Andrea Idalsoaga, delegada episcopal para la Verdad y la Paz: "El caso Poblete no afectó en un aumento de denuncias"

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Idalsoaga se desempeñó anteriormente en el Tribunal Eclesiástico.

"La Delegación es mucho más que las denuncias", afirma Andrea Idalsoaga, la abogada que preside la Delegación Episcopal para la Verdad y la Paz del Arzobispado de Santiago. La entidad, a cargo del tema de los abusos, fue creada en septiembre pasado por el cardenal Ricardo Ezzati y agrupa al Departamento de promoción de ambientes sanos junto con la Oficina pastoral de denuncias (Opade).

Esta última actualmente monitorea los procedimientos canónicos -que están en proceso administrativo penal- de los sacerdotes Óscar Muñoz, Diego Ossa, Jorge Laplagne, David Vera y Belarmino Pérez, además del caso del presbítero David Mondaca, que está en la etapa de investigación previa.

¿Ha podido observar algún patrón o fenómeno frecuente?

En general, no. Históricamente, cuando pasó el caso Karadima, ahí se empezó a abrir todo, gracias a Dios, y siempre vamos a estar agradecidas de ellos tres: James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo. Ya pasó esa apertura.

Usted asumió en este cargo mientras Ricardo Ezzati era arzobispo de Santiago y a fines de marzo llegó Celestino Aós. ¿Ve diferencias en las maneras de cómo abordar el tema de los abusos?

A mí lo que me tocó ver de don Ricardo fue el último periodo. Él creó la delegación y tenía la intención de mejorar las cosas. Ahora hay un camino con don Celestino, que aparte yo lo conocía de antes en la Asociación de Canonistas, por lo cual se me ha hecho muy fácil el trabajo. Él tiene carisma y es muy buena persona. Estoy convencida de que estamos dando pasos esperanzadores.

¿Tiene cifras respecto de cuántas denuncias han recibido desde la creación de la Delegación?

El resguardo de las víctimas nos reclama la confidencialidad. Además, las denuncias que recibimos son de muchos tipos. Desde el pastoral, por ejemplo, la señora que se enojó con el párroco porque la sacó y ya no puede dar la comunión, cosas así de simples, hasta el abuso sexual a menores. Respecto de estas últimas, que son de conocimiento público, este año hemos recibido una y hay cinco más en proceso.

¿El caso de Renato Poblete ha influido en una mayor cantidad de denuncias a la Opade?

No me gusta referirme a casos particulares, pero en el caso concreto de él (Renato Poblete) no afectó en un aumento de denuncias. En los casos de abuso sexual, en general, la víctima hace un proceso serio, largo, difícil antes de llegar a denunciar. Es independiente de lo que pueda estar pasando públicamente.

¿En años anteriores se recibían menos denuncias?

Antes había un proceso menos riguroso. Ahora, desde que está la Delegación, se tiene más conciencia de todas las denuncias que existen.

¿Están investigando denuncias en contra de sacerdotes fallecidos?

Sí, sobre todo porque parte del proceso de reparación de la víctima es que necesita ser escuchada, conocer la verdad, saber que no fueron cómplices ni culpables de lo que les pasó. De allí esa necesidad de investigar, aunque no podamos sancionar después a ese sacerdote porque está muerto, pero es muy reparador para la víctima.

Respecto del presupuesto, ¿cuánto dinero se destina a esta Delegación y cómo se divide?

Tenemos un presupuesto asignado tentativo. Este año estamos trabajando en determinar los énfasis y hacia dónde definir mejor las necesidades. Recién el próximo año vamos a poder determinar los montos con más seriedad.

¿Está incluida la reparación?

Es un proceso único para cada persona. Primero es escucharla, acompañarla, toda la terapia psicológica, psiquiátrica, espiritual, la justicia. La reparación económica la estamos evaluando por supuesto, pero tiene que ser mucho más completa. Tenemos que habilitar a la persona para ser independiente y además hacernos cargo de ella en distintos momentos de su vida. Eso todo tiene un costo que hay que pensarlo a futuro. Todavía no tenemos a ninguno en esas etapas posteriores.

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