Columna de Gabriela Clivio: Oportunidades que no podemos dejar pasar
Desde mayo, el Covid no solo no es pandemia, sino que ni siquiera es tema. Ahora, el tema es cómo hacemos para convivir con una mayor inflación, la volatilidad de los mercados financieros y las tensiones que existen entre Estados Unidos y China, además de la guerra en Ucrania, que por suerte en esta parte del mundo vemos desde lejos. Hoy nuestra realidad es que hay muchos más riesgos de los que vemos y por esto hay oportunidades que no podemos dejar pasar.
Dentro de los riesgos que vemos está la poca tracción de la economía china sobre la economía mundial y la creciente fragmentación que llevará a un menor comercio internacional y a un menor crecimiento. O sea, que a la mayor inflación, las alzas en las tasas de interés en el mundo, se sumará un menor crecimiento con lo cual parece que volvemos a los años 70, justo cuando en pocas semanas se conmemorarán en Chile los 50 años del 11 de septiembre.
Justamente por esta razón es que no podemos dejar pasar las oportunidades que como país se nos presentan. Pienso en concreto en dos: la primera fue la decisión de no participar como invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt de 2025. La segunda es la decisión de rechazar la invitación de Israel a participar en un inédito proyecto aeroespacial a la Luna, justo cuando se intenta impulsar la inversión en investigación y desarrollo, en la que estamos tan al debe.
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En el primer caso, ser el país invitado de honor tiene enormes dividendos culturales y de imagen. Tanto es así que nunca antes un país había declinado serlo. Las razones entregadas a principios de abril fueron falta de recursos y de personal, pero lo anterior contrasta con conversaciones previas en que Chile había pedido participar en 2025. Extrañamente Chile aceptó recientemente ser invitado estelar en la Feria del Libro en Buenos Aires. Más allá de los costos, la feria garantiza retornos; los libros son traducidos a muchos idiomas y así suben sus ventas y se abren oportunidades de turismo, gastronomía y música. Es realmente una oportunidad única para el país.
La misma característica tenía la invitación a participar en el proyecto aeroespacial con Israel. Se trataba del envío a la Luna de una nave nodriza con dos módulos para alunizar en el lado oscuro del satélite. Uno de estos módulos tendría la bandera chilena. Adicionalmente, se incluía la participación de ingenieros chilenos y, el know how, datos, aprendizajes e innovaciones desarrollados durante el proyecto serían compartidos con Chile de igual a igual. El gasto para el país era de aproximadamente US$ 7,5 millones, es decir un 0,0025% del PIB; o para explicarlo de manera más simple, un 0,0075% de una línea de Metro de 10 km. de largo. En un país donde la inversión en investigación y desarrollo es tan reducida y de apenas 0,4% del PIB lo anterior es difícil de entender. Tantas veces escuchamos hablar del impacto o las consecuencias de las decisiones que tomamos, pero es bueno tener en cuenta también el impacto de las oportunidades que decidimos dejar pasar.
Por Gabriela Clivio, economista y académica
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