"Evópoli también es hijo de Jaime Guzmán": El análisis de Hugo Herrera sobre el estado de la derecha

El filósofo y académico de la Universidad Diego Portales ha estudiado durante su carrera principalmente a la derecha chilena. En época de balances aborda el avance de José Antonio Kast, lanza una dura crítica a Evópoli y analiza los primeros diez meses del gobierno de Sebastián Piñera: "Uno ve que hay más expertise política que la vez pasada, pero me parece que todavía la cabra tira para el monte y se vuelve al discurso fácil de pura economía y pura moral".


Más política y más política. Esa recomendación, repetida hasta al cansancio en el primer gobierno de Sebastián Piñera, la vuelve a hacer el filósofo y columnista Hugo Herrera en el segundo gobierno de centroderecha tras el retorno a la democracia. El académico de la Universidad Diego Portales ha dedicado buena parte de su carrera a estudiar a la derecha chilena y si bien cree que hoy se ha avanzado en un relato político del sector, para él, la centroderecha sigue al debe en este punto.

Además, en esta entrevista aborda el avance de José Antonio Kast, el futuro de la UDI tras su elección interna y la actual situación de Evópoli: "Al igual que la UDI, Evópoli son liberales en economía pero son el perfecto correlato porque si la UDI es conservador en lo moral, ellos son liberales en lo moral. Pero no salen de ahí, no salen del esquema moral y economía, que es un esquema de la vieja derecha".

¿En sus primeros diez meses, cómo ha visto la gestión política del gobierno de Sebastián Piñera?

En comparación con el primer gobierno hoy veo un diseño en los planteamientos que parece más adecuado a la situación que la vez pasada. Probablemente tenga que ver que los que están en el gobierno tienen más oficio por la experiencia del gobierno pasado. Dicho eso, creo que al gobierno le falta desarrollar una visión más política de los asuntos.

¿En qué sentido?

En el sentido de que el sector del cual viene el gobierno, la centroderecha, en general ha tendido bajo el predominio de la UDI a tener un discurso muy centrado en asuntos morales y económicos. Y Evópoli viene hacer lo mismo, es un poco más liberal que la UDI pero se concentra en temas morales y económicos. Por eso falta en la centroderecha una capacidad de abordar los asuntos en un sentido político. Los temas económicos y morales son importantes pero hay que ponerlos en perspectiva política y eso es lo que falta.

¿Y dónde ha faltado política por ejemplo?

En el tema mapuche. ¿Qué es lo que ha hecho el gobierno? Ha hecho algo muy adecuado que es pensar en el desarrollo económico de La Araucanía y poner el énfasis en eso. Pero aquí también estamos ante un tema institucional y político, dos cosas: el reconocimiento del pueblo mapuche y cómo se articula un diálogo con el pueblo mapuche y por otra la cuestión territorial. En los dos casos estamos hablando de temas políticos y es justo ahí donde el gobierno muestra un déficit. No se ha pensado en una instancia de diálogo político como sí se hacía en el siglo XIX.

El Plan Araucanía tiene reformas políticas, por así decirlo, que incluyen el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, la creación del Ministerio de Pueblos Originarios y los Consejos, y también las cuotas mínimas para candidatos de las etnias. ¿Cree que eso no es suficiente?

Por supuesto que hay política en eso, el tema es que no hay una visión de fondo del tema. Más que un reconocimiento nominal, el reconocimiento es una instancia de conversación con el pueblo mapuche que no se soluciona con las cuotas o con medidas chicas.

En el primer gobierno de Piñera se le hacía la misma crítica que hace ahora: que había un predominio de lo técnico en desmedro de lo político. ¿No se ha aprendido?

Están a medio camino de aprender. Cuando iba terminando el gobierno pasado este asunto era fuertemente diagnosticado, hice un libro sobre esto incluso, y el asunto es que aquí estamos frente a un cambio de hábito y esos son lentos. En ese sentido, el gobierno ha dado un primer paso, uno ve que hay más expertise política que la vez pasada, pero me parece que todavía la cabra tira para el monte y se vuelve al discurso fácil de pura economía y pura moral.

Decías que Evópoli cae en el mismo error: más liberales pero centrados en temas morales y económicos. Esta semana han surgido críticas a ese partido porque se vio incómodo por la decisión de no firmar el Pacto Migratorio de la ONU. ¿Cómo ve a Evópoli hoy?

Me da la impresión de que Evópoli se desperfiló. Uno, que es muy chico y dos, que es el correlato perfecto de la UDI. Uno esperaría que una nueva derecha sea una derecha más política que es justo lo que le falta a la vieja derecha, la de Jovino Novoa y la Guerra Fria, que era una derecha tecnocrática, economicista, con toques de moral sexual si uno lo quiere decir así. Y Evópoli no ha salido de ese eje. Mientras no planten un discurso político van a estar ante el problema de siempre: van a ser el correlato de la UDI.

¿A qué se refiere?

Porque Evópoli hasta ahora ha sido una combinación de economía con moral. Pero no son políticos. No tienen un discurso político, una visión de país, una visión institucional, una perspectiva respecto del territorio, respecto de la integración social, de la importancia de las pulsiones y anhelos populares profundos y cómo eso se articula en una institucionalidad política. Por ejemplo, una reforma al Estado, una reforma territorial que Chile necesita hacia la regionalización, todo eso lo tienen perdido de vista.

¿Y por eso son el correlato de la UDI?

