Históricas cifras de crecimiento en junio

A partir de diciembre el Banco Central publicará nuevos datos sobre la actividad económica
17 de Junio 2020 Fachada Banco Central Foto : Andres Perez


El Banco Central publicó el Imacec de junio que registró un impresionante incremento interanual de 20,1%, récord histórico desde que existe una medición de la actividad económica mensual. Con este resultado el segundo trimestre se expandió a un sólido 17,4%, cerrando así un primer semestre -con la información preliminar- que habría alcanzado un crecimiento de 8,4%.

En los históricos registros de los últimos meses están presentes varios elementos que abultan las cifras. En primer lugar, la baja base de comparación explica en buena medida el inédito registro, porque junio de 2020 fue el mes con el nivel más bajo de actividad -usando la serie desestacionalizada- desde que comenzó la pandemia. Para graficar esto, al comparar el registro de junio de este año con el sexto mes de 2019, en dos años la economía chilena registró un crecimiento de 3,8%, o el equivalente de un crecimiento promedio anual de 1,9%. Pero también hay elementos que han creado un impulso extra al efecto estadístico, en especial en los sectores que abastecen el consumo interno. Las transferencias fiscales, los sucesivos retiros de las AFP y la expansiva política monetaria han creado un shock de liquidez que comienza a ser excesivo. El sector Comercio registró un crecimiento interanual de 43,5% en el segundo trimestre, que supera con creces el factor estadístico y revela que la demanda interna crece a tasas que son insostenibles.

Hay que señalar, además, otro elemento que ha apuntalado la actividad interna. Chile apareció por estos días entre los países que encabezan el proceso de vacunación a nivel internacional, lo que ha permitido ir avanzando a un proceso de reapertura más sólido y que, además, ha permitido a las empresas adaptarse con mayor flexibilidad a los efectos contractivos en el plano económico que en un comienzo planteó la pandemia.

El crecimiento acelerado -que ciertamente es una noticia muy favorable para el país- debe traducirse ahora en decisiones que apunten a la consolidación fiscal. La política de transferencias públicas -que fue necesaria para enfrentar las restricciones de desplazamiento- debe retirarse progresivamente, sin considerar el calendario electoral u otras razones de carácter político. No solo porque mantenerlas tendrá severos efectos en la salud fiscal y, además, crearán presiones inflacionarias que dejarán con menos espacio a la política monetaria; también porque los efectos de desaliento que están produciendo en el mercado laboral pueden crear distorsiones que difícilmente pueden corregirse en el corto plazo. El hecho de que 221 mil personas hayan abandonado la fuerza de trabajo entre febrero y junio de este año sugiere la necesidad de evitar desincentivos en el mercado laboral por el lado de la oferta y crear mecanismos más efectivos para incentivar la demanda.

Pero quizás la mayor precaución que surge a partir de los últimos datos de actividad económica es evitar extrapolar tasas de crecimiento que tienen en su origen características temporales. Una vez que se diluyan los efectos de la mayor liquidez y el espejismo estadístico, es probable que Chile retome niveles de crecimiento que fluctúen entre 2% y 3%.

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