Pasajeros de la Línea 6 del Metro dan su veredicto

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Línea 6 del Metro de Santiago. Foto: Juan Farías

Según un estudio, realizado en la Facultad de Ingeniería Industrial de la UDP, el 95% de quienes utilizan el tren urbano afirma que sus tiempos de viaje han disminuido. Usuarios tienen algunos reparos y experto dice que los datos deben estar sujetos a un "seguimiento".


Conexión, comodidad y aumento en el valor del suelo. Todos estos atributos aparecen como sinónimos cuando se habla, en abstracto, de la apertura de una nueva línea de Metro en Santiago. Un fenómeno que viene repitiéndose desde la inauguración de la Línea 1, el 15 de septiembre de 1975, cuando se inauguró el tramo comprendido entre las estaciones San Pablo y La Moneda.

Los últimos beneficiados directos con la extensión de la red, que dio paso el 2 de noviembre de 2017 a la moderna Línea 6, fueron los residentes de Pedro Aguirre Cerda y Cerrillos, dos comunas del sector sur de la capital. Y justamente, en los seis meses posteriores a este inicio de actividades, fueron los propios usuarios quienes analizaron el impacto que el nuevo tramo tuvo en su día a día.

"Cambió por completo mi rutina, porque hay una estación de la nueva línea a unas cuadras de mi casa y ya no dependo del horario en que pasa la micro para llegar al trabajo", señaló Claudia Benavides, vecina de Cerrillos.

Opiniones como la suya quedaron plasmadas en un estudio realizado por miembros de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Diego Portales, que fue aplicado entre mayo y junio pasado a 400 usuarios del trayecto.

En la muestra se analizaron factores como el ahorro de tiempo, los costos agregados que tiene usar la nueva línea y cómo esta ha modificado los hábitos de viaje. Fue en ese contexto que el 95% de los encuestados afirmó que desde que utiliza el tramo se han reducido sus tiempos de traslado: el ahorro se traduce en 23,4 minutos menos en cada viaje.

El sondeo también mostró que el tramo acaparó un 34% de nuevos usuarios, entre ellos el 3,3% que habría decidido dejar su automóvil en casa para subirse al transporte público. "Si pensamos que próximamente viene la inauguración de las otras líneas, ese número podría seguir creciendo", sostuvo Felipe González, director de la Facultad de Ingeniería Industrial de la UDP.

Loreto Serqueira es una nueva y frecuente usuaria del tren subterráneo. "Finalmente, yo uso el Metro para ahorrar dinero, pero sobre todo por los tacos", dijo.

Para América Hernández, tesista del estudio, "la Línea 6 aparentemente está modificando la forma en que se mueven las personas dentro de Santiago y descongestionando la Línea 1, sobre todo en el caso de antiguos usuarios de Metro que antes ingresaban a la red a través de Estación Central",

Daniela Aravena, una asidua usuaria, tiene algunos reparos: "En algunas estaciones solo bajando escaleras pierdes 10 minutos, y si se te pasa el tren son otros 10. Es una línea amplia, limpia, pero la lentitud la ponen otros elementos que juegan en contra".

El estudio también dio cuenta de que un grupo de pasajeros dejó de lado el Transantiago para viajar en la red subterránea. Se trata del 43% de quienes ahora utilizan la Línea 6, según la muestra.

Sin embargo, para corroborar estos cambios en el modo de viaje de la gente, Alejandro Torres, académico de la Facultad de Ingeniería de la U. Central, afirma que "es necesario hacer un seguimiento constante, porque puede ocurrir que un mes sea más frío que otro y la gente vuelva por ejemplo, a usar su auto".

En cuanto a la disminución de los usuarios del Transantiago, afirmó que este es un fenómeno que se repite: "A nivel mundial las estadísticas dicen que el usuario de micro o se mantiene o disminuye. Eso ocurre en todos lados, porque mientras mas líneas de Metro se vayan haciendo, más usuarios va a haber, y la van a preferir por sobre la micro", puntualizó el experto.

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