Sí, porque al igual que la UDI, Evópoli son liberales en economía pero son el perfecto correlato porque si la UDI es conservador en lo moral, ellos son liberales en lo moral. Pero no salen de ahí, no salen del esquema moral y economía, que es un esquema de la vieja derecha. Por eso podríamos decir que Evópoli también es hijo de Jaime Guzmán. Porque Guzmán hacía eso: despolitizar la sociedad y poner el énfasis en temas económicos y morales.

Desde la transición que no se comenzaba a ver un abanico más amplio en la derecha, vemos que hay varias fuerzas dando vuelta ahora: desde Evópoli hasta Kast. ¿Cómo ve la convivencia de las fuerzas políticas en este nuevo escenario de la derecha chilena?

Hay dos posibilidades: que la centroderecha mantenga este discurso de economía con moral y ahí probablemente José Antonio Kast va a seguir creciendo, y el correlato de eso es que la izquierda tome posiciones al extremo también, entonces el debate se podría polarizar mucho y eso es malo para el país. La otra opción es que los sectores moderados desplacen a los extremos. Y ahí el rol clave lo tiene RN, Evópoli y sectores más moderados de la UDI como el grupo de Jaime Bellolio. Pero la condición para que esos sectores predominen y puedan tender puentes con la centroizquierda e incluso con sectores moderados del Frente Amplio, es que la centroderecha articule ya definitivamente un discurso político. Un discurso que piense por ejemplo en la república como república, en la importancia de la división del poder, de controlar el poder, al Estado y al mercado, cómo colaboran la sociedad civil con el Estado e incluso en labores productivas. Una centroderecha que desarrollara un discurso específicamente político sería la condición para tender puentes con la centroizquierda y así se podría excluir a los sectores más extremos como Kast y su comparsa. De otro modo, veo difícil la situación.

A casi un año de su irrupción como carta presidencial, ¿qué momento vive la figura de José Antonio Kast?

Kast toca teclas profundas en el electorado de derecha y en ese sentido no lo despreciaría. Pero es muy débil en el entorno cultural el que opera. Él tiene habilidades pero alrededor suyo uno no ve cuadros de economistas, sociólogos, o cuadros de expertos que lo acompañen en la formación de un programa de gobierno sofisticado o para entrar en debates más complejos con la izquierda. Es muy básica su línea de argumentos.

Dices que le falta bagaje intelectual como sí lo tuvo la Concertación en algún momento y los cuadros economistas de la centroderecha…

Claro, cada uno con sus énfasis. En la centroderecha todavía son muchos más fuertes los cuadros económicos que los humanistas pero indudablemente que tiene. La Concertación tuvo un equilibrio formidable entre cuadros pero en Kast uno no ve nada de eso. Incluso en el Frente Amplio uno puede decir que hay un grupo de académicos e intelectuales que hay detrás y los ayudan y se nota pero en cambio detrás de Kast no hay eso. Salvo que por eso se entienda, no sé, la figura de Gonzalo Rojas.

¿Ve con temor que figuras como la de Kast comiencen a ganar más adherentes?

Sí, porque el riesgo es que esto se encorajine. Chile es distinto que Brasil pero que nos haya tocado tan cerca lo de Brasil revela que ese tipo de populismos de derecha, más allá de las precisiones necesarias que hay que hacer con ese término, es algo que tenemos más cerca de lo que pensábamos. Si no se empiezan a abordar los temas del país desde miradas políticas, como te decía, los sectores como los de Kast pueden tener avances importantes.

La estrategia de Kast pasa por tocar temas sensibles que pueden llegar a hacer sentido en algunas partes de la población. La inmigración por ejemplo. ¿Sirve esa estrategia?

Los procesos de cambio generan mucho temor. Ir a un consultorio hoy día en una población de Santiago no es lo mismo de lo que era ir hace cinco años atrás porque las colas están llenas de extranjeros. Y eso genera una irritación en algunos que antes no pasaba. Ese es un factor que es fácilmente explotable si es que la centroderecha y los sectores más moderados de la izquierda no piensan cómo se resuelve el problema de fondo que es la salud, por ejemplo. O hay una activación de un discurso más político en la centroderecha o estos sectores podrían preponderar en el futuro y eso sería muy malo para el país.

Kast acusó a los sectores más liberales como "derecha light", que estaban enarbolando banderas de la izquierda…

Esa acusación es difícil de sostener. En todos los sectores, no solo en la derecha, hay gente que es frívola y que andan buscando la cuña fácil o hacer polémicas. Pero descartado eso creo que la centroderecha chilena está en un proceso lento de profunda renovación en donde se está dando un paso desde una compresión chicago-gremialista, por llamarlo de algún modo, o economicista-moral-sexual, hacia una comprensión más política del país. Y ahí Kast se queda atrás, no tiene mucho que hacer salvo tocar teclas profundas pero más bien populistas.

Y ahora que la UDI está en una disputa interna se puede cómo a un amplio sector le acomoda la figura de Kast y reunirse con Bolsonaro por ejemplo. ¿Cómo ve el futuro de ese partido?

Lo veo muy complicado, casi por un tema sociológico. La UDI es un partido de cuadros, o sea, de caciques y grupos que responden a esos caciques. Siempre ha sido así. La UDI no fue diseñada, no fue pensada por Jaime Guzmán, para tener disputas ideológicas en su interior. Hoy la tienen pero la abordan de la peor manera porque no tienen cultura de deliberación. Por eso suceden taimaduras, que si ganan ustedes nos vamos, que si ganan los otros esto se descompuso y son traidores. No hay cultura de debate, son los traidores o los fanáticos. Entonces no sé cómo va a explotar esto: puede terminar siendo una UDI funcional a Kast o que gane el sector más moderado y los duros se vayan con Kast también.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.