Ana Albornoz, alcaldesa de la golpeada Santa Juana: “La situación es caótica, porque el fuego no para”

La autoridad comunal de una de las zonas más afectadas por los incendios forestales relata que la situación en el sector es insostenible y recalca lo necesaria que es la ayuda, pues los pronósticos dan cuenta de que el siniestro seguirá debido a las condiciones climáticas.


Santa Juana, comuna de la Región de Biobío, ha sido una de las zonas más afectadas por los incendios forestales que arrecian en la zona centro-norte del territorio nacional. Un ejemplo: desde que las llamas se tomaron el sector se han quemado más 75 mil hectáreas. Además, el 50% de las viviendas en las zonas rurales han sido destruido por las llamas.

La alcaldesa Ana Albornoz (Ind.) relata que el panorama es desastroso: “Toda esta situación hace que parezca que a nuestro pueblo le haya caído una bomba atómica, porque hay gente quemada, enferma y no resisten más”.

La comuna, según el último censo, cuenta con 14.779 habitantes, distribuidos en 731,2 km2, y el 26% de la población está en el rango etario entre 45 y 64 años. Además, según la encuesta Casen de 2017, el 22,6% de las personas vive en hogares carentes de servicios básicos y el 14% en hacinamiento. Y según el DEIS, dependiente del Ministerio de Salud, cuenta con un establecimiento de salud de baja complejidad y seis postas rurales, mientras que la tasa de natalidad llega a 12,2% por cada 1.000 habitantes y la de mortalidad llega 6,7%.

Albornoz, que fue elegida en 2021 con el 44,22% de los votos (2.851), recuerda que los vecinos del sector ya pasaron por un incendio grande el pasado 30 de diciembre. En ese contexto, afirma que “estábamos empezando a levantar las casas de emergencia y llega otro incendio más grande que nos quema todo lo que hay. A nosotros aún nos queda recuperarnos psicológicamente”.

¿Cuál es el panorama actual?

Seguimos combatiendo el incendio, además, este martes en la tarde nos avisaron que se reactivó y la gente ya está cansada y agotada. Entonces, la situación es caótica, porque el fuego no para, y se anunciaron nuevos vientos y se supone que va a traer nuevas llamas.

Lo que hemos aprendido de catástrofe dice que primero hay que contener la emergencia, pero nuestro territorio es tan grande y rural que ya hay gente que se le quemó la casa, entonces igual hay que atenderlos, de hecho, hay muchas personas con quemaduras menores. Por eso, tenemos que desdoblarnos, contener la emergencia y, además, controlar el incendio, pues no queremos que sigan muriendo personas.

¿Cuántos fallecidos hay confirmados?

Tenemos 13. Somos la comuna que más muertos tiene (en este evento incendiario)... Pero aún tenemos personas desaparecidas.

¿Cuáles son las dificultades para combatir el incendio en una zona rural?

Es horriblemente más difícil combatir un incendio en una zona rural que urbana. Es difícil ubicar las vías de evacuación y hay caminos que son imposibles de pasar. Entonces, hay gente que no ha recibido ayuda y las personas reclaman que están solas. Yo les digo que ellos son mis héroes y heroínas, porque ellos solitos han defendido sus casas y su vida. Igual queremos que entiendan que cuando el fuego llega tienen que arrancar. Yo estuve a punto de morir, estaba evacuando gente con otros funcionarios municipales cuando llegó un viento fuerte y se nos metió el humo por las vías respiratorias, y como no se ve nada, uno se paraliza. Si uno no se calma, se muere.

La comuna pasó por otros incendios forestales en diciembre...

Nosotros tuvimos un incendio el 30 de diciembre, y ese incendio provocó que cinco sectores rurales fueran arrasados por el fuego. En esa oportunidad se nos quemaron una escuela, una sede social, varios puentes y más de 50 casas.

Y en menos de dos meses vuelven a tener otro incendio grande. ¿Qué se hace?

Es una situación psicológica muy compleja, porque estábamos empezando a levantar las casas de emergencia y llega otro incendio más grande que nos quema todo lo que hay. A nosotros aún nos queda recuperarnos psicológicamente, por eso le dije al Presidente (Gabriel Boric) que nos tiene que enviar ayuda primero, porque si no esto va a matar a nuestro pueblo, pues ya no sienten esperanza y se sienten solos. No es que el municipio o el gobierno no quieran ayudar, pero se está quemando todo Chile. Igual, nosotros fuimos los últimos, los olvidados. Las casas están rodeadas de cultivo forestal y con desechos altamente inflamables, y además tenemos gente que está intencionando los focos de incendios. Toda esta situación hace que parezca que a nuestro pueblo le haya caído una bomba atómica, porque hay gente quemada, enferma y no resisten más psicológicamente.

¿Cómo lo están viendo ahora que ya recibieron las primeras ayudas?

Hoy quisimos visibilizar la situación de que estaban llegando las primeras ayudas para que a ellos les subiera la moral. Si vas al sector rural te encuentras con que la gente está desesperanzada y el panorama es desolador. Está todo negro, la gente está sin ninguna posibilidad de conectividad. Ahora estamos trabajando con todos los gerentes de las grandes empresas para que de verdad se preocupen de las personas.

¿Cómo están los vecinos?

Hay una cuestión que tiene que entenderse: Santa Juana no es Viña y tampoco es Santiago. Santa Juana es un municipio que tiene 300 funcionarios, donde solo 60 son de planta. Los otros son a honorarios y ganan muy poco. Entonces, esos funcionarios son los que han estado soportando esta emergencia y la mitad ha sufrido pérdidas graves: algunos perdieron sus casas, otros perdieron las casas de sus familias, sus cosechas, porque aquí desde la alcaldesa hasta el último funcionario tiene un huerto. Nosotros nos definimos así. Ahora, ¿dónde van a trabajar? También estamos ayudando a las personas del campo que están en una crisis económica horrible. No vamos a tener nuestra matriz productiva, porque se murió.

La escuela que se quemó, ¿cuál era?

La de Colico Alto es una escuelita que nosotros habíamos potenciado. De hecho, los alumnos habían ido a La Moneda, habían conocido al ministro, porque queríamos que los niños tuvieran esperanza de una mejor educación. Estábamos mejorando la educación matemática, la educación socioafectiva e íbamos ahí con tanto empuje, felices. También los estábamos motivando para que estudiaran en el liceo y en la universidad para pelear la deserción escolar, pero luego el incendio quemó toda la escuela.

¿Alcanzarán a reconstruirse antes de marzo?

Con el subsecretario estamos viendo ahora cómo hacer una escuela modular para poder empezar a aprender. Necesitamos esa escuela. Queda lejos de la otra región. La mayoría de los sectores iba a la escuela Colico Alto, pero para empezar a construir tenemos que apagar el incendio y en Colico Alto fallecieron personas y es un sector completamente arrasado.

Nosotros confiamos en el subsecretario. Le explicamos la situación y el drama que vive la comunidad. Sirve mucho que la comunidad venga. Ni una de las palabras que decimos es exageración.

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