SEÑOR DIRECTOR
Muchos sectores han visto con optimismo el acuerdo al que se llegó en la Comisión de Sistema Político para crear una Cámara Territorial y el apoyo que tuvo recientemente la aprobación de una indicación presentada por convencionales de Vamos por Chile para incrementar las atribuciones de esta segunda cámara. Esto muestra la apertura de varios miembros de la Comisión para reconsiderar algunas de las normas que habían aprobado inicialmente con una escasa mayoría y es coherente con la declaración de Chile como Estado Regional. Sin embargo, el Frente Amplio ha denunciado al Colectivo Socialista por apoyar el incremento de facultades de la segunda cámara y uno de sus miembros, Jaime Bassa, consideró que esto podría revelar que “faltan convicciones democráticas”. Esta declaración es infundada y preocupante.
El Frente Amplio apoyó crear una segunda cámara territorial con poderes muy acotados en materias de importancia regional y sin atribuciones como cámara revisora en legislación general. Pero esto debe ser debatido. Aún dentro de la lógica de un bicameralismo donde las atribuciones legislativas de la segunda cámara sean inferiores a la primera, sus poderes pueden variar enormemente. Las instituciones de una Constitución que busca profundizar la democracia no deben diseñarse para plasmar ideologías o reflejar cuotas de poder sino para mejorar la representación, la participación y la gobernabilidad. Y existen muchas razones para pensar que una Cámara Territorial debe tener funciones que estén a la altura de la representación y legitimidad que se le ha otorgado. Si esta cámara, como se ha decidido, será elegida por el pueblo, su papel no puede ser meramente testimonial.
Gabriel L. Negretto
Académico UC
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