Por Felipe RetamalJuan Gabriel íntimo: cómo se hizo el documental más revelador sobre el ídolo
Juan Gabriel, debo, puedo y quiero, es la docuserie de Netflix que aborda a fondo la vida del “Divo de Juárez”. No solo recorre su vida, sino que presenta un trabajo de archivo, que incluye horas de grabaciones de la cámara personal del mismo artista. Hablan por primera vez la mujer que se convirtió en la madre de sus hijos e incluso los mismos retoños. Las productoras y la directora revelan a Culto, como construyeron el retrato más personal de la leyenda. “Él se grababa a un nivel en el que claramente se vulneraba frente a la cámara”.

Ni las llamativas chaquetas cubiertas de brillantes, ni los costosos muebles de las varias casas de las que era propietario. Si había un objeto especial para Juan Gabriel, era su cámara de video personal. Era el momento en que el “Divo de Juárez” dejaba ver a su alter ego, Alberto Aguilera. Se filmaba a sí mismo hablándose frente al espejo; la dejaba en su habitación mientras conversaba con amistades como Daniela Romo y Ana Gabriel; filmaba a sus hijos, cuan padre orgulloso, e incluso la dejaba a un costado mientras comía junto a su círculo más íntimo.
Esas horas de grabaciones, que extienden por décadas, quedaron acumulando polvo tras la muerte del ídolo mexicano, en agosto de 2016. Probablemente, muy consciente de su lugar como figura histórica, dejó ese ingente archivo audiovisual como un potencial proyecto póstumo. Ese material es el que sostiene la docuserie de 4 capítulos Juan Gabriel, debo, puedo y quiero, estrenada por la plataforma Netflix el 30 de octubre. Un esfuerzo por retratar al artista con sus propias imágenes y palabras.

Acceder al archivo de Juan Gabriel no fue sencillo. Ahí se desplegaron las gestiones encabezadas por las productoras Laura Woldenberg e Ivonne Gutiérrez. “Llevábamos ya muchísimos años intentando desde diferentes lados poder contar la historia de Juan Gabriel. Y finalmente, a inicios de 2023, le podemos presentar la propuesta creativa a la familia de Juan Gabriel”, dice la primera a Culto.
El plan que logró seducir a la familia, fue mostrar un retrato de Juan Gabriel, con sus luces y sombras. Y en especial, al hombre tras el personaje, a Alberto Aguilera desde su desdichada infancia y adolescencia en Ciudad Juarez, sus inicios cantando en el Noa Noa (el club al que dedicó su popular canción) con el alias de Adrián Luna, e incluso un breve paso por la cárcel de Lecumberri durante 18 meses por una falsa acusación de robo. Se ve su ascenso a la fama y su poderosa influencia en una generación de cantantes mexicanos. “Por un lado, queríamos preservar su legado y que nuevas generaciones puedan seguir admirando a este ícono de la cultura latinoamericana. Y por el otro, aportar con información nueva, que eso es conocer a Alberto Aguilera, que es la parte humana, la persona detrás del ídolo -dice Woldenberg-. Y con los claroscuros que cualquier persona tiene y entendiendo que es un humano con aciertos y con errores. Entonces, queríamos mostrar realmente como ese retrato íntimo. Y la familia lo entendió, la familia estuvo de acuerdo, se empezó a establecer una relación de confianza, hasta que nos dieron de pronto todos los archivos personales de Alberto Aguilera”.
Luego, las productoras debieron reunir el material. “Estaba repartido en diferentes bodegas guardados, empolvados, embalados, unos tapes incluso hasta con hongos. Fueron llegando a la oficina de la Ciudad de México porque estaban en diferentes lados. Y con todo este material valiosísimo, se decide hacer esta serie”, detalla Woldenberg.

El archivo es notable. Hay imágenes del “Divo de Juárez” desde los años setenta, entrevistas en programas de televisión, imágenes de sus vibrantes shows en palenques desde atrás del escenario, además de testimonios de sus cercanos. Asimismo, hay horas de grabación tomadas de la cámara personal de Alberto Aguilera, en que se accede a su mundo interior; sus conversaciones consigo mismo, su trabajo social con niños y las dedicadas decoraciones para cada una de sus casas. Fue la directora María José Cuevas quien dedicó intensos dos años al análisis de todo el material. “Teníamos la estructura de una línea cronológica de los momentos más importantes en la historia de Juan Gabriel, y esa era nuestra guía -dice a Culto-. Pero claro, al revisar el material, ahí era donde estábamos encontrando realmente como el alma y el corazón, y sobre todo, el diálogo de estos dos personajes; el personaje privado de Alberto Aguilera, desde sus videos caseros, versus el personaje público Juan Gabriel”.
Según la directora, esa cronología y el material sirvieron de eje para decidir lo que se incluía o no en la docuserie. “Eso te lo va dictando el mismo proceso de edición con Valeria Valenzuela, que es la editora. Eso nos permitió ir viendo cómo narramos y cómo empezamos a construir el alma de ambos personajes, Alberto y Juan Gabriel -detalla Cuevas-. Revisando el material entendíamos muchísimo más este este ídolo que todos conocemos, al conocer de dónde vienen sus canciones, de dónde vienen sus soledades”.
La productora Ivonne Gutiérrez marca un detalle que le llamó la atención al acceder a ese Juan Gabriel íntimo. “Definitivamente esta obsesión por grabarse -dice a Culto-. Fue algo que no esperábamos y creo que nadie sabía lo disciplinado y obsesivo que era con sus grabaciones. Sabíamos que algo había, pero no a este nivel. Y fue maravilloso empezar a ver cómo se grababa, incluso a veces él solo hablando a cámara. O grababa una comida, por ejemplo, donde ponía la cámara y la dejaba grabando ahí tres horas. Él se grababa a un nivel en el que claramente se vulneraba frente a la cámara. Creo que era un visionario de la conservación de la memoria”.

Otro punto que se debió zanjar fue el de los invitados a dar su testimonio. No fue fácil, porque hubo muchos que se acercaron y decían haber compartido alguna historia con él. “Creo que al inicio estábamos como un poco abrumadas de tanta gente alrededor de él con mucho ruido, que claramente no eran las personas más cercanas a él, pero nuestro radar siempre fue: bueno, hay que guiarnos por los archivos, los archivos nos van a ir dictando quiénes son las personas que son importantes para él. Ese fue un filtro súper importante para poder ir definiendo con quién hablar y con quién no”, explica Laura Woldenberg.

Eso permitió recoger testimonios exclusivos como el de Enrique Okamura, una de las personas que lo apoyó en sus inicios, y sorprende con la inclusión de Laura Salas, la mujer que fue elegida para ser la madre de los hijos del cantante. “Ella habló por primera vez”, dice Woldenberg. También sus hijos, Iván, Joan, Hans y Jean, accedieron a hablar por primera vez sobre su famoso padre. “Una vez que vieron que estábamos haciendo un trabajo muy respetuoso con sobre su papá, nos empezaron a dar mucho acceso a todos los archivos -agrega la productora-. Y eso, paralelamente, ya era evidente que estaban animados y que querían dar ya también entrevistas y participar en el proyecto”.
Por ello, en el equipo se muestran satisfechas con lo que lograron plasmar en los 4 episodios. “El resultado gustó mucho, porque se ve esa intimidad que queríamos lograr y se sienten un trabajo honesto también para el espectador”, dicen.
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