctico tampoco, o sea, como que, ok, ya, basta.
-Partiendo desde Gepinto, tu carrera ha sido una escalada creativa donde cada disco es muy distinto al anterior. ¿Siempre fue la idea desmarcarte de lo que hiciste en el pasado? ¿O arrancar de ese sonido original?
La metodología que tuve, no sé si aún la he mantenido, en esos primeros tres, cuatro discos, era arrancar del anterior, ¿no? Entonces el Hungría, que fue mi segundo disco, arrancaba de Gepinto, porque se me decía que me parecía a tal o cual artista, por ahí nombraron al Víctor Jara, y yo le tengo tanto respeto al Víctor que no quisiera parecerme a él, ni que se me nombre ahí.

-Bueno, esencialmente porque no tenía mucho que ver sonoramente, ¿no?
Además, claro. Sí, entonces era como, ¿cómo arranco de eso? Bueno, agarro otra cosa, entonces me fui a Sade o Pet Shop Boys y me fui hasta Coldplay. Hay una canción que se llama Esgrima, que es la que abrió el disco Hungría, que tiene muchísimo que ver con algunas canciones de ese tiempo de Coldplay.
“Y eso, arrancar del otro, esa es la gran metodología al respecto que tenía yo en esos tiempos para hacer los discos. Y por eso es que, aparentemente, y quizás no tan aparentemente, uno suena tan distinto del otro”.
-Vas a estar en 2026 en Olmué y Lollapalooza. ¿Fue un objetivo también llegar a grandes festivales y amplificar tu arrastre?
Sí, queríamos llegar, queríamos, me meto en un grupo de gente también en eso, vamos de a poco, aprendamos a hacer canciones primero, aprendamos a hacer discos, aprendamos a tocar en vivo, aprendamos cómo se enchufan los cables, aprendamos a producir y después vamos llegando a más gente.
“Empezó a suceder desde cierto punto en adelante, yo te diría a partir del disco GP, pero del 2012 en adelante con ahí una canción que se llama Fruta y té, pero fue un proceso natural también, no había un afán de llegar a un público específico de una determinada manera, haciendo un determinado ritmo con una determinada letra, sino que sucedió nomás, fue un proceso orgánico de aprendizaje y claro, mantuvimos, mantenemos, mantengo, hasta ahora la máxima de que tratar de llegar a la mayor cantidad de gente de la manera más real posible y honesta”.
-¿Te gustó la experiencia del festival de Viña en el 2014? ¿La repetirías, por ejemplo?
Sin duda, me encantaría. Me encantaría lo de Viña, pero por ahora estamos con Olmué.
-¿Has perdonado, redimido o fortalecido a ese Gepe de hace 20 años?
Sí, porque en ese tiempo nadie de mis conocidos iba a terapia ni nada, ahora todos, por lo tanto, claro, uno empieza a hablar así como estás hablando tú, ¿no? Si uno empata o se pregunta, que ya me tiene un poco harto esa pregunta de ‘¿qué le dirías a tu yo chico?’ No, encuentro que es un despropósito esa pregunta, porque uno al final tiene que agradecer quién es para bien y para mal y, en fin, bueno, la verdad es que sí acepto el proceso, creo yo que esa es la palabra, como que acepto lo que sucedió, porque todos los errores y todas las veces que le achunté, me sirvió para construir algo de lo cual nadie me puede arrebatar nada, o sea, nadie me va a quitar lo que ya hicimos o lo que ya hice, tanto las canciones como el aprendizaje y la identidad y eso está bien, lo abrazo, lo acepto y vamos para adelante igual.

-¿En qué estás ahora musicalmente, sobre todo alguien tan inquieto como tú? ¿Te interesan fenómenos como Bad Bunny o Rosalía?
Sí, pero ya Bad Bunny es como Led Zeppelin a esta altura, es como un clásico, es muy inquieto él, pero la verdad que no lo he escuchado tanto, pero lo de Rosalía me pareció así, conservadurísimo, está rara su vuelta ahí, media far right, pero no sé, es un fenómeno así bien especial el de ella, me encantaron las canciones. La Perla para qué hablar, una cancionaza, es como que se emparenta con la ranchera. Preciosa.
“Yo creo que el rock, nunca había escuchado rock y ahora escucho, de hecho, por eso te nombré Led Zeppelin, porque lo venía escuchando este tiempo, hay un grupo nuevo gringo que se llama Geese, que tienen tres discos y me parece genial, porque son una mezcla de Wilco, Velvet Underground, Los Beatles, en fin, me parece como genial eso, siento que esa banda me encanta, pero también de acá hasta Candelabro, encuentro que está haciendo muchas cosas muy bonitas. Como que ellos lo están renovando de verdad, no, es que renovar tampoco es la palabra, están haciendo música con bajo, guitarra, batería, eso, y creo que les ha salido muy bien, tiene mucha personalidad, mucha identidad y sobre todo mucho futuro eso”.
*Ve aquí el programa completo Viernes de Culto con Gepe:
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