Theresa May se reúne con el líder opositor Jeremy Corbyn para sacar del punto muerto el acuerdo del Brexit

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Theresa May sale de su residencia oficial para reunirse con el líder opositor, Jeremy Corbyn. EFE

"Lo que queremos hacer ahora es encontrar una forma de avanzar que pueda obtener el apoyo de esta cámara", declaró la primera ministra británica antes de su reunión con el líder laborista.


La primera ministra británica, Theresa May, se reúne el miércoles con el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, en busca de un consenso que evite a Reino Unido salir de forma brutal de la Unión Europea la próxima semana.

"Creo que ambos queremos conseguir salir de la UE con un acuerdo, creo que queremos proteger los puestos de trabajo, creo que ambos queremos asegurarnos de poner fin a la libre circulación" de trabajadores europeos, afirmó May el miércoles en la sesión semanal de preguntas a la primera ministra en la Cámara de los Comunes.

"Lo que queremos hacer ahora es encontrar una forma de avanzar que pueda obtener el apoyo de esta cámara", agregó.

Hasta ahora, el Parlamento de Westminster no ha aprobado ninguna de las opciones relativas al Brexit: tumbó tres veces el Tratado de Retirada firmado por May con los otros 27 líderes europeos y rechazó todas las alternativas presentadas por los diputados.

Reino Unido debería haber salido del bloque la semana pasada, pero ante el bloqueo la UE le concedió hasta el 12 de abril alcanzar una solución. La primera ministra anunció el martes que pretende pedir otra prórroga en la cumbre europea del día 10, pero si quiere que sea aceptada tiene que decir muy claramente para qué.

May se ha quedado sin argumentos para convencer a los más recalcitrantes euroescépticos dentro de su Partido Conservador, por lo que finalmente decidió tender la mano a su enemigo jurado, una decisión que fue muy mal recibida por una parte de su formación.

El diputado conservador Jacob Rees-Mogg, líder el principal grupo euroescéptico en Parlamento, lamentó que se deje el futuro del Brexit en manos de Corbyn, "un marxista notorio". Y un secretario de Estado, Nigel Adams, dimitió advirtiendo en una carta a May que está cometiendo "un grave error".

No hay, sin embargo, garantías de que May y Corbyn lleguen a un acuerdo, por lo que varios diputados, encabezados por la laborista Yvette Cooper y el conservador Oliver Letwin, pretendían seguir adelante con sus planes el miércoles y someter por la noche a un voto de los parlamentarios una propuesta de ley destinada a pedir a la UE una prórroga, cuya duración está aún por definir, para evitar una salida sin acuerdo en nueve días.

 "Hacer concesiones"

Corbyn se declaró "muy feliz" de participar en estas conversaciones pero advirtió que "hasta ahora" la líder conservadora "no ha mostrado mucha señal de querer hacer concesiones".

La respuesta de la UE debería llegar por la tarde con motivo de un discurso del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en Bruselas.

El Partido Laborista de Corbyn ha defendido repetidas veces la necesidad de que, tras el Brexit, Reino Unido permanezca en una unión aduanera con la UE y respete buena parte de las reglas del mercado común europeo para proteger el comercio y los derechos de los trabajadores.

Una gran parte de conservadores -la primera ministra incluida- se oponen a estas dos opciones porque la primera imposibilitaría firmar acuerdos de libre comercio con terceros países y la segunda le impediría poner límites a la llegada al país de ciudadanos europeos.

La reunión entre May y Corbyn debía comenzar a primera hora de la tarde y, según el ministro del Brexit, el euroescéptico Stephen Barclay, el gobierno irá con un espíritu abierto.

"No ponemos condiciones previas", aseguró a la radio BBC 4, "aunque tampoco se trata de un cheque en blanco", precisó.

Si este intento de alcanzar un consenso fracasa, May ya anunció que prevé someter a votación del Parlamento "un cierto número de opciones para determinar el camino a seguir".

El ejercicio, no obstante, ya lo realizaron los diputados en los últimos días por su propia iniciativa y el resultado quedó lejos de solucionar la caótica situación: en dos ocasiones rechazaron todas las alternativas propuestas y la opción que estuvo más cerca de ser aprobada -con tres votos de diferencia- fue la propuesta laborista de una unión aduanera.

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