Un Tatra T87, el auto más odiado por Hitler, sale a remate

Este deportivo checoslovaco habría sido prohibido por el dictador alemán luego de que más de siete de sus oficiales encontraran la muerte en aparatosos accidentes. Tenía una buena velocidad punta, pero no así una traicionera suspensión trasera...




Tener el dinero para conducir un auto deportivo no es lo mismo que poseer las habilidades para disfrutarlo en forma segura. Ejemplos hay muchísimos, y en buena medida la lógica siempre termina por imponerse: hay que conocer muy bien un vehículo -saber cómo dobla, frena y acelera- antes de exigirlo al límite. De lo contrario, el auto puede transformarse en una peligrosa arma, tal como el Tatra T87 apodado ‘el cazador de Nazis’, que se llevó por delante la vida de al menos siete de los generales del Tercer Reich. Este deportivo checoslovaco desató la furia de Hitler, quien prohibió su uso a toda la oficialidad. Ahora una de esas clásicas unidades sale a remate. ¿Cómo nació su controversial fama?

Detrás de la imagen de elegancia y sofisticación del Tatra T87, se tejen varias y sabrosas historias. La primera dice que su diseño -obrado a mediados del 30 por el ingeniero austrohúngaro Hans Ledwinka- y caracterizado por tres faros delanteros y una silueta en forma de caparazón (con una aleta vertical en el medio), fue mañosamente usado por Volkswagen para comenzar a dar vida al Beetle. De hecho, Tatra demandó a la firma de Wolfsburgo, que años más tardes debió indemnizar a la ahora extinta Tatra (en realidad la marca persiste, pero solo como constructor de vehículos pesados y militares).

En particular, la unidad que será rematada por Sotheby’s este miércoles y jueves, corresponde a una fabricada en 1948, con techo corredizo e impulsada por un motor V8 de 2.5 litros enfriado por aire. La unidad produce 100 caballos y 152 Nm, de manera que el deportivo de chasis tubular y caja manual de cuatro marchas puede todavía alcanzar los 160 km/h. A estas alturas, ¿quién se atrevería?

Según cuenta la leyenda, el Tatra T87 ofrecía diversión a altas velocidades pero estaba dotado de una traicionera suspensión trasera de ejes oscilantes (donde se ubica el motor), que hacía muy complicada su maniobrabilidad. Si a eso se le sumaban frenos de tambor y una eventual escasa preparación del conductor, la fórmula resultaba demasiado peligrosa.

El Tatra T87 de 1948 con poco más de 5.000 km andados saldrá a subasta esta semana. Se espera que este lobo con piel de oveja, en el buen y en el mal sentido de la frase, sobrepase los $ 300 millones.

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