Comunidades de Liceos Bicentenario: sus preocupaciones ante el desahucio del programa

El gobierno decidió no darle continuidad al programa iniciado en el primer mandato de Sebastián Piñera, y quienes trabajan, estudian o enseñan en ese tipo de instituciones ya muestran sus reparos. Y aprensiones.


Desconcierto e inconformidad son quizás las principales emociones que reflejan el sentir de las comunidades de los Liceos Bicentenario luego de que la semana pasada se supiera que el gobierno le pondrá la lápida al programa del Ministerio de Educación que le otorgó, literalmente, un sello de excelencia a 320 establecimientos del país y con ello una asignación especial de recursos.

“Los esfuerzos del Mineduc estarán puestos en apoyar las condiciones basales de todos los establecimientos que reciben subvenciones, en especial aquellos que atienden a la población más vulnerable”, justificaba hace algunos días a La Tercera el ministro Marco Antonio Ávila.

Y es que, aunque los Liceos Bicentenario seguirán existiendo, el actual gobierno no le dará continuidad al programa que nació durante el primer mandato de Sebastián Piñera. Durante la gestión de Gabriel Boric no habrá nuevas convocatorias para sumar a otros establecimientos al sello Bicentenario y los recursos se irán acabando conforme culminen los convenios vigentes ya pactados. Eso es lo que tiene descompuestas a las comunidades.

“No me parece bien que el programa se descontinúe porque la propuesta pedagógica es buena y da resultados debido al seguimiento y monitoreo por parte del Mineduc”, señala Sergio Miño, director del Liceo Santa María de Las Condes (con sello Bicentenario hasta 2027), quien dice que esta situación ya se ha comentado dentro de su equipo directivo de siete integrantes, “ninguno está de acuerdo con esta medida y nuestra comunidad también lo va a resentir enormemente, no cabe duda”.

¿Por qué lo cree así? “Fuimos el primer Liceo Bicentenario de Las Condes y cuando nos adjudicamos este proyecto la comunidad lo tomó con mucha alegría”, expone. Y suma: “La valoración (interna) es muy positiva. Es una de las políticas públicas más exitosas del último tiempo y permite que un gran número de estudiantes de alta vulnerabilidad se beneficie directamente con este programa, que da un marco regulatorio de excelencia, que ha permitido involucrar a las familias en un proceso educativo de mucha exigencia”.

Del mismo modo, desde SIP Red de Colegios, sostenedores de 17 establecimientos de colegios particulares subvencionados en la Región Metropolitana, quienes cuentan con dos Bicentenario (Liceo Italia, en Santiago y Elvira Hurtado, en Quinta Normal), Santiago Blanco, gerente general de la red, dice lamentar “el cierre progresivo del programa, porque ésta era una buena forma de ofrecer a las comunidades educativas la oportunidad de sumarse a un desafío de alto estándar a través de un programa que, al menos en nuestra experiencia, ha tenido una serie de impactos positivos”. Argumenta que lo anterior se da “a partir del foco en la actualización de los docentes en herramientas y metodologías pedagógicas”, lo que, asegura, en su caso “ha permitido dar un nuevo impulso a toda una comunidad educativa, no solo en los logros académicos, sino también logra proyectar a los estudiantes en lo formativo y en su vida futura”.

Patricia es apoderada del Liceo Mauricio Hochschild, el único con sello Bicentenario en San Pedro de la Paz, en el Biobío. Ella dice no entender la decisión, la que asegura tampoco comparten otros apoderados de su comunidad con los que ha podido cruzar palabras.

Yo entiendo -pero no comparto- el fondo de la decisión: quieren nivelar la cancha, pero el problema es que ahora la están nivelando para abajo”, asegura.

Y es que, como han justificado internamente en los pasillos de Educación, la decisión se tomó porque creen que una de las problemáticas del programa de los Liceos Bicentenario es que engrandece las brechas entre establecimientos al destinar recursos especiales solo a un grupo.

En esa línea, Óscar Gálvez, jefe de la Dirección de Educación (DAEM) del municipio de Río Claro, en el Maule, señala que el hecho de que el Liceo Agroindustrial haya recibido el sello de Bicentenario “ha sido muy importante”. ¿Por qué? “La comunidad ha dejado a los niños matriculados ahí y no los traslada a las grandes ciudades, como Curicó o Talca. El hecho de ser Bicentenario ha reencantado a padres y apoderados para que los niños estudien acá”, asegura.

En tal sentido, el director del liceo de Las Condes asegura que su comunidad valora “profundamente el hecho de ser un Liceo Bicentenario, ya que nos da un sello que pocos liceos tienen en nuestro país. Estamos orgullosos de pertenecer a este grupo selecto de liceos de excelencia”. Por eso mismo, cierra sobre este punto, está contrariado de que al cabo de estos ocho años con sello Bicentenario (tiempo que dura el convenio) y cumpliendo los estándares exigidos ya ni siquiera tenga la opción de continuar con ese sello y los recursos asociados.

Aportes y temores

Miño, desde Las Condes, detalla que los aportes extra que han recibido por ser Liceo Bicentenario han sido destinados a la infraestructura, lo que en su caso permitió techar uno de los patios, así como también en el ámbito del fortalecimiento educativo.

“Si ese recurso tanto humano o de apoyo no está, obviamente que la calidad puede mermar”, teme como consecuencia a futuro, aunque a la vez asegura que su establecimiento ya ha generado una suerte de cultura de aprendizaje de excelencia.

Asimismo y desde Río Claro, Gálvez asevera que por su condición de Bicentenario para el Liceo Agroindustrial se ha vuelto relevante “el tema de las capacitaciones a profesores”, así como también “los recursos frescos que llegan para poder reparar y mantener equipamiento, infraestructura y mobiliario”.

Desde las comunidades, además, ahondan en sus miedos. Creen que, aunque el pago de cuotas pendientes se mantenga y los recursos académicos puedan comprometerse, el concepto de ‘Liceos Bicentenario’, como se conoce, llegue a su fin. Y con ello todo lo positivo asociado.

“En primer lugar, se perderá la red de Liceos Bicentenario, que nos permitía tener capacitaciones entre pares, webinars con liceos de otras regiones, compartir el material pedagógico, ver las estrategias de enseñanza y reenseñanza, no se tendrá acceso a plataformas educativas. En general, se pierde la posibilidad de seguir difundiendo una cultura educativa de excelencia que está centrada en los pilares de los Liceos Bicentenario”, se extiende Miño desde el recinto Santa María de Las Condes.

Patricia, la apoderada del establecimiento de San Pedro de La Paz, se pregunta: “¿Quién nos asegura que el liceo mantendrá su nivel ahora sin apoyo? Nosotros elegimos este lugar para nuestros hijos por algo, un algo que ya nadie puede asegurar”.

En tanto, el jefe de la DAEM de Río Claro es tajante: “Que se discontinúe va en desmedro de los niños, de la comunidad educativa, porque hay muchas cosas que todavía son necesarias poder seguir mejorando”.

De aquello concuerda Juan Basoalto, el director del Liceo Bicentenario Agroindustrial: “La comunidad no lo tomaría bien, porque tienen apoyo técnico y trabajos colaborativos entre liceos, tanto los equipos como los docentes de aula. Lo tomarían como un retroceso”, señala.

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