Los Piñera Boys

Dávalos afirma que le llama la atención la hipocresía, la falta de ética y la inmoralidad de ChileVamos al justificar el viaje de los Piñera, siendo que a él – la verdadera víctima de los complots sobre conflictos de interés – lo cuestionaron por un negocio entre privados y cuando su madre aún no volvía a ser Presidente. El chiste se cuenta solo.


Sebastián y Cristóbal, Piñera Morel. Uno, Ingeniero Comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile y MBA de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, la 3ra mejor universidad del mundo. El otro, Psicólogo de la Universidad Diego Portales y MBA del Massachusetts Institute of Technology (MIT), la mejor universidad del mundo. Potenciales herederos de una de las fortunas más grandes del país y hoy en el ojo del huracán por la gira presidencial a la que se sumaron acompañando a su padre a China.

No fueron asesores de su papá cuando éste fue Senador ni Presidente de Renovación Nacional. No ocuparon ningún puesto en el primer gobierno de Piñera, ni siquiera ad-honorem. Nunca hicieron una carrera en el sector público ni se beneficiaron de una beca estatal.

Pero esa trayectoria y esos pergaminos poco importaron a los carroñeros que, deseosos de seguir golpeando al Presidente y al Gobierno, desataron toda la artillería al enterarse de este viaje y de la reunión que la delegación sostuvo con empresarios tecnológicos chinos.

Partamos por lo obvio: el viaje de los hijos del Presidente a China es un error grande, previsible y evitable.

Grande, porque nos olvidamos de la gira asiática y del tremendo honor para el país de que el Presidente Piñera haya sido recibido con tan grandes honores por el gobierno chino, se haya codeado con líderes mundiales y haya terminado en una exitosa visita a un socio tan estratégico como Corea del Sur. Previsible, porque la historia política de Piñera esta cruzada por los cuestionamientos a los conflictos de interés y la lupa sobre este tipo de hechos en este Gobierno, tiene un aumento muy superior al habitual. Evitable, porque más allá de los simbolismos de este viaje, China no estaba lejos del alcance los hermanos Piñera y oportunidades iguales o mejores que ésta, existirán en el futuro, tanto a nivel familiar, cultural o comercial si quisiesen.

Pero hecho el reconocimiento de este error, no dejar de ser curioso que el gran crítico de este viaje un hijo de una ex Presidenta, Sebastián Dávalos Bachelet.

Cientista Político de la Universidad Central y Magíster en Gobierno y Gerencia Pública de la Universidad de Chile. Su trayectoria profesional, envidiable: partió como pasante en Cancillería y terminó negociando tratados comerciales. Después optaría por una breve incursión en el mundo privado, con contratos millonarios y préstamos de capital generosos, luego regresó a La Moneda junto a su madre y se hizo cargo de la Dirección Sociocultural.

Dávalos afirma que le llama la atención la hipocresía, la falta de ética y la inmoralidad de ChileVamos al justificar el viaje de los Piñera, siendo que a él – la verdadera víctima de los complots sobre conflictos de interés – lo cuestionaron por un negocio entre privados y cuando su madre aún no volvía a ser Presidente. El chiste se cuenta solo.

¿Hay alguien más hipócrita, anti ético y por sobre todo inmoral que Sebastián Dávalos Bachelet? Probablemente el egresado más exitoso de Ciencia Política de la Universidad Central (seguido de cerca por su compañera y colega Natalia), que en cosas de meses logro ascender rápidamente por la escalera profesional del aparato público, sin que su madre tuviera ninguna influencia. Un emprendedor innato, que logró cautivar a empresarios exitosos para que los asesorara o lograr algo tan difícil en una operación de crédito hipotecario como que te reciba el dueño del Banco para discutir los términos de la misma. ¿Acaso otro banco no habría aprobado una operación tan poco riesgosa como un crédito de 6.500 millones a una sociedad tan poco solvente? ¿Qué tiene que ver que su madre estaba a pocos días de ser elegida nuevamente Presidente? Nada.

La comparación entre los hijos de Piñera y el hijo de Bachelet, vista así, termina siendo muy odiosa. Pero es justo, además, agregarle un factor adicional: la transparencia.

El error de los Piñera (Padre, Hijos y asesores), fue en el espacio público, a vista y paciencia de todos los actores, medios y críticos. Los carroñeros no se enteraron por la prensa ni necesitaron de años para develar la imprudencia de este acto. En cambio, el "error" de los Bachelet (Madre, Hijo y asesores) fue siempre a puertas cerradas. Sebastián y Michelle nunca compartieron sus secretos en la mesa de comedor de Caburgua. Ella nunca supo de los negocios de su hijo, nunca lo vio en autos lujosos ni lo acompañó en su matrimonio en el fundo de un empresario para el que Dávalos trabajaba. Por eso los carroñeros no actuaron entonces y no les pareció reprochable criticar a su Presidenta. Simplemente, alegaron ignorancia.

Este tipo de casos, aunque parezcan chimuchina, remecen a la opinión pública y alientan el debate. Los errores merecen ser comentados, criticados y enmendados, vengan de donde vengan. Pero ojo con los carroñeros y en especial, con los hipócritas. Son ellos los que suelen alzar la voz más fuerte, a pesar de que caminan sobre un techo de cristal tan evidente.

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