La frustrada llegada de Eduardo Vargas a Universidad de Chile dejó varios heridos dentro de la institución estudiantil. Situaciones que no han sanado del todo y que tienen a Gustavo Álvarez como protagonista.

El técnico del sublíder del fútbol chileno fue uno de los que más se la jugó por repatriar a Turboman, pues veía en el integrante de la Generación Dorada una solución al gran problema que tiene su oncena: la falta de gol. Dilema que el adiestrador argentino detectó en la campaña del año pasado y que intentó resolver, sin éxito, con la llegada de Rodrigo Contreras y Lucas Di Yorio.

De hecho, éste último sólo es contratado por Azul Azul cuando no se llega a un acuerdo con Vargas en el mercado veraniego, pero siempre la prioridad la tuvo el nacido en Renca. Por eso, Álvarez pujó con fuerza para que el seleccionado chileno retornara al Centro Deportivo Azul durante este semestre y hasta dejó su habitual reserva de lado, para pedirlo públicamente hace algunas semanas.

No obstante, las partes no llegaron a un acuerdo y aunque el transandino le bajó el perfil en rueda de prensa, cuentan en el CDA, que sí hizo sentir su molestia al gerente técnico de Azul Azul, Manuel Mayo. Y la respuesta fue inmediata, el cerebro de la sociedad anónima cerró la contratación de Sebastián Rodríguez: el volante que Mayo siempre quiso traer para relevar a Marcelo Díaz.

Álvarez no cede y presiona a la U para traer un delantero

Poco a poco se fue acrecentando el conflicto en La Cisterna. Vargas firmó por Audax Italiano, el “ensayo” ante Guaraní en Paraguay no resultó, Lucas Di Yorio se lesionó y Cobresal develó todos los problemas de definición que tiene el once que entrena en La Cisterna.

“Nos falta una vez más la claridad o la contundencia cuando tenemos claridad; es algo recurrente. Cuando los patrones se repiten, hay que tomar decisiones. Todo el año nos está faltando coronar el dominio que tenemos. Ya llevamos ocho meses y prácticamente hablo de lo mismo”, señaló Álvarez en el Nacional.

Y acto seguido, lanzó una dura crítica a sus jefes. “Todo déficit de un plantel se soluciona de dos formas, hay responsabilidad mía por eso; por otra parte, el club tiene que aprovechar cuando está el mercado abierto”, explotó.

Palabras que si bien molestaron al interior de la entidad, intentarán ser acalladas con acciones. Mayo busca desesperadamente un artillero para solucionar la falta de finiquito que muestra el equipo y que hoy lo aleja del gran objetivo del año que es ser campeón (están a seis puntos del líder, Coquimbo Unido).

El problema es que este ‘9′ debe ser chileno, pues tienen los cupos de extranjero copados, y sólo tienen hasta este jueves 7 de agosto para inscribirlo en los registro de la ANFP. La otra alternativa es confirmar, después de terminado este plazo, que la lesión de Di Yorio lo deja más de 120 días afuera podrá abrir una nueva ventana de pases.