Directo al precipicio: los factores que explican el desastre de la U en cancha

FOTO:JAVIER VERGARA/AGENCIAUNO

La incógnita sobre los verdaderos controladores del club, la dependencia de Larrivey, el derrumbe sicológico y hasta la molestia del plantel por los traslados a Rancagua. Hay muchos elementos que tienen a la institución laica al borde del abismo y, peor aún, sin soluciones en el corto plazo.


El codazo que le propina Ramón Arias a Nicolás Guerra en los minutos finales del duelo entre Ñublense y Universidad de Chile, que generó el penal que le da el triunfo a los chillanejos, es el síntoma más claro de que todo está mal en el equipo laico. Descalabro total.

De nada sirvió el cambio Esteban Valencia, reemplazado por Cristián Romero en la banca, ni la cercanía que estableció en las últimas semanas el gerente técnico Luis Roggiero con el plantel. La crisis ya estaba desatada y hoy el Romantico Viajero no solo se encuentra a tres unidades del partido por la promoción, también está a punto de igualar su peor racha de derrotas (7), que obtuvo en las temporadas 1949-1950.

Pero, ¿qué llevó al elenco felino a obtener solo seis puntos en lo que va de esta segunda rueda?. “La de 1988 (que significó el único descenso de la U) fue una campaña mala, pero en ese entonces no había nada. Nada de lo que hoy se tiene. Ahora todo es diferente, porque Azul Azul la sostiene, pero lamentablemente, hoy ya no es la U. Es otra cosa. Una empresa. Hoy los jugadores no sienten lo mismo que sentíamos antes, porque ya no existe el espíritu de la verdadera Universidad de Chile”, sostiene Mariano Puyol.

Y razones para argumentar esto hay muchas. Primero, no se sabe con exactitud quién o quiénes son los nuevos controladores del sociedad anónima y el presidente del directorio, Michael Clark, solo apareció por el CDA cuando el equipo llevaba siete encuentros sin conocer la victoria. “Los jugadores perdieron la confianza en los dirigentes y ese ya no es problema de los técnicos que estuvieron o están. Fueron ellos los que no aparecieron nunca y eso es un error, porque siempre es importante su apoyo en el camarín”, alega Sandrino Castec.

El mismo que asegura que “fue un error vender el control de la compañía a mitad del Campeonato. Porque la U no es un producto más que se pueda manejar, es un equipo de fútbol y no cualquier equipo de fútbol”.

Joaquín Larrivey celebra el gol ante Curicó, el único convertido en los últimos 585 minutos de la U en el torneo. FOTO: AGENCIAUNO

Los viajes y la “Larrydepencia”

Otra de las cosas que tienen al cuadro del chuncho al borde de repetir una marca que no se daba desde 2019, de 10 partidos sin ganar (hoy llevan nueve), son los constantes viajes a Rancagua para jugar sus partidos de local. Se sabe que el plantel no está contento con el traslado a la ciudad histórica el mismo día que se juegan los partidos y así lo hizo saber Pablo Aránguiz hace un par de semanas. “Tenemos que adaptarnos donde nos toque jugar. Se comenta con los compañeros el tema de viajar. Aunque sea una hora, o un poco más, te topas con tráfico y eso hace el viaje un poquito más molesto”, relató el volante que más tarde sería cuestionado y amenazado por algunos violentistas.

A eso se le suma que el equipo no sabe hacer goles y depende mucho de lo inspirado que ande Joaquín Larrivey para hacer daño en el arco rival. De hecho, de las 31 celebraciones que ha tenido la U en esta campaña, 20 son del ariete argentino y solo Marcelo Cañete y Mario Sandoval han logrado marcar dos anotaciones.

“Y aquí hay otro error de Azul Azul. No puede ser que los jugadores no sepan si van a seguir o no en la institución cuando falta tan poco para terminar el torneo. Es cierto que ellos son profesionales y deben rendir en cualquier circunstancia, pero no es buena esa incertidumbre laboral”, devela Castec.

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El derrumbe sicológico

El último factor que impide salir de la crisis a los azules es el derrumbe sicológico que sufrieron tras la derrota ante Colo Colo. Algo que según César Vaccia se nota en cada partido que enfrentan los de la vocal en el pecho. “Uno ve a los jugadores, en su rictus, que no entran a jugar, que no disfrutan del partido. Hay demasiada presión y falta de confianza en sus talentos”, enfatiza el también adiestrador.

Y eso fue reconocido por el recién asumido DT, Relojito Romero. De hecho, anunció que se trabajará el aspecto mental de inmediato y que así se buscará evitar yerros como el que Arias cometió en la capital de Ñuble. Sin embargo, Vaccia advierte que esto no es tan fácil ni se obtienen resultados inmediatos. Información clave, pues lo que menos tiene la U hoy es tiempo. “Por eso lo más importante ahora es el liderazgo que tenga el técnico con sus dirigidos y la lógica indica que hoy hay que hacer un quiebre en cómo se están haciendo las cosas y conversar con ellos para saber qué sienten tras las prácticas y los partidos, para saber cómo se puede mejorar lo que ellos sienten que andan mal”, concluye.

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