Nueva York y la pandemia: las razones tras el aumento de la criminalidad en la Gran Manzana

Policías al interior de una estación de metro en Brooklyn, en Nueva York.

La mezcla de un alza en los delitos y una cobertura mediática cada vez más enfocada en los crímenes ha llevado a los neoyorquinos a temer cada vez más por la seguridad de sus barrios.


Es un hecho: desde el 2020 hasta ahora, la cantidad de incidentes violentos en la Gran Manzana han aumentado considerablemente. Tomándose las portadas de los diarios, todas las semanas los neoyorquinos tienen noticias sobre algún tiroteo en el Metro, un asalto que terminó en asesinato u homicidios sin más.

Una racha de incidentes de alto perfil en las estaciones de Metro y en los centros turísticos, junto con un nuevo alcalde que ha convertido la lucha contra el crimen su principal prioridad, ha intensificado el escrutinio público sobre la seguridad. Después de décadas de consistente disminución, una nueva generación de neoyorquinos está viendo, por primera vez en su vida, todos los índices de criminalidad subir.

En un lugar que se llegó a conocer como “la ciudad grande más segura de Estados Unidos”, en especial tras la gestión del alcalde Rudolph Giuliani (1994-2001), quien ganó fama internacional por su teoría de la Tolerancia Cero, los homicidios se han vuelto algo cada vez más común durante la pandemia: si en 2017 los asesinatos tocaban un piso histórico, con 292 en todo el año, en 2021 hubo un total de 488, siguiendo la tendencia de 2020, con 468. Ahora bien, como indica un análisis de Bloomberg, los números pospandemia son similares a aquellos registrados en 2009 (471), cuando la ciudad intentaba superar su último gran colapso económico.

Comparado con el mismo mes del año pasado, julio de 2022 tuvo un 57% más de crímenes al interior del sistema de transporte público neoyorquino. El 15 de julio pasado, un hombre de 37 años bajaba por las escaleras dentro de la estación de Metro Jackson Heights–Roosevelt Avenue/74th Street cuando chocó con un hombre y comenzó a ser golpeado repetidas veces, hasta que funcionarios del Servicios de Emergencias Médicas lo tomaron y se lo llevaron al Hospital Elmhurst.

Once días después, dos sujetos rodearon a un hombre de 54 años en el entresuelo de la estación de Metro de Flushing Avenue, pegándole y apuñalándolo con lo que se cree fueron un par de tijeras. Y como estos, otros incidentes se reportan casi a diario en el sistema de Metro de Nueva York.

Estadísticas del Departamento de Policía de Nueva York señalan que entre julio de 2021 y julio de 2022, el número total de tiroteos aumentó en un 13,4% (178 contra 157 el año anterior). Entre los distintos delitos, el hurto “mayor” sin violencia registró un alza del 40,6%, mientras que el robo con violencia le sigue con 37,2%, y el asesinato, que subió un 34,3%, con 47 asesinatos durante el mes.

Oficiales de policía en una investigación sobre un tiroteo en una estación de Metro en Brooklyn. Foto: Reuters

A pesar de estos aciagos números, Bloomberg apunta que las estadísticas no llegan ni de cerca a las del siglo pasado: entre la década de los 80 y los 90, cuando la “epidemia del crack” azotaba la ciudad, los homicidios eran cinco veces más comunes, llegando a registrarse un promedio de seis asesinatos al día. Precisamente antes de la pandemia, Nueva York rompía sus récords a la baja.

En este contexto, por primera vez desde enero de 2020, las encuestas muestran que el miedo a la violencia superó al del Covid-19 como motivo por el que los trabajadores no vuelven a sus oficinas en Manhattan o evitan tomar el transporte público.

Esto se mezcla con la política de la ciudad, y sobre todo, con la llegada del demócrata Eric Adams a la alcaldía: un análisis de Bloomberg da cuenta del aumento de las noticias sobre crímenes desde que, en enero pasado, el expolicía tomó el cargo. De un promedio de 132 historias al mes, durante los ocho años del alcalde Bill de Blasio (2014-2021), el promedio con Adams llegó a los 800.

Según The New York Times, el constante flujo de malas noticias es una de las razones por las que los norteamericanos en general dicen que el crimen empeora cada vez más, cuando los hechos en general desmienten esta percepción. Entre 1990 y 2014, el total de crímenes -incluyendo los delitos violentos y asesinatos- cayeron más del 50% en todo el país. Aún así, durante esa época, la mayoría de los estadounidenses contestaban a la encuestadora Gallup que sentían que el crimen aumentaba, en comparación con el año anterior.

