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Reos relatan cómo pagaban favores a gendarmes imputados por corrupción en Santiago 1: uno de ellos pidió que le dieran cocaína

La Fiscalía Occidente tomó varios testimonios de internos de ese penal, quienes revelaron cómo actuaban los gendarmes que hoy están siendo imputados por cohecho y otros ilícitos.

JAVIER TORRES/ATON CHILE

Para desbaratar la red de corrupción que operaba al interior de la cárcel Santiago 1, la Fiscalía Metropolitana Occidente entrevistó a varios presos de ese penal.

Fueron ellos quienes develaron qué estaba pasando en los pasillos de la cárcel más grande la Región Metropolitana y por los cuales el Ministerio Público está imputando a 47 gendarmes y 23 civiles en lo que fue conocido como la Operación Apocalipsis. Respecto de esa causa, el Ministerio Público lleva una semana en audiencias de formalización.

En los relatos que tuvo a la vista la Fiscalía, a los cuales tuvo acceso La Tercera, se entregaron “antecedentes de relevancia” y además la vinculación de al menos dos gendarmes que ya fueron dados de baja y que se desempeñaban en Santiago 1: Julio César Henríquez Villalobos y Fernando Antonio Uribe Martínez.

El 24 de julio de este año, el interno identificado con las iniciales E.D. prestó su testimonio. Su importancia llevó a que el fiscal regional Occidente Marcos Pastén lo autorizara como informante encubierto con facultades de revelador.

“Tráigame coca”

En sus palabras, E.D. reveló cuál era la labor de estos dos gendarmes, conocidos por los reos como “jefe Julio” y “jefe Uribe”. “Los dos son los encargados de cuidar la pecera, los de abrir la celda y cerrarla y de cuidar el orden, pero ellos no hacen nada, ellos dejan que les peguen a la gente, que haya peleas. Una vez, para arreglarme bien con Julio y que me tenga buena, le pedí a un familiar que le fuese a dejar unos whiskys y unos gramos de cannabis. Se juntaron fuera de la cárcel y lo hicieron, esto como hace dos semanas”.

El reo señaló que “el Uribe” era que le llevaba más “feria” a los patios. Vale decir, llevaba productos que eran dispuestos en los patios para la compra de los reos. El informante reveló algunos precios: arroz a $20.000, tallarines a $5.000, una salsa a $5.000, huevos con longanizas, un paquete de salchichas de cinco unidades a $5.000, 1 kilo de huachalomo a $50.000, 25 sopaipillas con un litro de aceite y ketchup y mostaza a $50.000, también las tallarinatas que son dos carnes molida, dos salsas a $50.000, el whisky de manzana, dividido en dos bolsas de Ziploc, a $150.000, la comida china a $30.000.

Javier Torres/Aton Chile

Y si no compraban, “el Uribe” los presionaba: “Uribe cuando abre la celda dice: traje feria, para que vayan a comprar al tiro. Una vez me vio una prenda de ropa y me dijo que me la iba a quitar. Yo le dije que por favor no, él me dijo que entonces le comprara la feria. Hice eso para que no me quitara la ropa, por eso le pedí a un familiar que le hiciera una transferencia por $200.000. Esto pasó hace como dos semanas. También una vez me pidió que le consiguiera cocaína ya que él consume“.

El testimonio del reo va en sintonía con los elementos incautados en los allanamientos a los funcionarios. Varios de ellos, no mencionados por estos internos, mantenían marihuana en sus piezas al interior de Santiago 1. No solo cannabis fue hallada en el operativo. También se les encontró cocaína y pasta base de cocaína. A Uribe se le encontró una escopeta que había sido sustraída a un hombre en 2022.

Otro interno, de iniciales F.T. tuvo palabras similares. “Ellos venden directamente desde la pecera. Ellos les venden a varios, tienen sus clientes. También han ofrecido celulares. Ellos hacen lo mismo, venden los celulares, luego hacen un allanamiento y cobran $150.000 para recuperar el teléfono. Ahí hay que depositarle al ‘Cucho’, que es un mozo que tienen, Los teléfonos los venden mínimo a $250.000, normalmente $300.000. Algunos con chip y otros sin chip. Todo se paga en efectivo”, dijo el testigo.

Por último, el reo I.G. el 24 de julio entregó nuevos antecedentes. Además de revelar otros precios, similares a los del primer entrevistado, contó cuál era la actitud de los gendarmes cuando se registraban peleas. “Cuando ingresé al módulo 25 me tocó ver muchas peleas, las que los gendarmes permiten que sucedan, de hecho, una vez llegaron después de una pela y dijeron ‘nos da lo mismo que ustedes peleen, pero a nosotros no nos molesten’”.

También dijo que estos gendarmes avisaban cuando iban a “reventar” las celdas, lo que se traduce en las masivas intervenciones de Gendarmería para incautar elementos prohibidos. Esos avisos permitían ocultar, con los mismos funcionarios, los utensilios que no querían que descubrieran.

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