Buonanotte: "Ojalá que la vida me devuelva a mi papá"

Diego Buonanotte

El ex River Plate, Málaga, Pachuca y AEK Atenas, hoy uno de los pilares del líder del fútbol chileno, pasa sus días en una agotadora rutina entre Chile, Argentina, canchas y doctores. El coma de ocho meses de su padre, de todas formas, no le ha impedido seguir rindiendo en el sólido cuadro cruzado, donde es titular indiscutido cumpliendo nuevas funciones. Confiesa, eso sí, que todo es agotador.



Diego Buonanotte (30), el Enano cruzado que se pasea como en el patio de su casa por San Carlos, se emociona al hablar de su padre, Mario Buonanotte. A ratos le tiembla la voz y se le humedecen los ojos. No fue en River ni en el Málaga, sino que en Católica donde le toca vivir uno de los momentos más duros de su vida: el accidente cerebrovascular que desde hace casi ocho meses tiene en coma a su progenitor. Aún con esa pesada mochila se las ha arreglado para seguir adelante con el apoyo de su familia y el club, y, fecha a fecha, ser estandarte de una UC que cierra la primera rueda como puntera. Con esa misma entereza que lo tiene en pie enfrentando el torneo, Diego atiende a La Tercera. Y no rehúye a nada.

¿A qué atribuye la regularidad que han encontrado?

Pasa en todos los equipos del mundo. Hay veces que las cosas no salen, momentos. Los jugadores no somos robots, no podemos mantener siempre el nivel. El año pasado no se hicieron las cosas bien y ahora el equipo se está encontrando y las cosas salen.

¿Cambió mucho con Beñat?

Es que no es que haya un entrenador que tenga la fórmula perfecta ni que otro haga lo peor. Muchas veces pensamos en lo del año pasado y dices: "¿por qué no entraba?". Pegaba en el palo o te pasaba como al Huaso, que tiró un despeje y la clavó al ángulo en contra.

¿Por qué Salas terminó así?

Son momentos, y a veces las cosas salen y otras no. El fútbol es así.

¿Qué le aportó Salas?

Más allá de lo que es como DT, que quedó demostrado que es un grande a pesar de la campaña del 2017, a mí me quedó lo humano. Es una persona muy fanática de lo que hace, que a veces hasta le jugaba una mala pasada, porque se volvía demasiado intenso. Yo me quedé con el mejor recuerdo. Seguimos en contacto. Es una persona sensacional, que a mí me ha enseñado mucho y siempre le estaré agradecido. Pero no por hacerme jugar, si no que por lo demás. Conmigo se portó 11 puntos.

¿Se imaginaba esta campaña?

Es que si vemos al año pasado, empezar 2018 de esta forma y llegar a mitad de torneo estando punteros, no lo esperábamos. Pero confiábamos que un cambio de aire iba a hacer bien. Cuando llega un DT nuevo, la mayoría que no tenía continuidad, renueva ilusión, expectativas y esperanza. Estamos todos a pie de cañón.

¿Siente que deben reforzarse?

No me corresponde decirlo. Hay un delantero muy bueno que es David. Y, ya sabe, ahora yo soy 9...

¿Es muy difícil repetir un fiato como el que tenía con Castillo?

Son momentos también. Nos salió todo. Se me hizo mucho más fácil jugar con un delantero así, y me pude adaptar a él. Y así tenía que ser porque él es un súper goleador. Nos complementamos bien. Ojalá que algún día nos encontremos. Va a ser difícil porque Nico cada día va más para arriba y a mí ya se me está terminando.

¿Fue su mejor dupla?

Sí, puede ser que sí. En River jugué con muchísimos jugadores, como Falcao, pero se rotó mucho. Seguramente Nico fue el 9 con el que mejor me llevé.

¿Sería un fracaso perder el torneo con esta ventaja?

Falta muchísimo. Si me pongo a pensar lo que pueda pasar sería descabellado. Sólo pienso en tomarnos unos días de vacaciones, que nos vendrán muy bien.

