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Y ahora estoy aquí: Shakira deslumbra en su regreso a Chile entre hits, despecho y amor propio

La estrella colombiana regresó al país en una nueva pasada de su exitosa gira Las mujeres ya no lloran world tour. Un show que se concentra en repasar lo mejor de su repertorio, sazonado con mensajes de apoyo emocional. Abundan los guiños a la vida personal en un espectáculo que gira absolutamente en torno a una estrella que se muestra tan grandiosa como vulnerable.

Shakira en Chile Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

“Bienvenida manada, rezaba el saludo estampado en el acceso principal al recinto del Parque Estadio Nacional. Como para dejar en claro que se trata de un show de Shakira, una experiencia a fondo cruzada por el sentimiento de pertenencia.

Este retorno al país, a menos de un año, se pactó desde el principio. A diferencia de su pasada de marzo y abril, que tuvo una cierta sensación de revancha, lo de la noche del sábado 22 tuvo una previa mucho más sosegada. Incluso sumando buenas nuevas, como el hecho de que el regreso Shakira a la carretera ha resultado un éxito. En mayo un listado de Billboard la posicionó como la única latina entre las 10 giras más exitosas en lo que va del 2025.

Shakira en Chile Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

Un logro asentado en la potencia de su marca y la manera en que se ha reinventado, a partes iguales entre una estrella de la música y una influencer. Ha cruzado sin tapujos su vida privada hacia su obra, haciendo de su discurso motivacional y empoderamiento femenino un eje de su espectáculo.

El montaje del show ofrecía en la zona de acceso la posibilidad de tomarse fotos junto a imágenes de gran tamaño de la colombiana. Además, se le veía sonriendo en los anuncios publicitarios de los sponsors e incluso en los avisos que se ubicaron en el metro. Todo giraba sobre Shakira.

Tal como se ha visto en los conciertos Las mujeres ya no lloran world tour, Shakira se hace acompañar en su caminata hacia el escenario, ya cerca de las 22:00 horas. Un momento que le permite pasear cerca del público, principalmente femenino -también muchas niñas-, y darse un baño de calor popular antes de subir al escenario e iniciar con La Fuerte, en clave techno. “Gracias Santiago por esperarme, definitivamente no hay mejor reencuentro que el de una lobita con su manada chilena”, saludó.

Shakira en Chile Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

La colombiana presenta un show estructurado en momentos, marcados con cambios de ropa y diferentes disposiciones en escena; acompañada por sus bailarinas, en otros tramos por sus bailarines, también se cuelga una guitarra para cantar Inevitable, alternando entre su material más clásico del tipo Las de la intuición y Estoy aquí, con temas más recientes como TQG y Te felicito.

En ese cruce de su vida con su obra, Shakira desarrolla una propuesta que incluso suma en pantalla la participación de sus hijos, Milan y Sasha, al cantar parte de Acróstico. Un detalle que apela a la maternidad y le habla directo a la espectadora que asistió al show con alguna retoña, de alguna forma, equiparando su situación con el de una mujer común. También repite la idea de la autoayuda y de la resiliencia, como apelando a las experiencias de su público. “El amor por otro es bonito, pero es más bonito el amor propio”, dice antes de cantar Soltera.

Otro detalle del show está en el uso de los recursos audiovisuales. Lo más obvio es como separador de segmentos que permiten los cambios de ropa de la artista. Son piezas en alta definición, que apelan a muchas imágenes de la naturaleza; lobas, sirenas, cataratas. Asimismo, la transmisión en las pantallas despliega tomas y secuencias más propias de videoclips que de un concierto; al cantar el hit Hips don’t lie, la estrella despliega casi los mismos pasos del videoclip, en un guiño a esos años de expansión en el mercado estadounidense.

Shakira en Chile Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

Shakira se permite, asimismo, algunas variaciones en el repertorio, como en la introducción a guitarra de Monotonía, o la relectura del arreglo de Ojos así, algo más etérea y oriental que la original. Casi de inmediato pasa a un breve segmento en que interpreta dos clásicos de los viejos tiempos, ante el coreo masivo de la fanaticada. Con guitarra, hace Pies descalzos, sueños blancos y Antología, de alta respuesta del público, como remarcando su empeño inicial por mostrarse como compositora, que a veces se pierde entre tanta faramalla escénica.

El segmento final, que no escatima en luces, confeti, fuegos y cambios de vestuario, revisita los territorios artísticos de Shakira, desde Día de enero a Suerte (Whenever, Wherever), cerrando con She Wolf y la BZRP Music Sessions #53 que ha ocupado un lugar destacado entre la subcategoría de canciones de despecho, suficientemente actual para la generación Z y convincente para los millenials. Shakira, alcanza para todos.

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