El editor ejecutivo de The Crime Report, Stephen Handelman, señala al respecto: “No hay duda de que los medios, y sobre todo la radio y televisión, han dedicado una enorme cantidad de tiempo a cubrir los aumentos de violencia, apoyando esto en declaraciones aterradoras de políticos y policías. Pero en la mayoría de los casos, no hay ni contexto ni verdadera explicación de las cifras que tenemos”.

Como resultado, apunta el experto en justicia criminal, más personas se sienten inseguras, aun cuando es mucho menos probable que sean víctimas de un delito de lo que era hace una década. “La evidencia muestra que los homicidios, especialmente con armas de fuego, se concentran a menudo en barrios riesgosos específicos y se relacionan más a pandillas o disputas por drogas”, apunta Handelman.

Policías de Nueva York en una escena del crimen.

Otro de los grandes problemas en Nueva York tiene que ver con la reincidencia de quienes delinquen. Según el Departamento de Policía de la ciudad, el número de personas que han sido arrestadas tres o más veces por hurto y asalto ha ido en aumento durante los primeros seis meses de 2022. Solo en junio se registraron 211 personas arrestadas por robo en su -al menos- tercera ocasión: solo cinco años antes, en los seis primeros meses de 2017, se contabilizaron en total 87 individuos en la misma situación. En el caso de los robos “hormiga” en supermercados y tiendas, 899 personas fueron detenidas al menos tres veces en junio de 2022, comparadas con las 476 del mismo mes de 2017.

Al respecto, Eric Adams ha estado impulsando cambios en las leyes de libertad bajo fianza, para así darles a los jueces la discreción de considerar la “peligrosidad” de un acusado y poder decidir de esta forma si dar o no tal beneficio. A diferencia del resto de los estados del país, los jueces locales no pueden considerar el daño que un acusado pueda infligirle al resto al evaluar la libertad bajo fianza. Según el alcalde neoyorquino, los magistrados deberían poder tener en cuenta la seguridad pública a la hora de mantener en la cárcel a un acusado, evaluando cada situación de acuerdo con “la severidad del delito por el que se le acusa o por su historial de reincidencia”.

“Adams fue electo porque él aseguraba representar un balance entre las reformas políticas y mayor dureza en estrategias contra el crimen. Pero mucha de su retórica ha tenido más que ver con reforzar a la policía y retroceder en las reformas judiciales, como la reforma de la fianza, que, según él, ha dejado a la gente más violenta en las calles. Objetivamente, no hay evidencia que apoye eso. Desde que entró en rigor esta reforma, cuyo fin es evitar que personas acusadas de crímenes no violentos entren a la cárcel sin un juicio, ha habido un ligero aumento de la reincidencia en ese sector de la población”, comenta Handelman.

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, habla en una conferencia en un hospital en Harlem. Foto: AP

El alza de la criminalidad durante la pandemia no solo ha pegado en Nueva York. Si en las primeras semanas de cuarentena los delitos bajaron radicalmente, la violencia comenzó a subir en los centros urbanos a medida que sus residentes lidiaban con la crisis económica y sanitaria. Un artículo de The New York Times explora en detalle la relación entre el Covid y la delincuencia, señalando que tanto los cierres de servicios sociales como de las escuelas dejaron a mucha gente postergada durante estos dos años.

“Los motivos de ese incremento son algo en lo que los criminólogos difieren. Algunos afirman que es el resultado de la liberación de las tensiones y el estrés que se acumuló durante la pandemia. Los políticos culpan a las reformas de justicia, como la de la fianza, aunque no hay evidencia empírica que lo relacione. Hay que notar que incluso con el actual aumento de los crímenes violentos, los índices están significativamente más bajos que en los 90 y 2000″, recuerda Handelman.

Ahora bien, y a pesar de los grandes titulares, este año se ha registrado una baja a lo ancho de Estados Unidos. Comparado con igual período de 2021, esta primera mitad del 2022 mostró una baja del 4% en los incidentes con armas de fuego, mientras que los asesinatos en las grandes ciudades se redujeron un 3%. Si las cosas se mantienen en esa dirección durante lo que queda del 2022, será el primer año desde 2018 en que los asesinatos caen en el país.

“Aun cuando cualquier incremento en los números es preocupante, hablar sobre una nueva ‘ola de crímenes’ es en gran parte espurio, y ha sido usado mayoritariamente como un gancho para posicionarse políticamente”, opina Handelman.

En declaraciones a Bloomberg, John Gramlich, del Pew Research Center, concluye: “Si alguien se siente inseguro, es probable que no vaya a sentirse confortado por el hecho de que el crimen en general en Nueva York sea más bajo de lo que fue hace 20 años. Estos sentimientos son importantes, porque estos pueden traducirse en cómo, a la larga, las personas eligen a sus líderes”.

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