¿El mejor de la primera rueda?

Católica. Por algo estamos punteros. Es muy difícil mantenerse 15 fechas arriba si juegas mal.

¿Y los que opinan lo contrario?

Hay diferentes opiniones y eso es lo lindo que tiene el fútbol. Trato de salir de la práctica y hablar de cualquier otra cosa porque donde vas, alguien opina, como el portero de un edificio que me dijo: "Diego, ¿por qué no pateaste abajo?". El fútbol tiene opiniones y respeto mucho a los que dicen: "La UC juega mal, se defiende". También respeto al que dice que otro equipo juega bien. Mi pensamiento es que si estamos ahí es por algo.

¿Con quién pelearán el título?

No me gusta hablar de los demás equipos. Los respeto a todos. Hay que tener cuidado.

¿Qué les falta por mejorar?

Beñat nos mostró el partido con la U de Conce y uno ve que tiene que mejorar muchísimo. En la parte defensiva, en la ofensiva, en el mediocampo, en la movilidad, en no fallar en la definición que después se paga. Tenemos que generar más volumen de juego, más situaciones de gol, por la calidad de jugadores que tenemos.

¿Le gusta como juega la UC?

Sí. Si estamos punteros es por algo. Hay diferentes formas de verlo. Puedo sugerirle a mis compañeros de ofensiva que tenemos que mejorar, como un defensa me tiene que decir que mejoremos otra cosa. Hay ganas y margen.

¿Alcanza para ser campeón?

No lo sé. Hasta la primera ronda nos dio para estar punteros. Después, quién sabe. El fútbol es muy parejo. No hay equipos, salvo en España, que saquen tanta ventaja. Tenemos que seguir por este camino, pero no sé si alcanzará, puede que sí. Lo claro es que hay que seguir mejorando.

¿Cómo lo hace para abstraerse de la situación de su padre?

Lo que más me gusta hacer es jugar, es lo que me mantiene, no sé si con fuerza, pero sí en pie. Venir, entrenar, pasarla bien, estar con mis hijos… Los permisos que me dio el club… Hubiese sido mucho más fácil para mí pedir un poco más de permiso, quedarme más días allá. Pero a mí también me dan fuerza mis hijos. La peor parte se la lleva mi vieja, que es la que está todo el tiempo con papá. Muchas veces digo que la vida continúa, tenemos que seguir con nuestras cosas, nuestra rutina.

¿Se puede?

Te cuento algo: tengo dos hermanas. La mayor tiene dos hijos. Y a la menor le va a nacer su hijo en un mes. Y ella a lo mejor no entiende eso de que la vida continúa. Porque nosotros, los que somos papás, nos ocupamos de nuestros hijos. Y le digo: "Cuando nazca tu hijo te vas a dar cuenta que también tienes que ocuparte del tuyo". Hay que ocuparse de todo un poco y es lo que me mantiene acá: con mis hijos, jugando al fútbol en el club que tan bien me hace. Agarro fuerza en la semana, juego y después viajo a ver a mi papá y mi mamá.

¿Cansa esa rutina?

Todo esto es cansador, pero es lo que hay que hacer.

¿Ha pensado en dejar todo?

Católica se ha portado muy bien. Si el club no me hubiese permitido hacer las cosas que hice, no sé qué hubiese pasado, porque es mi papá. Y más allá que tengo una obligación y un trabajo, me hubiese sentado a hablarlo de otra manera para tomar otra solución. Pero como me lo permitieron, siempre traté de cumplir. Y no lo hago ahora porque el equipo va puntero. El semestre pasado cuando la cosa iba tan mal hice lo mismo. Cuando pasó todo esto volví y puse la cara en un momento en que hubiese sido mucho más fácil decir que me quedaba con mi papá. Pero vine por el club, por mis compañeros y especialmente por Mario, porque necesitaba dar la cara por él. Y se lo dije que estaba ahí por él, porque era su último partido, en una situación muy fea. Estoy agradecido del club y trato de demostrarlo con responsabilidad, siendo profesional, cumpliendo con lo que tengo que hacer, dando lo mejor y tratando de hacer goles.

