La familia grande: Cómo la publicación de un libro reabrió el tabú del incesto en Francia

Foto: AP

El texto trata sobre el abuso sexual de un destacado politólogo a su hijastro menor de edad y cómo su conocida familia guardó el secreto durante décadas. La publicación reabrió la discusión del incesto en el país. Las víctimas “nunca más estarán solas”, prometió el Presidente Macron.


“La culpa es como una serpiente”. Camille Kouchner se enteró de que su hermano mellizo era abusado por su padrastro cuando tenían entre 13 y 14 años. “Víctor”, nombre ficticio que la autora le puso en el libro, le suplicó que guardara el secreto. Durante décadas lo hizo, al igual que su familia, muy reconocida entre la élite intelectual y política francesa. Hasta que un día, Kouchner temió que su propio hijo de 10 años pudiera sufrir lo mismo que su hermano, y decidió hablar.

La familia grande, escrito por Camille Kouchner, hija de la politóloga feminista Évelyne Pisier y del exministro y fundador de Médicos sin Fronteras, Bernard Kouchner, relata la historia de cómo ella y su familia encubrieron dos años de abusos sexuales a su hermano mellizo por parte de su padrastro, el reconocido politólogo y ahora exdirector de la Fundación Nacional de Ciencias Políticas, Olivier Duhamel.

El libro, publicado a principios de enero, ha vendido más de 200.000 ejemplares y abrió una herida que ha sido considerada tabú durante años en Francia: el incesto. Según cifras de la Asociación Internacional de Víctimas de Incesto, cuatro millones de franceses son o han sido víctimas de abuso en su infancia. De ellos, apenas el 10% presenta una denuncia y solo el 2% de éstas resultan en condenas. Además, una encuesta difundida por Le Monde asegura que entre el 5% y el 10% de los franceses ha sido víctima de violencia sexual durante su infancia, cifras que se piensan son mayores debido a que muchos aún no se atreven a declarar.

Por otro lado, según datos del Consejo de Europa, uno de cada cinco niños es víctima de algún tipo de violencia sexual en el Viejo Continente.

La publicación de La familia grande -nombre elegido porque, según la autora, Duhamel se refería así a sus amigos cercanos, que sabían de los abusos cometidos- generó que miles de víctimas usaran el #MeTooInceste para contar sus propias historias. Incluso, el Presidente Emmanuel Macron comentó el movimiento nacido a partir del libro y condenó en un video difundido en sus redes sociales el “silencio construido por criminales y sucesivos actos de cobardía”.

Prohibido prohibir

Camille Kouchner y “Víctor” son hijos de Évelyne Pisier, politóloga feminista, académica y escritora, y de Bernard Kouchner, fundador de Médicos sin Fronteras y exministro de Asuntos Exteriores y de Salud de Francia. La pareja se casó en 1970, luego de que Évelyne mantuviera un romance de cuatro años con Fidel Castro y que defendiera su tesis de Derecho Público y Ciencias Políticas. Ese mismo año nació su primer hijo y cinco años después, los mellizos.

La pareja se divorció, debido a que Bernard fundó Médicos sin Fronteras y estaba constantemente de viaje. Évelyne conoció a Olivier Duhamel, destacado y poderoso politólogo, parte de la élite intelectual francesa con quien terminó casándose en 1987. Los mellizos tenían apenas seis años cuando su madre y Duhamel comenzaron su romance. Por la constante ausencia de su padre biológico y la depresión que aquejaría a su madre en el futuro -debido al suicidio de sus padres-, la figura paterna del politólogo se consolidó con el pasar del tiempo.

Para Homayra Sellier, fundadora de Innocence in Danger, una organización internacional preocupada de la protección infantil contra todo tipo de abusos, las protestas ocurridas en Francia en mayo de 1968 son fundamentales para comprender el nacimiento del tabú del incesto francés. Ese año, miles de estudiantes se tomaron las calles del país para realizar una serie de manifestaciones en contra del capitalismo y el autoritarismo.

“Durante esta época, el lema del grupo era ‘Prohibido prohibir’, es decir, reclamaban una especie de libertad para todo. Esas personas, que ahora forman parte de la élite intelectual, como diputados, ministros y políticos, pensaban que los niños estaban a su disposición, por lo que estaba bien tener relaciones sexuales con menores”, explica a La Tercera la fundadora y presidenta de la ONG que desde el año 2000 se dedica a la protección de la infancia. “Esta influencia ha ido a los tribunales, a los medios de comunicación, a la mente de la gente. Esto sucedió en todos los niveles de la sociedad. Educados, no educados, pobres, ricos”, afirma.

“Debido a la permisividad que hay en la mentalidad desde esas generaciones, ha existido un mayor nivel de tolerancia a estos actos que en cualquier otro país que conozco”, explica Sellier. Da el ejemplo de Gabriel Matzneff, escritor y excolumnista durante años de varios periódicos franceses, que públicamente hablaba de su gusto por menores de edad sin ningún tapujo. El año pasado se viralizó una entrevista que dio en un programa de televisión en 1990, donde, al ser consultado por su gusto por menores de edad, responde: “Prefiero que en mi vida haya gente que todavía no se ha endurecido”. En 2019, Vanessa Springora lanzó el libro El consentimiento, donde declaraba que había sido seducida por Matzneff cuando ella tenía 14 años y él 50, lo que resultó en que la editorial que publicaba sus libros los sacara de circulación y que el gobierno le cortara la ayuda económica que le entregaba al escritor.

