
El líder del Tren de Aragua que vendía arepas en Estación Central
Una cafetería para apostadores de la hípica y una arepería en un patio de comidas fueron las primeras inversiones de Larry Álvarez en Chile: un venezolano que por sus vecinos era visto como un padre de familia que residió en Maipú, Conchalí y Renca, pero que en verdad era el encargado de instalar los negocios más violentos de esa banda en el país.
Larry Álvarez Núñez, líder y fundador del Tren de Aragua, conocido por su apodo Larry “Changa”, se acaba de bajar de un avión en la losa del Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Es el 30 de enero de 2018. Cuando avanza hacia el control policial de migraciones, a pesar de que es un reputado y conocido delincuente, con años de cárcel, extorsiones y homicidios en su prontuario, se le permite entrar al país como turista.
-Cuando él ingresa, no había antecedentes de que él se encontraba privado de libertad en Venezuela. No había orden de detención ni alerta roja de Interpol sobre él. Porque no existía la cooperación internacional que tenemos ahora.
Lo dice Trinidad Steinert, fiscal regional de Tarapacá, quien ha empujado las principales causas contra el Tren de Aragua. Entre ellas las 34 condenas para la rama Los Gallegos el año pasado, donde consiguió 11 cadenas perpetuas. En marzo de este año comenzó otro ciclo: el juicio oral contra el tronco principal del Tren de Aragua en Chile: la línea que acata, según la tesis de Steinert, las órdenes directas desde los líderes de la organización. Es decir, el Niño Guerrero y Larry Álvarez.

Por eso es que Steinert debió repasar la historia de Álvarez en Chile. Incluso, desde el día en que aterrizó en 2018. Dice que explica mucho de lo que pasó después.
La esposa con quien el venezolano llegó a Chile era S.C. Con ella tiene dos hijos en común. El padre de la mujer era chileno y su madre había nacido en Maracay, la capital del estado de Aragua, en Venezuela. Desde Fiscalía son enfáticos en decir que S.C. no está imputada de ningún delito.
Para el subprefecto Héctor Guenante, jefe de la Brigada Investigadora del Crimen Organizado (Brico) de la PDI, Álvarez, además del lazo familiar de su pareja, decidió llegar a Chile porque lo consideraba una especie de paraíso.
-Es un país con una alta credibilidad económica y, hasta ese entonces, con una calma relativa, con una criminalidad baja. Los delincuentes se enfocaban en una actividad específica: teníamos al traficante y al ladrón. Pero ellos tienen un abanico de negocios ilícitos -dice Guenante-. Si le sumas a que había zonas -por ejemplo, la Plaza de Armas- donde había prostitución, pero no había control territorial, para ellos se les hacía muy atractivo, porque no tenían competencia.

La periodista venezolana Ronna Rísquez, autora del libro El Tren de Aragua, la banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina, cree que Álvarez es el primer gran nombre de la organización en llegar a Chile. “Proviene del tronco original”, sostiene. Es decir: los fundadores originales del Tren dentro de la cárcel de Tocorón hacia mediados de los 2000. Además, suma algo a lo que dice Guenante.
-Era un país donde no estaban poniendo limitaciones a los venezolanos para ingresar, y donde no se habían conocido todavía manifestaciones de xenofobia como las que se dieron después en Perú y en Ecuador.
El primer domicilio que tuvo la familia fue en Maipú, en Rinconada. Luego, en Conchalí y Renca. Guenante dice que Álvarez tenía una fachada de ser un padre de familia normal. El grupo vivía en sectores residenciales tranquilos, con vecinos comunes que tenían familias y vidas normales.
Después de asentarse en Chile, Córdova fundó una sociedad: Comercial Arly‘s, en noviembre de 2018. Fue en ese tiempo que el grupo se acercó al Jockey Club en Teatinos, un teletrak que necesitaba tener una cafetería que también ofreciera almuerzos, para que sus apostadores no salieran del edificio para comer.

Un administrador del Jockey declara, en reserva, que quienes trabajaban en el local eran S.C. y su hermana, D.C. Ambas atendían a los clientes y preparaban comidas. Larry “Changa” Álvarez, dice ese administrador, se veía a lo lejos, una vez por semana. Un día, recuerda, hubo que sacarlo, porque tuvo una discusión fuerte con un cliente del local.

