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La dinámica

Él se llama Christophe Issaurat y está a cargo de M2, ubicada en Luis Pasteur, una de las tiendas de diseño más entretenidas y que refresca como ninguna las tendencias internacionales de nuestro querido Santiago. Es de los casos en los que uno se pregunta ¿cómo será su casa? Acá va la respuesta.

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"Me había separado y necesitaba un lugar donde vivir. Compré un departamento pensando que me iba a sentir menos solo en la semana por tener vecinos (unos viejos insoportables)  y los fines de semana estar con los niños", cuenta Christophe.

Esta fotografía la compraron en la Galería Animal y "es de un francés que se instaló a inicios del siglo XX en Chile", cuenta Christophe.

Así llegó a este lugar ubicado en el primer piso de un edificio de Vitacura, de 170 m², con un jardín con exactamente la misma superficie que lo construido. "Ahora he vuelto con mi mujer y vivo con ella, su hija y dos niñas que tenemos en común. Mis otros dos hijos viven con mi primera mujer", cuenta este francés que, como tal, dice al pan pan y al vino, vino.

Mezclar artesanía contemporánea con muebles antiguos y piezas de diseño como el House Bird de Eames es uno de los talentos que vemos aplicados en este espacio.

Tomó las proporciones del departamento y lo adaptó aplicando el criterio formado tras su vida en un departamento en París donde había un baño para cinco personas, que funcionaba perfectamente, "lo que hice fue básicamente volar la pieza de servicio y el baño de visitas. Y así y todo existen todavía tres baños y los invitados son todos amigos", agrega. Además puso como condición que ninguna puerta de la casa tuviese manilla, "la puerta cerrada significa que hay que preguntar antes de entrar", cuenta, y aclara que los niños no siempre lo cumplen pero son riesgos que hay que tomar pese a la intimidad de la vida en pareja.

Para Issauart lo relevante de la casa es haber logrado una combinación perfecta entre un espacio compartido con los niños,  la decoración realizada por su mujer y la estupenda nana que cuida a sus hijas.

Logró lo que se propuso, abrir la puerta y tener como anfitrión el jardín al frente, que salta a la vista, y la cocina abierta. "Me gusta dibujar, cocinar, y disfrutamos invitando gente o tener los niños sentados en el computador del living mientras estamos comiendo con amigos", suma Issaurat. Una dinámica que conjuga el cariño de los suyos, sus gustos y hobbies con el lugar que se habita: "He definido la ubicación de los muebles a través del diseño del espacio. Los muebles antiguos y los objetos los ha elegido mi mujer, Sandra Vásquez. Ella se encarga de prender las luces y ambientar el lugar y mi nana se preocupa de prender las velas, es un poquito fanática", concluye.

INSPIRACIÓN

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