Pandemia ambiental



Estamos atravesando una crisis planetaria de una proporción que no habíamos visto en décadas. Nos duele cada una de las pérdidas de vidas generadas por el Covid-19. Y hoy, nuestra primera prioridad es proteger la sociedad del coronavirus y prevenir su propagación, cuidar los empleos y los ingresos de las personas. Pero nuestra respuesta a mediano y largo plazo debe abordar la crisis que enfrenta el planeta y que afecta no solo a la naturaleza, sino que al bienestar humano: la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.

El origen de esta crisis sanitaria está en la transmisión de enfermedades desde animales a los seres humanos. Diversos factores están detrás de esta problemática: deforestación, cambios en el uso del suelo, cambio climático, y comercio ilegal de especies silvestres. Por todo esto, solicitamos a Ipbes, la plataforma científica más importante del mundo en biodiversidad, para que apoyada en la mejor ciencia a su disposición, efectúe recomendaciones de políticas públicas para prevenir futuras pandemias y proteger tanto a las personas como a la naturaleza.

Lo sucedido nos va dejando mensajes que nos deben ayudar a replantearnos el cómo nos relacionamos con la fauna, la forma que conservamos nuestros ecosistemas, y la protección de los bienes y servicios que la naturaleza nos provee, y que nos protegen de pandemias como la que estamos viviendo. En el último tiempo, hemos sufrido enfermedades zoonóticas, entre ellas el A(H1N1), SARS, y Ébola, enfrentamos los incendios en la Amazonía y Australia, la megasequía que nos afecta en Chile, y el proceso mundial de extinción masiva de especies. Es claro, estamos presionando a la naturaleza con consecuencias dañinas, y no cuidar al planeta es no cuidarnos a nosotros mismos.

El coronavirus, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son todos ejemplos de crisis mundiales con un eje común: el daño al medio ambiente. Todas exigen soluciones globales. Todas nos demandan aprender de las catástrofes económicas y sanitarias para enfrentar con determinación los desafíos que presenciamos y otros que vendrán. No mañana, hoy es tiempo de invertir en nuestro futuro como sociedad y avanzar decididamente en soluciones comunes. En un escenario como el actual, se hace aún más necesaria la creación de un servicio de biodiversidad y áreas protegidas para cuidar nuestro patrimonio natural y gestionar de mejor forma nuestra biodiversidad, además de desarrollarnos hacia una verdadera economía circular y avanzar a paso firme a la carbono neutralidad.

No existe verdadero desarrollo si no es sustentable. Debemos mantener una agenda ambiental prioritaria para progresar a un manejo responsable de nuestros recursos en armonía con el medio ambiente. Solo ese camino nos permitirá mejorar la calidad de vida de las personas, garantizando nuestra prosperidad como humanidad y el bienestar de nuestra casa: el planeta.

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