Columna de Daniel Matamala: La lista de Chadwick
En su manual “Movimiento Gremial: Vanguardia estudiantil en la batalla de la libertad”, Jaime Guzmán postulaba en 1972 que “la naturaleza de la universidad es ajena a cualquiera concepción ideológica o política”.
Guzmán decía que luchaba “por la despolitización de las universidades”, y su “independencia frente a todas las posiciones contingentes”, sin la cual se convierte “en una vulgar sucursal” de los partidos políticos.
El fundador de la UDI enfatizaba que “la universidad no puede subordinarse a una ideología”, “servir de caja de resonancia a algún partido”, ni “matricularse ideológico-políticamente”.
¿Qué diría Guzmán de lo que algunos de sus más estrechos discípulos hicieron en una universidad?
Al menos once ministros y cuatro subsecretarios de la administración Piñera, junto a diputados y convencionales, en su mayor parte vinculados a la UDI, ocuparon puestos en la Universidad San Sebastián, bajo la supervisión de uno de los más conspicuos discípulos de Guzmán: el decano de Derecho y luego presidente de la junta directiva, Andrés Chadwick.
Hasta ahí, podríamos cuestionar la consistencia ideológica de quienes esgrimen a Guzmán como su faro intelectual.
Pero lo que está en juego acá es mucho más grave, partiendo por el eventual uso de una universidad, de su estatuto privilegiado y de los fondos públicos que recibe, para financiar irregularmente la política.
Hay consenso en que el sueldo de Marcela Cubillos es inexplicable por razones académicas o de mercado. Entonces, si esos honorarios no pagaban una prestación profesional, ¿qué pagaban?
Cubillos llegó a la USS tras dejar su cargo como ministra de Educación, anunciando que se dedicaría a la campaña del Rechazo en el primer plebiscito. Cuando su opción perdió, ella fue elegida para la Convención, y luego lideró la segunda campaña del Rechazo, esta vez exitosa. Luego apoyó el “A Favor” y ahora es candidata a alcaldesa de Las Condes.
Es decir, en paralelo a su supuesta carrera académica, y mientras se desplazaba entre España y Chile, fue activa protagonista de procesos y campañas políticas, además de ejercer paralelamente como directora ejecutiva de la máquina de influencia político-empresarial Libertad y Desarrollo (LyD).
Los libros que ella enarboló como currículo académico para justificar su sueldo son Leer antes de votar< (presentado por la editorial USS como “un manual simple”), y 4/9, el rechazo de Chile (sobre “la derrota del proyecto refundacional e identitario de la izquierda radical”).
Hay más: la exconvencional de derecha Teresa Marinovic denunció un ofrecimiento a sus excolegas para recibir honorarios de la USS sin trabajar para ella, sino dedicándose a la campaña del Rechazo.
Cubillos se pasó la semana culpando al “octubrismo” y a “la izquierda progre” por las críticas en su contra, pero cuando los partidos de ChileVamos, que la llevan de candidata a alcaldesa, le pidieron explicaciones, explotó: “si al presidente de la UDI le preocupan los altos sueldos en una universidad privada, que parta por preguntar a la USS y a todas las universidades privadas por los sueldos de los militantes de la UDI”. Luego redobló la idea: “Es extraño que de todos los expolíticos que trabajan ahí, mi sueldo sea el único que se filtró”.
La advertencia es clara: no es la única, ni caerá sola.
Esto es grave porque constituiría financiamiento político irregular, porque las universidades tienen prohibido lucrar, porque solo pueden destinar sus recursos a fines educacionales, y no a campañas políticas, y porque las donaciones de privados a ellas están exentas de impuestos, para aportar a la educación, y no a las campañas.
Pero hay una última vuelta de tuerca. La lista de políticos, jueces y fiscales beneficiados con la generosidad de la USS, además, entronca con personas de máxima confianza de Andrés Chadwick y de su íntimo amigo Luis Hermosilla.
La lista de Chadwick y los WhatsApp de Hermosilla se pueden leer como nóminas entrelazadas.
- Cubillos, Marcela: en su época de ministra, contrató a una hija de Chadwick como jefa de gabinete. La USS logró un récord de asignación de fondos públicos durante el gobierno anterior, incluyendo pagos de servicios por $1.479 millones desde la subsecretaría de Educación cuando Cubillos era ministra del ramo. Cubillos fue contratada por la facultad de Derecho de la USS.
- Guerra, Manuel: como fiscal puso la lápida al caso Penta. En sus chats con el ahora preso Hermosilla mencionan hablar con Chadwick para buscar una salida a ese caso. Se investiga su abultado patrimonio, incluida la compra de un auto BMW. Guerra fue contratado por la Facultad de Derecho de la USS.
- Matus, Jean Pierre: coordinó con Hermosilla los pagos, realizados a través del ahora preso Daniel Sauer, de informes para la defensa de Chadwick ante el Congreso. Luego recibió ayuda de Hermosilla para postular a la Corte Suprema. Matus fue contratado por la Facultad de Derecho de la USS.
- Sichel, Sebastián: Hermosilla dijo a Álvaro Jalaff que el nombramiento de Sichel al mando del BancoEstado era “demasiado bueno para nosotros” por ser “íntimo” de Chadwick. Bajo su mando, BancoEstado fichó a Hermosilla como abogado. Sichel fue contratado por la Facultad de Derecho de la USS.
- Vivanco, Ángela: recibió ayuda de Hermosilla para llegar a la Suprema, y luego coordinó con el penalista la entrega de información e integración de salas en causas que le interesaban. Vivanco fue contratada por la Facultad de Derecho de la USS.
- Ward, Felipe: involucrado en las gestiones para que el seremi de Vivienda agilizara un proyecto inmobiliario gestionado por Hermosilla, cuando Ward era ministro del ramo. Ward fue contratado como vicerrector de la USS.
En resumen: hay sospechas -en algunos casos, indiscutible evidencia- de que políticos, jueces y fiscales traficaban con Hermosilla favores de enorme valor económico.
Y esas mismas personas recibían dinero de una universidad, bajo la dirección del más íntimo amigo de Hermosilla, el decano Andrés Chadwick.
Esa es la arista más delicada de la lista de Chadwick.