¿El hincha lo apoya?

Estoy agradecido de la gente y pienso que el cariño que me tiene es demasiado para el tiempo que llevo en el club. Quizás la gente también ve lo que demuestro en cada partido. Porque puedes errar un gol, puedes jugar mal, pero las ganas no pueden faltar. En mí eso nunca falta.

¿Ha sido lo más duro que le ha tocado vivir?

Estoy un poco acostumbrado. Cuando tuve el accidente fue muy duro y lo sigue siendo, pero uno se acostumbra a convivir con algunas circunstancias que tocan. Lo de mi papá me cayó muy duro, por la forma que es él, por la relación que tenemos, por el cuidado que él tenía. Es deportista, tiene 62 años y jugaba tres veces a la semana a la pelota, jugaba pádel, salía a caminar con mi mamá, comía ensaladita. Y uno dice: "Me parece muy injusto". Pero es la vida, y es justamente el pensamiento que hoy tengo y que no sé si me deja tranquilo, pero sí creo que disfruté a mi viejo muchísimo. Ojalá que la vida me lo devuelva a mí, a mis hermanas y mi vieja, porque lo necesitamos muchísimo. Mis hijos me preguntan todos los días por el abuelo. La verdad es que es duro, porque, por ejemplo, el nene mío, es una enfermedad que tiene con mi papá, y mi papá también con él. Mi viejo le enseñó a patear, es zurdo. Le enseñó a caminar, a cabecear, a gambetear unos conos y hoy mi hijo extraña eso. Cuando estoy en Argentina me envía audios donde le manda mensajes al abuelo para volver a jugar a la pelota. Entonces, es muy duro. Pero hay que tratar de seguir, son obstáculos que uno dice ¿por qué? Y no sabemos. Me tocó a mí, a mi papá, a mi familia y hay que poner el pecho.

¿Extraña sus consejos?

Sí. Siempre lo hablo con el sicólogo del club, con Sergio Villarroel, porque mi papá sabía bien que antes o después de los partidos me mandaba un mensaje o me llamaba. Y me decía qué tenía que hacer. Hasta el día que le pasó lo que le pasó, el 12 de octubre de 2017. Hasta ahí me mandaba mensajes diciéndo: "No te vi bien, no hiciste esto o lo otro". Extraño muchísimo eso y también extraño mucho manejar algunas cosas que van pasando en el día a día. A veces salgo enojado de un partido o un entrenamiento, caliente, como se dice, y así uno hace cosas que no quiere hacer. Y extraño llamarlo y preguntarle: "¿Qué hago ahora que estoy caliente y quiero mandar todo a la…?". Y en esos momentos, él me daba una tranquilidad, más allá de que yo sea igual a él.

¿Es como un consejero?

Extraño mucho eso, pero repito: hoy la vida nos puso en este lugar y de alguna forma tenemos que salir adelante. Y ojalá que mi viejo pueda volver a estar con nosotros. Yo sigo confiando que si pasó tanto tiempo y él sigue ahí, es por algo. La esperanza, el deseo, la ilusión que tenemos de que mi viejo vuelva, está en la cabeza de cada uno de nosotros.

De vuelta a la cancha, ¿le acomodan sus nuevas posiciones?

Me gusta, porque un jugador tiene que tener la capacidad y la inteligencia de adaptarse a lo que el equipo y el técnico necesitan. Obviamente, de lateral no podría jugar, de central menos. Pero se necesita una adaptación. No es que mañana me digan: "Te vamos a poner de 9 y tienes que meter dos goles". No, necesito adaptación para conocer el puesto, saber de sus movimientos. He jugado en muchos puestos este año, me ha venido bien y me gusta mucho.

¿Prefiere ahí o de enganche?

