Rechazo a laguna del parque Padre Hurtado



SEÑOR DIRECTOR

El hecho de estar discutiendo invertir $3.200 millones en una laguna artificial refleja no sólo una desigualdad territorial exorbitante, sino también evidencia la pérdida de foco en el debate sobre justicia urbana.

Sin embargo, es relevante preguntarse por qué 56.420 habitantes rechazaron categóricamente esta opción para el Parque Padre Hurtado. Más todavía considerando el desequilibrio de las opciones, donde una contaba con múltiples atributos, difíciles de superar; frente a otra desprovista de beneficios aparentes que condujeran a su elección. Y aunque se han planteado muchas explicaciones, todavía no se visualiza una solución que nos deje tranquilos.

Si bien es legítimo rentabilizar el parque para factibilizar económicamente la totalidad del plan maestro, no es válido poner en riesgo el valor social, integrador y ambiental del mismo, junto con aceptar la incertidumbre de entregar esta responsabilidad a una empresa cuyo negocio está en la mantención, y menos ocupar un proceso de participación para validar una decisión ya tomada. Otra alternativa podría ser la molestia de las personas por sentirse subestimadas frente al proceso, con poca información y sin posibilidades intermedias para priorizar o consensuar, por lo que frente a este simulacro de participación, no quedó más alternativa que votar por el mal menor.

Puestas así las cosas, sería interesante asumir la equivocación y tomar la oportunidad para afrontar un verdadero proceso participativo en la construcción de la opción ganadora, acorde a los intereses de la comunidad y el uso social del parque. De lo contrario, la derrota será de todos.

Pilar Goycoolea Ferrer

Fundación Urbanismo Social

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