La olla a presión de Daniel Ortega



SEÑOR DIRECTOR:

¿Cuánta represión puede ejercer un régimen sin que se le rompan las costuras?

El 9 de febrero, el gobierno de Nicaragua liberó a 222 presos, entre opositores, empresarios, periodistas, activistas medioambientales y otros, acusados de cometer “actos en contra de la soberanía del país y por incitar a la violencia, el terrorismo y la desestabilización”, para luego deportarlos a Estados Unidos.

Este es el último peldaño de la deriva autoritaria de Ortega, quien se ha ido apropiando lentamente del Estado, desdemocratizando el andamiaje político a través del clientelismo y la represión violenta. La crisis del Covid-19 le brindó una oportunidad para aprobar en la Asamblea Nacional ciertas leyes que terminaron por cercar a la oposición y hoy no existe disidencia alguna.

Pero, ¿hasta cuándo se puede mantener esta situación? ¿Es posible acallar la voz y controlar la salida de una sociedad mucho tiempo? El destino dirá si expulsar presos políticos y despojar de ciudadanía a opositores supone liberar (o añadir) vapor a la olla.

Salvador Martí Puig

Latinoamérica21

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.