Opinión

¿Es Chile un país resiliente ante los desastres de origen natural?

TORNADO CONCEPCION TALCAHUANO

Los efectos devastadores que tuvieron las trombas marinas y el tornado que ocurrieron recientemente en la Región del Biobío nos recuerdan algunas características importantes sobre la forma en que todavía abordamos los desastres de origen natural en Chile.

Una persona fallecida, 24 heridos, 546 viviendas afectadas, 14 colegios dañados y 34.360 personas sin suministro eléctrico fue el balance que dejó el paso de tornados y trombas marinas en el sur de país. Estas cifras nos hacen presente que Chile es el país líder de la OCDE en el Índice mundial de riesgo de desastres de origen natural (WorldRiskReport 2018).

En la última década han ocurrido en nuestro país más de 30 desastres de gran magnitud, los que han dejado a más de 4 millones de damnificados y más de 800 víctimas fatales. Cabe destacar que esto significa un costo importante para la economía del país, correspondiente al 1,2% del PIB anual en promedio en los últimos diez años. Todo eso, sin considerar el impacto psicosocial que acompaña a las devastadores consecuencias de estos eventos naturales extremos en la vida de las personas (G20 & OECD, 2012).

En este sentido, el asombro de la ciudadanía al ver a través de los medios que había pasado un tornado en Los Ángeles, Biobío —y no en Los Ángeles, California— nos recuerdan que los eventos naturales extremos en Chile no se reducen a los terremotos y a los tsunamis. Solo en la última década los más de 90 volcanes activos que existen a lo largo del territorio chileno han tenido al menos tres erupciones de alto impacto sobre la sociedad, y a ello se suma la ocurrencia de más de 64 mil incendios forestales, y los eventos climáticos extremo, como los aluviones, las trombas marinas y los tornados, que son cada vez más recurrentes.

Los eventos naturales extremos de las últimas semanas han puesto de manifiesto nuestra dificultad para anticipar y responder de manera oportuna a estos eventos meteorológicos extremos. Pese a todos los avances que la Onemi ha hecho después del 27/F, ellos nos recuerdan que, como sociedad, todavía estamos abordando los desastres de origen natural principalmente desde un enfoque de respuesta reactiva a la emergencia.

Si bien Chile es reconocido mundialmente por su capacidad de recuperarse rápidamente después de la ocurrencia de un desastre, aún estamos al debe frente al consenso que existe a nivel internacional de que es necesario transitar hacia un enfoque de resiliencia y de reducción del riesgo de desastres, según lo establecido por el Marco de Hyogo 2005 y el Marco de Sendai 2015.

¿Y qué entendemos por la resiliencia ante desastres de origen natural? Esta perspectiva hace hincapié en las capacidades de cada país o comunidad de no solo recuperarse frente a una emergencia, y de reconstruir posteriormente lo dañado. Un país que es resiliente ante los desastres de este tipo es también capaz de anticiparse, de resistir, de absorber y de adaptarse de manera oportuna y eficaz a los efectos de las amenazas de origen natural a la que su población está expuesta (CREDEN, 2016).

En este contexto, durante el año 2016 una comisión de más de 80 expertos convocados por el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID) se reunió para desarrollar una estrategia de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) a 20 años para hacer de Chile un país modelo en resiliencia, reconocido mundialmente por su capacidad de anticiparse, responder y recuperarse de las amenazas naturales extremas, y un polo de atracción mundial, reconocido por su industria y su ecosistema emprendedor capaz de entregar soluciones innovadoras, sofisticadas y de alto valor social y económico ante los desastres de origen natural.

Como resultado de esta comisión de expertos se creó el nuevo Instituto para la Resiliencia ante Desastres (Itrend) a principios de 2019 con el apoyo de Corfo, del Ministerio del Interior y de Seguridad Pública, de la Pontificia Universidad Católica de Chile y de la Universidad de Chile. Nuestra misión será impulsar la estrategia de investigación, desarrollo, innovación (I+D+i) que hará de Chile un país referente mundial en resiliencia ante desastres.

Para esto estamos coordinando y promoviendo el trabajo colaborativo entre la academia, el sector público, la industria, el ecosistema emprendedor y la sociedad civil a lo largo de todo el país para, precisamente, estar mejor preparados para anticiparnos, responder y recuperarnos ante los impactos de las amenazas naturales extremas, como las recientemente ocurridas en el sur.

Más sobre:Voces

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¡Aprovecha el Cyber! Nuestros planes a un precio imbatible por más tiempo 📰

Plan Digital$990/mes SUSCRÍBETE