M. J. Ossandón, a dos meses del estallido: "Carlos Larraín puede hacer lo que quiera, pero jamás poner en jaque un acuerdo transversal"

MANUEL-JOSE-OSSANDON

"Ha sido un equipo más de reacción, sin mucho convencimiento de los pasos que da. Hasta hoy sostengo que en La Moneda -y no me refiero sólo al Presidente- la lectura siempre fue atrasada, timorata, como esperando el desgaste de un estallido social que tenía un base llena de enojo y frustración", dice el senador RN sobre cómo el gobierno ha intentado conducir estos 60 días de crisis.


Fue el único senador oficialista que no estuvo para la votación de la acusación constitucional contra Andrés Chadwick. Manuel José Ossandón (RN) lleva ya una semana en China -dice que por un convenio entre el ministerio del Interior y la Universidad de Tsinghua, "que proveerá a Chile de un moderno sistema de alerta temprana para catástrofes"- y desde allá mira con ojo crítico cómo el gobierno ha manejado la crisis que hoy cumple dos meses.

Dice que habría votado en contra la acusación contra el exministro del Interior. "Tengo diferencias de conducción con Andrés, por todos conocidas, pero él no es un violador de derechos humanos", afirma por escrito a La Tercera PM. "El renunció a su cargo, un cargo de responsabilidad política. La acusación dedicaba decenas de páginas a citar normas y describir abusos de las fuerzas de orden y seguridad en contra de civiles, pero no establece ninguna relación entre tales conductas y el actuar doloso o negligente del Ministro del Interior".

Desde hace al menos siete años que el otrora alcalde de Puente Alto insiste en una línea: que a su coalición le falta "calle" y que hay poca vocación para escuchar las demandas sociales que se amontonan desde hace tiempo, las que terminaron por desembocar en el estallido del 18 de octubre.

Por veces tildado de "díscolo", había mantenido una suerte de fair play con el gobierno de Sebastián Piñera hasta hace dos meses, cuando reforzó sus críticas a la administración. El lunes, tras la entrevista que el Mandatario dio a las radios agrupadas en ARCHI, tuiteó "se ratifica que en La Moneda jamás creyeron que esto "fue verdad", que corregir la inequidad y los abusos son parte de un modelo ideológico que no están dispuestos a poner sobre la mesa".

¿A qué se refirió con ese tweet?

Que muchos aún sostienen, sin decirlo, que este ha sido sólo un problema de orden público, que las demandas son exageradas y que es una pelea de los buenos contra los malos; de la derecha contra la izquierda. Le aseguro que no es así. Es cosa de salir a la calle, de olfatear y escuchar a los que más han sufrido con este modelo que se agotó, este sistema lleno de trampas o vacíos legales, que lleva décadas sin ser fiscalizado de verdad. Llegó el momento de corregirlo poniendo a las personas en el centro.

Hoy miércoles 18 se cumplen dos meses desde que comenzó la crisis social en el país. ¿Cuál es su evaluación de cómo el gobierno ha manejado el tema?

Ha sido un equipo más de reacción, sin mucho convencimiento de los pasos que da. Hasta hoy sostengo que en La Moneda -y no me refiero sólo al Presidente- la lectura siempre fue atrasada, timorata, como esperando el desgaste de un estallido social que tenía un base llena de enojo y frustración, años de sufrimiento e inequidad. Ahora, esta crisis no es culpa del Presidente Piñera, pero la gente nos mandató para gobernar y encontrar soluciones. No podemos seguir en el espiral de apuntar con el dedo buscando culpables. Basta de eso: la gente en la calle sigue clamando por soluciones y cambios, no más peleas ideológicas de la clase política.

¿Hay un problema de lectura en La Moneda?

De lectura y convicción. Para avanzar en la vida, se debe estar convencido y no llevarse las manos a los oídos.

¿Se equivoca el Presidente al nombrar a Venezuela cuando se le pregunta por un cambio de modelo?

Sí, es evidente que cuando hablamos de cambiar el modelo, de tocarlo, no estamos pensando en el chavismo ni en la peor ideología de izquierda, por favor. Eso es asustar a la gente. El Presidente tiene la oportunidad de liderar un proceso de cambios profundos y esos no tienen ideología, ni banderas tan marcadas. Chile cambió y debemos abrazar ese cambio, la derecha y la izquierda ya no corren. Debemos construir un "puente social", buscar la unidad, no la guerra. Para gobernar, necesitamos también a los del frente. Y si los necesitamos, no les puedo pegar cada 20 minutos. No es justo para la política de los acuerdos, ni para entregar otra imagen de esta clase política bastante dañada.

¿Hacia qué modelo debemos avanzar?

