La reina Isabel II da el último adiós al príncipe Felipe en un funeral marcado por la pandemia

Foto: AP

El entierro de Felipe será este sábado con solo 30 invitados íntimos con mascarillas y distancias de seguridad, respetará la sencillez y el estilo militar deseado por el duque, que era oficial de la Marina. La ceremonia religiosa comenzará a las 15 horas locales (14 horas GMT) en San Jorge, la capilla gótica del siglo XV situada en el castillo de Windsor. Al comienzo del oficio, el país guardará un minuto de silencio. Pero antes los cuatro hijos y varios de los nietos de la pareja real -incluidos los príncipes Guillermo y Enrique- caminarán tras el féretro en un corto cortejo fúnebre por los jardines del castillo.


La reina Isabel II dará este sábado el último adiós al hombre con quien estuvo casada 73 años, su “fuerza y apoyo”, el príncipe Felipe, en un sobrio funeral de estilo militar con mascarillas y pocos invitados debido a la pandemia de coronavirus.

La ceremonia religiosa comenzará a las 15 horas locales (14 horas GMT) en San Jorge, la capilla gótica del siglo XV situada en el casi milenario castillo de Windsor, unos 50 km al oeste de Londres.

Debido al coronavirus se pidió a los británicos que no se desplazasen hasta esta pequeña localidad. Aún así las terrazas de sus pubs deberían llenarse de partidarios de la corona, cubiertos con banderas británicas, para seguir el evento por televisión como otros millones de personas.

Al comienzo del oficio, el país guardará un minuto de silencio.

Pero antes los cuatro hijos y varios de los nietos de la pareja real -incluidos los príncipes Guillermo y Enrique- caminarán tras el féretro en un corto cortejo fúnebre por los jardines del castillo.

Será la primera aparición pública de Enrique, de 36 años, con la realeza desde que él y su esposa Meghan, que no viajó al Reino Unido por estar embarazada, abandonaron sus funciones reales y se fueron a vivir a California.

El príncipe no caminará junto a su hermano Guillermo, de 38 años y segundo en el orden sucesorio al trono, con quien las relaciones son tensas, sino que entre ellos se situará su primo Peter Phillips.

Puede ser “una excentricidad en la planificación o un intento deliberado de mantenerlos separados”, escribió el viernes el diario The Times.

Sin pompa y con mascarilla

El príncipe consorte falleció el 9 de abril, dos meses antes de cumplir 100 años.

Había sido una presencia constante junto a la reina Isabel II desde que, con solo 25 años, fue coronada en 1952, cuando el Reino Unido se reconstruía tras la Segunda Guerra Mundial y su imperio mundial empezaba a desmoronarse.

Su muerte dejó un “enorme vacío” en la vida de la soberana, afirmó Andrés, tercer hijo de la pareja.

Las restricciones impuestas por el coronavirus obligaron a modificar a toda prisa la “Operación Forth Bridge”, un plan funerario largamente elaborado.

Las exequias de la realeza británica suelen ser de gran envergadura, perfeccionadas durante años y concurridas por monarcas y mandatarios de todo el mundo. La última, en 2002 por la muerte de la reina madre, costó más de 5,4 millones de libras (6,2 millones de dólares o 5,2 millones de euros) y reunió a más de un millón de personas frente a la abadía de Wesminster en Londres.

Pero el entierro de Felipe, limitado por la pandemia a 30 invitados íntimos con mascarillas y distancias de seguridad, respetará la sencillez y el marcado estilo militar deseado por el duque, que era oficial de la Marina.

El féretro será recibido por cornetines militares y representantes de los tres ejércitos para una corta procesión.

El ataúd será llevado en un Land Rover verde militar diseñado siguiendo las instrucciones aportadas por el propio Felipe.

Tras el funeral, presidido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los anglicanos, el duque será enterrado en privado en la bóveda real de la capilla San Jorge.

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