Uno de los locales fundados en esa expansión fue el Arepa Express, en un patio de comidas en Estación Central. El giro del negocio era ofrecer comida venezolana, como arepas y tequeños. Uno de los socios fundadores del espacio explica que una persona -que no era Álvarez ni S.C.- llegó a arrendar el espacio por aproximadamente $ 800 mil al mes. Operó al menos durante dos años.
Si bien el Arepa no está bajo la sociedad de S.C., sí está investigado como una posible empresa de fachada, así como el Arly‘s. Otro local investigado por tener nexos con “Changa” estaba ubicada en la calle San Pablo. Era una pollería llamada Food Lords. Todos estos locales son parte de una red de negocios fundados por la organización.
En abril de 2019, según fuentes en reserva desde el Ministerio del Interior, Álvarez solicitó una visa chilena por un año por tener un vínculo con una chilena. En julio se le otorgó.
Las inversiones familiares fueron creciendo. El primer auto que compró fue una camioneta Ford de trabajo, en 2019. Luego, en 2022, registró un Kia Morning. Lo arrendó para Uber. Ese auto, luego, sería la puerta de entrada al mundo del Tren de Aragua en Chile.
El paraíso
Trinidad Steinert pide diferenciar algo: si bien en Arica se identificó un clan llamado Los Gallegos, responsables de una serie de homicidios en la ciudad, la rama que investigó ella se vincula directamente a la fundación del Tren, en la cárcel de Tocorón.
Lo que veía Larry Álvarez, a ojos de la fiscal, es que en Chile había muchas oportunidades. Una de ellas era la frontera, con muchos pasos no habilitados. Además, pueblos fronterizos como el complejo entre Colchane y Pisiga Bolívar, así como Alto Hospicio.
De hecho, dice Steinert, una vez que se instaló en Chile, corrió una advertencia: “Changa y sus colaboradores subieron a estados de WhatsApp que el Tren de Aragua es el que controla la frontera, y que ninguna otra organización criminal se puede ir a instalar o crear negocios allí”.
En Pisiga Bolívar, el Tren de Aragua comenzó a controlar un hotel de paso, llamado “Hotel España”. Allí, dice ella, les cobraban “la vacuna” a los migrantes que querían pasar de forma ilegal. Otros eran extorsionados. También se veía a las primeras mujeres que, siendo engañadas la mayoría, iban a ser explotadas sexualmente en Santiago Centro.
No está claro, según los investigadores, quiénes fueron los primeros socios de Larry Changa en Santiago. Sí se determinó que, a raíz del peritaje de teléfonos celulares, mantenía contacto con Carlos González Vaca, un peligroso sicario conocido como el Estrella.
González Vaca había ingresado un año antes a Chile por Chacalluta, también de manera regular. González incluso entró con su pareja a Chile, y durante la pandemia, asegura Steinert, accedió al beneficio del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Pero, a diferencia de “Changa”, se concentró en administrar el norte del país.
Otros miembros de esta arcaica expansión del Tren en Chile son Hernán “Satanás” David Landaeta y Eduardo Navarro, detenido en 2023. Los lazos de todos, dice la fiscal, comienzan en el penal de Tocorón.
Según Steinert, no se ha podido verificar que entre socios se juntaran en los locales. Siempre mantuvieron contacto a través de WhatsApp.
En paralelo, dicen fuentes policiales, crecían reportes de ciudadanos venezolanos en el centro de Santiago que aseguraban avistar en la calle a quienes eran criminales conocidos en su país de origen. Y es que el Tren, en paralelo, crecía en su control territorial.
-Pero aquí, paralelamente, en Santiago -detalla Guenante- estábamos viendo el incremento de las extorsiones, el incremento de los secuestros de ciudadanos venezolanos.
Pero esto empezó a cambiar con un hecho fortuito. A raíz de un homicidio perpetrado en Quilpué, la Brigada de Homicidios de la PDI detectó que uno de esos autos era el de Álvarez. Es el primer delito en el territorio nacional que marcó a Álvarez como un sujeto de interés.