Mi posición es enganche, o media punta. He jugado por izquierda, tanto acá como en River. En España jugué por derecha también. Me adapto a todas las posiciones. Después, si me dices, yo elijo alguna, pero no le diré al entrenador: "Ponme acá".

¿Pero se conversa?

Obvio que sí, porque muchas veces el entrenador necesita saber lo que piensa el jugador. Hemos hablado y él sabe dónde juego. Pero también él ve que el equipo necesita que juegue en otra posición y ahí estoy al pie de cañón.

¿Qué ha aprendido con Beñat?

Vas aprendiendo diferentes cosas de acuerdo a la posición. Beñat quiere que yo juegue por izquierda, me fue enseñando cosas. Porque a pesar de que uno ya es grande, puede aprender. Hay que saber escuchar y aceptar lo que te dice el otro. Y eso que he tenido entrenadores muy malos. No en lo futbolístico, sino que en los tratos, las relaciones, la falta de educación. Y también he aprendido que eso no se hace. Aprendo de todos.

¿De cuáles tuvo en la UC?

De los buenos, siempre.

Falta mucho, pero ¿le gustaría retirarse en la UC?

Uf. Es que no sé hasta cuándo voy a jugar. Pero, ¿por qué no? Es un lugar del que uno se enamora. Desde que llegué me sentí muy cómodo y querido, muy respetado en lo humano. A lo mejor el semestre que viene no juego porque llega uno mejor que yo, pero no voy a cambiar mi forma de pensar y decir que me quiero ir. Lo del retiro acá, no sé, me gustaría, por qué no.

¿Se imagina haciendo su vida en el país?

Y por qué no vivir en Chile. Es un país muy lindo. La educación que tiene la gente es muy difícil de encontrar. Uno vive con una tranquilidad muy grande. Siempre digo que en Argentina el fútbol es muy lindo, pero lo que se vive fuera del fútbol no ayuda mucho. La gente es más que fanática y ese fanatismo después termina generando violencia. En Argentina pierdes un partido y no puedes salir a la calle. Y acá eso no pasa. Habla bien de cómo es el chileno.

Gorosito, Acosta… grandes argentinos en la UC, ¿se siente a la par?

No, esos son grandes de verdad. Tuve a Pipo de entrenador en River. Es una persona espectacular. Mi papá siempre me habló de él. Mi papá era hincha de San Lorenzo… Imagínate lo que son para él el Pipo y Beto, unos ídolos. Recuerdo el día que llamé a mi papá y le dije que tenía la posibilidad de venirme a la UC. Me dijo que no lo dudara, me decía: "Ahí jugó el Pipo y el Beto, así que anda". Ojalá que uno pueda llegar a ser un pedacito de lo que fueron ellos.

Usted lo ha vivido, ¿lo que pasa en la cancha, queda en la cancha? Se lo pregunto por lo de Orión y Beausejour en el Superclásico.

No sé. La verdad es que no sé qué pasó. Me parecen los dos grandes personas. No soy quién para hablar y opinar lo que le pase a los demás. A mí me pasó con un jugador de Colo Colo. Yo creo mucho en el jugador de fútbol, en la persona, en el respeto. Después, pasado de revoluciones uno se excede un poco. Porque a mí me pasó con ese jugador de Colo Colo y no lo comparto, no voy a compartir nunca lo que él me dijo, pero puede pasar.

¿Es bueno denunciarlo entonces?

No sé. Yo salí de ese partido y a la primera persona que vi, le dije: "Esto se tiene que saber". Porque no pueden pasar estas cosas, porque ya nos estamos metiendo con temas personales. En un partido, uno siempre intenta sacar ventaja de alguna forma, porque el fútbol tiene esa picardía. Pero ya meterse con cosas personales y dolorosas, yo no lo comparto, no lo haría nunca. Prefiero perder un partido y no hacer una cosa así, pero bueno, eso después pasa por la educación que tiene cada uno.

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