La perla de Renca: “No por tener menos trayectoria te vas a dejar humillar; yo no me achico con nadie”

Carlos Palacios, uno de los futbolistas revelación de lo que va de torneo, brilla en Unión Española y se le reconoce por su irreverencia con la pelota (juega como Riquelme, le dicen) y su carácter. “Me caliento rápido”, avisa.



“A los 14 años me quería dedicar a otra cosa. No quería jugar más al fútbol. Lo sentía en cadetes, aunque los fines de semana sí disfrutaba mucho jugando con mis amigos del barrio. Cuando el técnico no te pone y uno siente que entrena bien, no lo entiende. Se pasa mal”.

No quería ser futbolista, pero hoy, seis años después, Carlos Palacios (20), volante de Unión Española, nacido y criado en Renca, en la población José Cardán, no solo empieza a vivir del balón sino que se ha convertido, sin avisar, en la perla del torneo. No para de brillar. Y por el juego más que por los visos. “Siempre me los he hecho. Desde chico me gustan. Cuando se acaban me los vuelvo a hacer”, dice.

Sus inicios de estudiante del Liceo Thomas Alva Edison de Renca no fueron fáciles. Era un alumno desordenado, molestoso, aunque con buenas notas: “Llegué a las 12 años a Unión, siempre continuo, pero con momentos difíciles. Me empezaron a gustar otras cosas cuando sentí que no me consideraban. No era bueno para el carrete, pero tampoco le ponía tantas ganas al sentir que el técnico no me quería. Después, uno madura y se da cuenta que el técnico es el que toma las decisiones”.

Sus recuerdos giran alrededor de una pelota. “Tenía tres o cuatro años, según me cuentan, y ya jugaba con niños que tenían 14. Según ellos, ya jugaba”, dice, entre risas. Esa inquietud hizo que sus progenitores (su padre se llama como él y es operario de una empresa de aire acondicionado; su madre, Jacqueline, es dueña de casa) lo llevaran a la escuela de fútbol Recoleta de Chacabuco.

Se probó también en la UC, pero se aburrió de esperar. “Estuve dos semanas en Católica, pero me dijeron que me llamarían y nunca pasó nada. Fuimos con la escuela a un torneo en el Monumental y ahí me vieron de Unión Española”, recuerda el joven jugador, que será padre por primera vez en noviembre. Su hija se llamará Aracely.

Su debut en el fútbol profesional llegó de la mano de Martín Palermo, en 2018. Alcanzó a jugar 14 encuentros “No podía creer que compartiría y estaría tan cerca de Palermo todos los días, que iba a poder conversar con él. Me dejó cosas que hasta el día de hoy ocupo”, revela. Eso sí, sus preferencias van hacia Juan Román Riquelme: “Es mi ídolo porque decían que me parecía a él. Me gustaba las jugadas que hacía. Su carácter lo hizo fuerte, él no se achicaba con nadie”.

Aunque efectivamente es encarador e irreverente con la pelota, Palacios también es de correr, rápido. Su personalidad es llamativa. Lo deja en claro en todo momento: “El miedo no está en mi vida, no me da miedo que me peguen patadas. Desde chico aprendí que todos somos iguales. A veces eso me molesta en el fútbol: se mira en menos porque eres más chico. Quizás puedes tener una trayectoria más importante, pero no por eso te vas a dejar humillar”. ¿Los viejos le tiran el currículum? “Sí, te tiran cosas que no son permitidas, pero yo no me achico con nadie. Eso me calienta, por eso no me achico con nadie”.

Hoy, en Independencia, lugar al que llega al fin en automóvil (lo compró recién en marzo, antes solo se movía en micro), Palacios parece haber encontrado su lugar en el mundo. Los elogios lo confirman, aunque no los siente: “No veo mucho las redes, no me caliento la cabeza. Si bien hay gente que tira buena onda, también hay mucha mala onda dando vuelta. Critican hasta a los mejores del mundo y no lo van a criticar a uno”.

El nacido en Renca no quiere aparentar nada: “No soy hincha de Unión, pero desde llegué al club le agarré cariño y me siento uno más. En Chile nunca he seguido a ningún equipo. Afuera, a Boca Juniors. Desde chico he sido fanático de Boca”, dice. Tampoco le calienta pensar en llegar a un equipo grande (“ya estoy en uno; Unión tiene su nombre, tiene su historia y ahora lo estamos demostrando”) ni salir al extranjero: “Estoy viviendo mi momento;acá me siento feliz, a gusto, y quiero ir paso a paso. Me gusta estar acá. No me interesa la plata porque es algo del momento. Es más lindo ganar un título que ganar plata”.

Ronald Fuentes parece haberle dado la continuidad que tanto añoraba en las juveniles. Bajo su mando registra 16 duelos y dos goles. “Ronald ha sido un gran apoyo. Me aconseja siempre, y me dice lo malo que hago para poder corregirlo. Le debo harto”.

El volante reconoce además a tres padrinos al interior del plantel hispano: “El Mono Sánchez desde que subí me ha ayudado mucho. Misael Dávila también. Con Mejías somos amigos y compartimos concentración cuando se podía”.

El joven de los visos no pierde la humildad, aunque tampoco se apaga al destacar sus virtudes y defectos: “Soy bueno para la pelota. Tengo cualidad, pero me falta mucho, mejorar física y mentalmente. Soy fuerte de la cabeza, pero a veces me caliento rápido. Tengo un temperamento muy fuerte”.

Como Unión estaba liberado, Palacios no sabe si Rueda lo tenía considerado para el microciclo: “Cualquier chileno quiere estar en su selección, pero el técnico tiene sus decisiones. Él es el jefe y él manda. Quizás cree que tengo mucho por mejorar y está bien. Debo seguir trabajando para ser seleccionado”.

La Play como escuela

Palacios también deja momentos para sus familiares y amistades. Es un fanático declarado del juego FIFA, en PlayStation. Ahí ensaya jugadas que después intenta emular en los duelos: “Juego play antes de los partidos. Ahí me divierto y me saco la tensión. Juego con amigos y familiares. Nos reímos harto y ahí entreno jugadas que después trato de hacer en la cancha. Cuando después no las hago me molestan y me dicen que me cagoneé”.

A la perla de Renca ya no se le escucha resignado, ni con ganas de retirarse. Más cuando este domingo se medirá ante la U: “Estoy disfrutando. Quiero hacerme un nombre, quiero ganar títulos con Unión”.

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