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Quiero envolverme en tus brazos: Daniela Romo, Yo no te pido la Luna y la historia de un clásico atrevido

Compuesta por los italianos Enzo Malepasso, Luigi Albertelli y Zucchero para competir en el Festival de San Remo, fue tomada por la cantante mexicana quien le cambió la letra. Acá revisamos su historia en el que día en que la estrella cumple 66 años.

Quiero envolverme en tus brazos: Daniela Romo, Yo no te pido la Luna y la historia de un clásico atrevido

Fue el hit que catapultó la carrera de Teresa Presmanes Corona, mejor conocida como Daniela Romo (1959). Una cantante mexicana que hasta 1984 se había hecho un nombre como actriz de culebrones. Pero de a poco comenzó a mostrarse como cantante; de hecho, en 1983 lanzó su primer disco homónimo con el legendario sello español Hispavox.

El álbum fue exitoso, y su sencillo principal Mentiras, se mantuvo por dos meses en el número 1 en México. Tanto así que incluso se presentó en el Festival de Viña de 1984.

Pero faltaba otro hit. El definitivo. Ese que separa al artista one-hit-wonder de la estrella cuyo nombre todos conocerán para siempre. Y para eso, Romo giró la cabeza y miró al otro lado del Atlántico. Tal como hizo en su momento Cecilia grabando un clásico de Domenico Modugno, Romo también apostó por una canción compuesta en Italia.

Daniela Romo

La elección no era al azar. Se trataba de un hit llamado Non voglio mica la luna, compuesto por el trío de Enzo Malepasso, Luigi Albertelli y Zucchero e interpretada por la artista italiana Fiordaliso para competir en el prestigioso Festival de San Remo 1983. No le fue mal, pues acabó en quinta posición.

Con el olfato agudo de Tina Galindo, su manager, Romo tomó la canción para cantarla en castellano. Pero no haría un simple traslado de su letra, sino que hizo una adaptación. La canción original hablaba de una mujer que quiere escapar de una relación para ser libre. “Quisiera dos alas de planeador, para volar cada vez más lejos. Y una cabaña sobre el río, para limpiarme en paz mis plumas”, canta la italiana.

Pero la letra de la cantante mexicana era más atrevida. Era una abierta declaración de amor. Rotundo, gigante. “Quiero envolverme en tus brazos, que no quede entre tú y yo un espacio. Ser el sabor de tu boca, y llenarme toda con tu aroma. Ser confidente y saber por dentro quien eres tú”. Era todo lo contrario a la idea primigenia. Era lanzarse de lleno a una aventura.

Daniela-Romo

Por años se especuló que a la persona que le dedicó dicha letra tan demostrativa no era a un hombre, sino a una mujer. A su manager Tina Galindo. Ninguna de las dos lo confirmó nunca, pero a la muerte de Galindo, en 2024, Romo tuvo palabras cariñosas hacia ella.

“Ha estado conmigo 44 años. Hemos hecho todo en la vida juntas y es un ser más que importante para mí. Estoy con ella, además de una admiración gigantesca porque tiene una fuerza y es maravillosa persona… Lo que pasa es que ahora no puede andar de arriba para abajo como andábamos antes, pero eso no importa, es lo de menos, tenerla cerca me alienta, el que lla me supervise mis cosas, como siempre ha sido, es la jefa, con eso tengo, la adoro con todo mi ser”, dijo ese año.

Como sea, en 1984 Daniela Romo se anotó un hit mayúsculo con Yo no te pido la luna, una canción que sonó y sigue sonando en todas las casas de Latinoamérica a la hora del aseo o del almuerzo. O a toda hora. Incluso, artistas como Javiera Mena, Soledad o Sergio Dalma la han interpretado en sus respectivos lenguajes. Había nacido una estrella.

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