Niños chilenos adoptados

La familia Kouchner-Duhamel fue parte de esta élite intelectual parisina, rodeados de políticos, profesores y filósofos. En 1987 y 1989 el clan creció, pues Pisier y Duhamel adoptaron a dos niños chilenos, Aurore y Simon, proceso en el que recibieron la ayuda del entonces primer ministro Jacques Chirac y la cineasta chilena Carmen Castillo, según detalla la revista Closer.

Pasaban sus veranos en la casa del padrastro de Duhamel en Sanary, al sur de Francia, a 49 kilómetros de Marsella. “Como relata Camille en La familia grande, ella y sus hermanos crecieron en un ambiente muy sexual, abierto y permisivo”, comenta Sellier.

A finales de los 80, cuando los mellizos tenían 13 o 14 años, “Víctor” le contó a Camille que su padrastro abusaba de él. Sin embargo, él le pidió que guardara el secreto, temiendo a las consecuencias de hacerse pública su declaración. Ella aceptó, por temor a traicionarlo. “Fue en este momento, creo, cuando las cabezas de serpiente comenzaron a multiplicarse. Es difícil decir cuándo y cómo. Hasta los 20 años, el reptil alimentó mi asombro. La hidra se desplegó”, dice Camille en el libro.

Estos abusos duraron dos años y nadie dijo nada al respecto.

“Esta gente tenía que protegerse unos a otros. Si alguien quería hablar y se abría una ventana para conocer la verdad, esta se cerraba de inmediato y se le impedía que lo hiciera”, explica Sellier a La Tercera.

Sumida en el silencio cómplice, Camille relata en el libro que en varias oportunidades fue chantajeada por Duhamel para que no contara lo que ocurría. Hasta que, años después, temió que el hijo de su esposo -un niño de 10 años- podía sufrir el mismo destino que su hermano mellizo y decidió hablar.

Primero se lo contó a su tía, Marie-France Pisier, reconocida actriz, que les creyó de inmediato. Ella trató de convencer a su hermana que dejara a Duhamel, quien se negó rotundamente. La tía le contó a su círculo más cercano, pero pocos se alejaron. Las hermanas terminaron peleadas y Marie-France murió a causa de un aparente suicidio en 2011.

Los mellizos le contaron lo que ocurría a su madre el 2008, que les contestó que “no hubo violación (...). A tu hermano nunca lo forzaron. Mi marido no hizo nada”, relata Kouchner en su libro. “Siempre supe que ustedes dos intentarían robarme a mi hombre”. Años después, en 2017, Évelyne Pisier murió enferma.

Pasaron cuatro años desde el fallecimiento de su madre y Camille lanzó el libro, donde finalmente pudo exponer todo lo sucedido en aquellos años.

#MeTooInceste

“Es la primera vez que este tema se revela de una manera tan grande. Por quién es Camille Kouchner, este libro ha ayudado a la sociedad a darse cuenta de qué es el incesto, cómo ocurre y cómo la gente lo oculta”, explica la fundadora de Innocence in Danger a La Tercera. “Marcará un precedente, porque aunque a diario aparecen casos de incesto en las noticias en Francia, esta es la primera vez que alguien de una familia muy conocida revela lo que le sucedió”, dice.

Tras la publicación de La familia grande, Olivier Duhamel renunció a su cargo como director de la Fundación Nacional de Ciencias Políticas, decisión que respaldó en Twitter argumentando que lo hizo “por ser blanco de ataques personales”. La fiscalía de París inició una investigación en su contra.

Otros cercanos al politólogo también abandonaron sus puestos, como la presidenta de la comisión independiente sobre el incesto, Élisabeth Guigou.

“Ignoro todos estos años los hechos de extrema gravedad denunciados por Camille Kouchner en su libro”, afirmó la exministra de Justicia en un comunicado.

Además, Bernard Kouchner, padre de los mellizos, declaró que “un gran secreto que nos ha pesado durante demasiado tiempo ha sido felizmente levantado. Aplaudo el coraje de mi hija Camille”.

En redes sociales se viralizó el hashtag #MeTooInceste, donde cientos de franceses contaron sus propias historias a raíz del libro de Kouchner. El mismo Presidente de Francia se refirió al tema en un video difundido en sus redes sociales, donde aseguró que las víctimas de incesto “nunca más estarán solas”. “Estos testimonios, estas palabras, estos gritos, ya nadie puede ignorarlos. Contra la violencia sexual contra nuestros hijos, ahora nos toca actuar”, dijo el mandatario galo.

Para Sellier, la clave para que el gobierno francés avance en una legislación que proteja los derechos infantiles es formar a jueces especializados en el tema, revisar las legislaciones y entregar más financiamiento al sistema judicial. “Si de verdad queremos progresar en Francia, tenemos que dar prioridad al financiamiento y a la formación de profesionales. Tomaría tiempo, pero sería un buen comienzo”, concluye.

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