León de la Torre, embajador de la UE: “La restricción a exportación de vacunas no es nacionalismo, sino un incumplimiento puntual de los laboratorios”

León de la Torre Krais, embajador de la Unión Europea en Chile. Foto: Patricio Fuentes

En conversación con La Tercera, el diplomático asentado en Chile se refirió a la propuesta europea de un pasaporte para los inoculados contra el Covid-19. “Hay que encontrar el equilibrio entre ese certificado y, a la vez, preservar nuestros principios de resguardar la intimidad, de no discriminación”, sostiene.


Tras cuatro años en Bolivia, el embajador León de la Torre Krais asumió la representación diplomática de la Unión Europea (UE) en Chile en septiembre del año pasado. Sin embargo, ya había trabajado en el país como consejero cultural en la embajada de España en Santiago. Anteriormente, el diplomático español representó a su país en Nicaragua y también trabajó en las legaciones españolas en Ecuador y China. En conversación con La Tercera, el embajador de la UE aborda el actual proceso de vacunación contra el coronavirus en el bloque, los errores cometidos en la lucha contra la pandemia y el actual de debate sobre la implementación de un pasaporte Covid.

¿Cuáles son las lecciones que ha dejado el proceso de vacunación en la Unión Europea?

El proceso de vacunación ha demostrado que la coordinación entre los Estados miembros es fundamental y que el papel de la Unión va a ser cada vez más importante en un ámbito como la salud, que era competencia exclusiva de cada país. Esta pandemia ha demostrado que los países individualmente no podrían hacer frente a una situación como la pandemia del Covid y ha sido necesario que la Unión Europea tomara el liderazgo, la iniciativa, tanto en las compras anticipadas como en otras muchas medidas que han permitido abastecer de vacunas a un conglomerado de más de 500 millones de personas y, sobre todo, a mantener nuestros principios de solidaridad y de justicia. No hubiera sido posible que algunos países hubieran ido mucho más adelantados que otros, o que algunos hubieran accedido a vacunas, otros no, a precios distintos. El hecho de que la Unión Europea hubiese actuado de manera unitaria, conjunta, ha permitido a todos los países acceder a la vacuna y también en mejores condiciones y con transparencia.

Pese a ello, no han tenido todas las vacunas necesarias y la Comisión Europea anunció restricciones a su exportación. Incluso, hay quienes señalan que la UE podría adoptar un nacionalismo en este ámbito. ¿Cómo ve esta situación?

Yo creo que no es un nacionalismo, lo que ha habido es algún incumplimiento puntual por parte de laboratorios en la entrega de dosis de vacunas comprometidas. Eso ha sido denunciado por la comisión. Pero se está llegando a un arreglo para la entrega de las dosis comprometidas. Es verdad que no nos hemos enfrentado nunca antes una pandemia así. Es decir, la Unión Europea ha tenido que actuar en un terreno desconocido, tomar decisiones sin precedentes y en un ámbito en el que no tenía competencia. Insisto. O sea, los Estados miembros le han pedido a la Unión que asuma el liderazgo y tome decisiones. Y así ha sido, porque la decisión por parte de los 27 Estados miembros por su cuenta hubiera sido mucho más complicado. ¿Sacaremos lecciones de esta experiencia? Desde luego, para el futuro. Pero creo que hemos mantenido la cohesión, la justicia y la solidaridad que caracterizan a los Estados miembros entre sí, a la Unión. Y también hemos pregonado y defendido esos principios para el resto del mundo. Tenemos un compromiso muy grande para facilitar el acceso equitativo y general a la vacuna a todo el mundo, también a los países menos favorecidos. Y hemos hecho unos desembolsos muy importantes en este sentido.

Personas que ya han sido vacunadas esperan en un centro de salud en Berlín, en caso de que ocurra un efecto secundario. Foto: AFP

En ese sentido, el canciller Andrés Allamand manifestó la semana pasada su preocupación por estas restricciones…

Son autorizaciones para exportar aquellas vacunas que han sido comprometidas para la Unión Europea, precisamente para asegurar la transparencia de los suministros de esas dosis. Es una medida que ha adoptado la Comisión el 30 de enero y que permite tener claridad sobre dónde están las dosis. La Comisión también puede autorizar la exportación de vacunas y hasta ahora ha habido prácticamente una treintena de solicitudes de exportación y todas han sido atendidas. También varias que han beneficiado a Chile. Al menos dos cargamentos de vacunas han llegado desde Europa a Chile.

La prensa europea ha destacado que hay regiones en Alemania que tienen vacunas almacenadas, porque no se ha aprobado su uso. Esto ha sido criticado considerando la escasez existente. ¿No sería mejor entregarlas a quienes sí las utilizarán?

