Harry Potter y el Legado Maldito, una obra de US$ 68,5 millones

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El montaje se estrena el domingo en Broadway, y es la pieza no musical más cara de la historia. Se presentará en dos partes y 5 horas en total.


Los números de Harry Potter, indefectiblemente, tienden a lo superlativo. La historia del niño mago es la saga literaria más popular de la historia, con ventas por 500 millones de libros en decenas de idiomas. La franquicia cinematográfica recaudó 7.700 millones de dólares. Y a 11 años del fin de la serie, la obra de JK Rowling aún rompe marcas, ahora desde el teatro: el montaje de Harry Potter y el legado maldito debuta el domingo en Nueva York como la obra no musical más cara de Broadway; su producción costó US$ 68,5 millones.

Harry Potter y el legado maldito es la primera puesta en escena teatral del universo de Hogwarts. Escrita por Jack Thorne sobre una idea de Rowling, John Tiffany y el mismo Thorne, la pieza desembarca en Nueva York luego de estrenarse con éxito en 2016 en Londres: estuvo 22 meses en cartelera y el año pasado consiguió nueve premios Olivier, que distinguen a lo mejor del teatro en el Reino Unido.

El montaje considera un tren en escena que simula movimiento, réplicas de lechuzas que vuelan, y un sofisticado sistema de luz y efectos especiales, así como una banda sonora creada por la compositora británica Imogen Heap.

La gran apuesta

Los costos de producción de Harry Potter y el legado maldito superan con creces el promedio de las obras de Broadway. El presupuesto medio de un musical bordea los US$ 3 millones, y los más elaborados suelen rondar los US$ 25 millones; el más caro de la historia es el musical de Spiderman, que superó los US$ 75 millones y dejó los escenarios en 2014.

En el caso de Harry Potter, US$ 35,5 millones fueron destinados a la puesta en escena, que cuenta con un elenco de 40 actores, 26 personas dedicadas a aspectos técnicos y otros 16 empleados a cargo de vestuario, peluquería y maquillaje.

Otros US$ 33 millones fueron invertidos en la renovación del Lyric Theatre, donde se presentará la obra.

La sala es una de las más grandes de Broadway y fue remodelada para evocar una antigua sala de ópera, con techo abovedado. Se redujeron las butacas de 1.900 a 1.600, para facilitar el "ambiente de intimidad que requiere el montaje", según la producción.

Antes de ello, eso sí, los productores debieron persuadir al Cirque du Soleil de abandonar al espacio, donde la compañía canadiense presentaban su show Paramour, así como desembolsar una indemnización de US$ 23 millones, según publicó The New York Times.

Se trata de un espectáculo inusualmente grande (se contrataron 220 personas para el montaje de escenografía y luces) y extenso: una obra en dos partes de cinco horas en total.

Evidentemente es la gran apuesta de Broadway este año. "Harry Potter es una de las marcas más populares de la historia", dijo al mismo diario Tom Viertek, director ejecutivo del Commercial Theater Institute.

En la primera semana de abril, la obra recaudó US$ 2,1 millones, y en las funciones previas al estreno -donde los actores afinan el montaje y corrigen errores- los fans han ocupado hasta la última butaca.

JK Rowling y los autores acordaron recibir el 31 por ciento de la taquilla, cifra que crecería al 41 por ciento dependiendo de las ventas. Cada parte de la obra tendrá tickets promedio de US$ 165, con un máximo de US$ 300 y un mínimo de US$ 40.

La obra se ambienta 20 años después de la última novela de la saga, Harry Potter y las reliquias de la muerte. El protagonista es Albus Severus Potter, el menor de los tres hijos de Harry y Ginny Weasley.

Potter padre ahora tiene 37 años, es empleado del Ministerio de la Magia y, a dos décadas de la muerte de Voldemort, su hijo Albus está a punto de partir Hogwarts.

Una vez en la Academia, Albus se enfrentará a la difícil herencia de ser hijo de Harry, lo que lo llevará a conflictos con su padre y a bordear el lado oscuro.

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