Vivir la bauhaus

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La casa eficiente y sistematizada como la conocemos hoy no siempre fue así. Los grandes movimientos de inicios del s. XX, entre ellos la Bauhaus, gestaron este tipo de vivienda en que el espacio, la luz natural y la ventilación, tan valorados hoy, se aprovechan racionalmente.




Hasta mediados del XIX, la arquitectura se encontraba en un 'loop' de revivals, eclecticismo y mezcla de los viejos estilos. Los gastados órdenes arquitectónicos ortodoxos de la academia aparecían ajenos ya a una sociedad moderna, industrializada y mecanizada, que a fines de siglo, primeras décadas del XX, buscaba nuevas formas acordes al 'esprit du temps'. Nuevos materiales para una nueva era, el vidrio, el acero y el hormigón, y un nuevo lenguaje, donde "la forma sigue la función"; la simplicidad libre de parafernalias y ornamentos, fueron las piezas base para los ensayos y experimentaciones que se dieron en esta época y que sentaron las bases del 'estilo internacional' y la arquitectura moderna.

La Bauhaus, una de las tantas corrientes que surgen en las primeras décadas del siglo, se hace eco de esta atmósfera de renovación apuntando, como decía Gropius, a "la construcción del futuro",  en una Alemania azotada por la I Guerra Mundial y con la necesidad urgente de viviendas: la mayor cantidad al menor costo y lo más rápido posible.

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En 1925 Walter Gropius construye las viviendas para los maestros cerca de la escuela, en Dessau. Racionalista, el modelo de casa se organiza de acuerdo a sus usos y las fuentes de luz natural.[/caption]

Estandarizar y racionalizar

Como dice Gropius, "una nueva concepción de construir basada en realidades ha emergido; y con ella una nueva concepción del espacio". El muro como soporte da paso a la estructura de concreto y acero, liberando la planta amplia tan amada por Mies van der Rohe; las ventanas pueden crecer en horizontal, "los muros se abren como cortinas para admitir a plenitud el aire fresco, la luz del día y el brillo del sol",  los techos planos regalarán luz a las habitaciones de la planta alta y "la posibilidad de transformar la parte superior de la casa en prácticos espacios como una logia soleada, un gimnasio al aire libre o una sala de juego para los niños" ("La Nueva Arquitectura y la Bauhaus"), todos tan vigentes hoy, como novedosos parecían hace 100 años.

En ese escenario él propone los principios de estandarización y racionalización de la vivienda, utilizando partes prefabricadas y la producción en cadena, algo que hoy nos parece tan natural. La escuela prestará atención a la mayor eficiencia de la casa sistematizando el estudio de la arquitectura y dando relevancia a aspectos técnicos como la calefacción, la ventilación y la orientación de la casa. "Hay un punto de partida que la arquitectura llamada racional o funcional tenía como premisa básica: la atención de ciertos aspectos de carácter biológico del usuario que quedaba cuantificado en esos términos y que habría de tener muchas consecuencias en el diseño, los aspectos higiénicos, antropométricos y las posibilidades reproductivas; una casa es una máquina de reproducción. El proyecto arquitectónico de la Bauhaus tenía esa matriz, y es heredera también del momento teórico de la arquitectura, las condiciones ambientales, heredadas del siglo XIX, como la acción bactericida del sol, la helioterapia, etc.", explica Alberto Sato, académico de la Escuela de Arquitectura de la UDP.

Una serie de premisas guiaban en ese sentido las clases de arquitectura con Meyer y Van der Rohe. Respecto a la orientación de las casas, se planteaba generando hileras, no bloques, para que todas tuviesen sol. "La llamada zona húmeda debía estar orientada con máximo soleamiento a la mañana, cuando el sol ejercía esa acción bactericida. Junto con eso tenía que garantizar que el vecino no le proyectara sombra, y aparecen una serie de normas al respecto", dice Sato.

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La distribución funcional del espacio y la estandarización de las dimensiones para producir más rápido y barato son algunos de los rasgos heredados de la escuela alemana.[/caption]

Esta eficiencia de la casa se extiende también a su equipamiento. "Como no había una atención particular por la sociabilidad de los habitantes, sino por la condición biológica, se empiezan a estandarizar las dimensiones, se hacen estudios ergonómicos acerca de la cama, silla; todo el equipamiento que tiene una vivienda y las habitaciones con un ordenamiento lógico de la máxima economía de funcionamiento en las relaciones entre baño-cocina-dormitorios. Esto queda testimoniado en "El arte de proyectar", famoso libro de Ernst Neufer, alumno de la Bauhaus, que sistematizó todo lo que se había estudiado al respecto. El baño, por ejemplo, se medía en función de las piezas sanitarias y el mínimo de distancia que permitía arrodillarse, sentarse, ducharse".

La herencia

Si bien la escuela alemana teorizó bastante en torno a la arquitectura, no construyó mucho. Están los edificios de la escuela misma, las casas de los profesores y un par de ejemplos. "El espíritu que inundaba a los fundadores no estuvo tan orientado a la construcción, sino a la formación artística, y esa fue la riqueza que tuvo. La Bauhaus no hizo viviendas masivas, sino Gropius, el barrio Siemens, por ejemplo. La vivienda se diseñó con el principio del 'existens minimun', lo mínimo existencial para vivir, entonces todo lo adicional a esa función biológica de vivir y reproducirse quedaba descartado en función de poder construir mayor cantidad de viviendas con la misma inversión, que la social democracia alemana se había propuesto, lo mismo que toda Europa", dice Sato.

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