Opinión

El liderazgo que Chile necesita

JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

Chile vive un momento decisivo para su desarrollo. A pocas semanas de una nueva elección presidencial y parlamentaria, el país debate su rumbo entre crecimiento, seguridad, sostenibilidad, equidad y confianza. Son conceptos que se repiten con frecuencia, aunque muchas veces se quedan en el diagnóstico. En medio de esta discusión surge una pregunta esencial sobre el tipo de liderazgo que necesitamos para construir el futuro que anhelamos.

El liderazgo no pertenece a un solo ámbito ni se limita a un cargo. Es una forma de pensar y actuar que inspira, moviliza y transforma realidades. En este sentido, la ingeniería puede ser uno de los espacios más fértiles para desarrollarlo. A lo largo de nuestra historia, la visión técnica, la disciplina y la vocación de servicio de los ingenieros han estado detrás de muchos avances que han permitido a Chile crecer, innovar y resistir adversidades. Sin embargo, el liderazgo de este siglo exige algo más que excelencia técnica. Requiere propósito, empatía, colaboración y una mirada de largo plazo.

Los desafíos actuales son más complejos y transversales que nunca. La crisis climática, la transformación digital, la inequidad territorial y la pérdida de confianza en las instituciones demandan liderazgos capaces de integrar saberes, conectar mundos y anteponer el bien común. Ya no basta con hacer bien las cosas. Es necesario asegurarse de estar haciendo las cosas correctas.

En este contexto, la formación de nuevos profesionales adquiere un valor estratégico. La ingeniería y las universidades que la enseñan pueden transformarse en verdaderos laboratorios de liderazgo ético y transformador, donde la rigurosidad conviva con la creatividad y donde los proyectos técnicos incorporen criterios de sostenibilidad, inclusión y justicia social. Se trata de formar personas que comprendan que cada decisión técnica tiene un impacto humano y que cada obra puede ser un puente, no solo físico, sino también social.

El liderazgo que Chile necesita no es el que impone, sino el que convoca. No es el que promete resultados inmediatos, sino el que construye confianza y visión compartida. Es un liderazgo que promueve el diálogo entre lo público y lo privado, entre la técnica y la política, entre la innovación y la equidad.

En tiempos de polarización y desconfianza, la ingeniería puede ofrecer algo profundamente necesario. Puede aportar liderazgo basado en evidencia, en conocimiento y en compromiso con el país. El futuro no se improvisa. Se diseña, se planifica y se construye con propósito.

Chile ha demostrado que sabe construir. Ahora debe demostrar que es capaz de formar líderes que reconstruyan la confianza, la cohesión y la visión de futuro. En esa tarea, la ingeniería, como disciplina y como escuela de vida, tiene mucho que aportar.

*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile

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