Hacia uno que ponga a las personas en el centro, que devuelva la dignidad, que sea participativo de verdad, que rompa los abusos y la inequidad, donde el Estado los proteja y los defienda. Pero serían palabras vacías si el país no crece económicamente. Yo creo en el libre mercado, pero éste no puede ser auto regulado. Llegó el momento de distribuir las riquezas para todos los chilenos. Esto no significa quitarle a uno para darles a otros, sino que todos deben ser parte del desarrollo. Y ojo, lo más importante: quien administre este proceso debe hacerlo pensando en la unión entre la paz social y el crecimiento económico. La transversalidad y el bien común, dos bienes bien manoseados, deben ser el estandarte de quien dirija este país en la próxima década.

"El país no puede jamás volver al 17 de octubre de este año"

¿Qué autocrítica hace como parlamentario en estos dos meses en relación a lo que usted desde su cargo puede lograr?

Siempre he dicho que yo y toda la clase política fuimos parte del problema, que no supimos interpretar a los ciudadanos y lo digo con absoluta humildad. Nosotros provocamos todo esto y, pese a que he trabajado siempre por romper con los abusos y la desigualdad, siento una frustración de no haber convencido a nadie de lo que venía. Mis 20 años de alcalde en la primera línea de la pobreza y clase media me enseñaron la verdadera realidad de Chile.

Durante estos 60 días he trabajado fuertemente en la búsqueda de acuerdos entre mis pares, y hemos logrado grandes cambios, aún nos falta, pero creo que el futuro de Chile irá amarrado a un gobierno de mayor unidad y más transversal.

Tres diputadas RN, entre ellas su hermana, suscribieron la indicación que buscaba tener paridad de género en el posible órgano constituyente. Finalmente, el partido recomendó rechazar la indicación. ¿A qué atribuye ese giro de la directiva?

El realismo político, o el arte de hacer política, consiste en ponerse rápidamente en cualquier escenario. No será RN el que ponga en riesgo el acuerdo por la nueva Constitución. Y si esa indicación lo hacía, por lo que públicamente estaban diciendo, respaldo a mi partido. Para mí no es más que eso. Ojalá, vía ley, podamos asegurar paridad de género, participación de independientes y pueblos originarios.

¿Cómo es la correlación de fuerzas al interior de RN sobre la nueva Constitución? ¿Hay una mayoría por el apruebo o al rechazo a una nueva Carta Magna?

Renovación no es una secta, y están más que claros todos los esfuerzos que ha hecho por empatizar y arriesgar más de la cuenta en el camino de esta crisis social. Habrá parlamentarios, alcaldes, o parte de las bases del partido, que crean que no es necesario un cambio en la forma en que el Estado se debe relacionar con los ciudadanos. Yo pienso que sí; que es demasiado importante reformular todo esto; por eso me saqué la mugre junto a un grupo de congresistas para proponer la fórmula que finalmente operó. Y si llegamos a un gran acuerdo nacional por eso, hay que respetarlo. El país no puede jamás volver al 17 de octubre de este año. El que pone en riesgo eso deberá dar la cara ante la ciudadanía.

"Proponerse cambiar lo que había no es un capricho, es una obligación"

El extimonel Carlos Larraín dijo que en RN hay una mayoría en contra de una nueva Constitución. ¿Lo ve así?

No lo veo así, y creo que cada día habrán más militantes que se la jugarán por una nueva constitución. En RN no le tenemos miedo a la competencia; ésta es una gran oportunidad para tener un mejor país. Hay que respetar el trabajo de muchos, de la directiva, de largas horas de negociaciones por acordar con la oposición un nuevo modelo. Proponerse cambiar lo que había no es un capricho, es una obligación. Es un compromiso con la gente, no hay vuelta atrás.

¿El ex senador y presidente RN está jugando un rol en ese sentido en el partido?

Carlos Larraín puede hacer lo que quiera, pero jamás poner en jaque un acuerdo transversal, donde Renovación Nacional ha jugado un rol fundamental.

¿Cómo evalúa la gestión de Mario Desbordes, quien ha sido calificado como una de las revelaciones de esta crisis?

Ha sido consecuente con lo que Renovación Nacional ha trabajado por años, donde el discurso los mal llamados "populistas" finalmente fueron las palabras más consecuentes en estos dos meses. En mi sector, siempre cuando uno dice algo que no les gusta o no lo entienden, te acusan de populista. Ni Mario ni ningún militante desconoce que esto que ocurrió "fue verdad", que había un modelo que corregir; que habían pensiones miserables, que había gente viviendo en 35 metros cuadrados; que hay gente que no llega a fin de mes; que habían ladrones de cuello y corbata que no les pasaba nada. RN ha estado a la altura, demostrando que somos más que un eslogan.

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