Las van a usar. Cada vacuna tiene sus propios criterios. Cada país administra las vacunas con su sistema de salud, eso sí, con sus hospitales y sus centros de atención. Y tenemos que tener en cuenta, además, que se trata de un conjunto de países que suma 500 millones. Es decir, siempre va a haber diferencias entre un país y otro, por la población, por la composición de la población, por la fuerza del sistema sanitario para aplicar las dosis. Es decir, la Unión Europea garantiza el acceso a las vacunas. La Agencia Europea de Medicamentos ha autorizado sólo tres vacunas de momento, Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Pero hay otras vacunas que algunos países han adquirido que todavía no han pasado por todos los protocolos y que están en todo el mundo. Pero nosotros, en principio, solamente adquirimos a través de los mecanismos de la Unión.

Un profesor de enseñanza básica recibe la vacuna de AstraZeneca en San Sebastián, España. Foto: Reuters

En el caso de Alemania, se trata de vacunas de AstraZeneca que no se han aprobado para mayores de 65 años…

Eso es verdad, eso es verdad. Hay países que ya están en la fase de los 60 años y otros que están recién empezando la fase de los 70 y 80, pero eso realmente es inevitable, siendo una competencia todavía exclusiva de los Estados miembros. Es decir, la Unión Europea se ha adentrado en un territorio ignoto, es un territorio nuevo para la Unión. De momento, su competencia se ha extendido a la adquisición y a garantizar el acceso de las vacunas a todo el mundo. Pero ya la distribución interna en los países es tema de los Estados miembros y tendremos que sacar lecciones, tanto la Unión como los Estados miembros. Posiblemente vayamos hacia una construcción de una unidad en materia sanitaria y de salud.

¿Cuál es la meta de vacunación del bloque?

Queremos llegar al 80% para julio, que es una cifra muy similar a la de Chile. Se está avanzando. Obviamente se empezó con los grupos más vulnerables y luego por edad y por los más expuestos a la pandemia. Yo creo que ahora se va a tomar una mayor velocidad y el objetivo, desde luego, es tener vacunada a gran parte de la población para el verano europeo.

Existe la propuesta de que los ciudadanos de la UE ya vacunados tengan un pasaporte Covid. ¿Cómo se piensa llevar adelante?

Todavía no hay un acuerdo al respecto. Pero hay una iniciativa. Hay que encontrar exactamente el equilibrio entre ese certificado que va a dar mayor tranquilidad y seguridad para principalmente el verano, para que Europa ya pueda volver lentamente a la normalidad, y a la vez preservar nuestros principios de resguardar la intimidad, de no discriminación, etcétera. Porque no queremos tener dos tipos de ciudadanos, sino queremos salvaguardar, pues, la salud y al mismo tiempo una actividad social y económica que tiende a la normalidad en el verano europeo.

Personas esperan tras recibir una dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech en Taverny, cerca de París. Foto: Reuters

Haciendo un balance a un año de la pandemia, ¿qué errores se han cometido?

Tendremos que analizar muchas cosas. Tendremos que analizar el origen en China de este virus. Tenemos algunas incógnitas, tendremos que revisar el papel de la Organización Mundial de la Salud. Hay varios países que han lanzado una iniciativa de reforma para que pueda reaccionar de forma más eficiente, más rápida y con mayor transparencia ante situaciones como ésta, y una iniciativa así ha sido planteada por la Unión Europea y también por Chile. O sea, ahí tenemos una coincidencia en que la OMS necesita una reforma y, por supuesto, la reacción de los Estados. Cada país ha intentado y cada organización busca el equilibrio entre confinamiento y mantener una actividad económica también necesaria. No hay una fórmula mágica. Se ha funcionado un poco con prueba y error, ajustándose en cada momento. Aquí también en Chile se avanza y se retrocede según la comuna. Creo que ha sido un desafío para para todos. Una pandemia global como esta no ha existido en tiempos modernos.

Actualmente, tanto en Lesbos (Grecia) como en Canarias (España) hay una compleja situación con los migrantes. ¿Cuál es la política sanitaria de la Unión Europea en este sentido?

Son los puntos de ingreso de la inmigración irregular principalmente del norte de África y Medio Oriente, que afectan a los países de la Unión fronterizos, como son Grecia o España. Bueno, ahí obviamente tenemos nuestros principios de la Unión sobre temas migratorios, nuestras políticas comunes y se aplican por los Estados miembros. Obviamente, la vacunación es para todos los ciudadanos, como también en Chile. El efecto migratorio no es algo puntual, es algo que nos va a acompañar por muchos años y posiblemente sea parte de la modernidad, de muchos países. En Chile hay una situación migratoria también en el norte del país y no es algo puntual que vaya a desaparecer. Y en el tema sanitario hay que compaginar el tema migratorio con la salud pública y no tienen obviamente sentido, al menos así lo vemos en Europa, distinguir entre unos ciudadanos y otros, porque la pandemia se propaga sin tener en cuenta la nacionalidad.

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