Sólo que aún faltaban cosas por saber. En 2021, otro hecho llevó a más pistas. Ese año, dos mujeres y un hombre, todos peruanos, fueron detenidos portando ketamina mientras pasaban la frontera en el norte del país. Cuando revisaron sus celulares, y a la hora de declarar, señalaron que había una organización de venezolanos que los obligó a pasar la droga. Se hacían llamar el Tren de Aragua. Esa fue la primera vez que en Chile se escuchó de esta banda, en la Región de Tarapacá.
Ese es, precisamente, uno de los giros comerciales que “Changa” más expandió en esa primera etapa: extorsionar a migrantes para que pasaran droga y cobrarles, al mismo tiempo, la vacuna; traer ketamina desde Bolivia para venderla en Santiago en fiestas, y comprar marihuana en Chillán -según declaró tras su última detención, a un hombre llamado “Pato”- para traficarla también en la Región Metropolitana.
Según Guenante, el Tren logró su cometido por un tiempo: dominaron la Plaza de Armas, partes del centro de Santiago, Estación Central y San Miguel. No había otra banda que les compitiera.
Larry Álvarez sentía la presión sobre él. Intentó -detallan desde Interior en reserva- regularizar su situación migratoria en 2021, y fue rechazado, por sus antecedentes policiales. En 2022 pasó lo mismo. En medios de comunicación ya se hablaba del Tren y existían investigaciones abiertas sobre varios de sus socios. Intentó salir en dos ocasiones del país, a través del Aeropuerto de Santiago. No lo logró, explica Guenante: porque ahora aparecía como un sujeto de interés. De hecho, fue interrogado dos veces en el aeropuerto.
Ese mismo año, Álvarez salió de Chile hacia Ecuador, dice un fiscal en reserva del Ministerio Público colombiano, pero ahora a través de un paso no habilitado. Circuló por Quito y, luego, entró al sur de Colombia por un paso irregular, hasta establecerse en el estado de Armenia. Ahí Larry “Changa” Álvarez fue detenido: sobre él pesaba una alerta roja de Interpol, tanto de Chile como de Venezuela.
En esa oportunidad, “Changa” declaró. Según ese fiscal colombiano, Álvarez dijo que salió de Chile luego de un enfrentamiento entre bandas con el Tren, aunque no detalló cuál. Agregó que era un líder en la estructura y que daba órdenes para ejecutar homicidios y secuestros, y tráfico de drogas. Dijo también que, estando él en la cárcel, eso podía aumentar, porque sin él en la calle no habría control territorial.
El jefe de la Brico de la PDI agrega algo en la misma línea:
-Cuando “Changa” deja el país, el Tren cambió de estructura. Pasó de tener un mando piramidal, a uno atomizado, con diferentes células que funcionaban al mismo tiempo. Además, los líderes ya no eran visibles como antes. Son células horizontales con distintos negocios entre sí.

Los locales comerciales de Álvarez cerraron. El Arly‘s del Teletrak hoy es un café atendido por otras personas. Según el administrador del lugar, D.C., la cuñada de “Changa”, contó que no podían seguir con el local, ya que la pandemia había sido dura económicamente. Luego de eso, no los vieron más. Según el departamento de Fiscalización del Municipio de Santiago, su patente fue cancelada. La última patente, eso sí, fue pagada en agosto de 2024.
Lo mismo pasó con el Arepa Express. De él solo queda su página en Instagram. El administrador del lugar se enteró a través de la prensa que el local estaba vinculado al Tren de Aragua.
Todo esto dejó una lección, dice Steinert: es vital el traspaso de información entre países para que esto no suceda más. Lo que quería Álvarez, y fue truncado, era seguir viviendo en Chile indefinidamente.
-Él pretendía quedarse acá lo más posible y fundar negocios que le dieran más entradas económicas. Todo eso lo estamos analizando a nivel del Ministerio Público. Estamos indagando la arista de lavado de activos y de patrimonio.
Hoy, Larry Álvarez espera la decisión de ser extraditado a Chile junto a su esposa y sus dos hijos. Curiosamente, el destino podría hacerlo volver al país donde quiso iniciar su imperio.
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