
Un presupuesto fiscal estrecho

Todos sabemos que la situación fiscal de 2025 será deficitaria, oficialmente de 1,8% de déficit estructural, pero estimaciones recientes reconocen que puede llegar a 2,3%, debido probablemente a ello no se concretarán las exigencias de fuertes ajustes del gasto del Estado para este año (cercano a los 2 mil millones de dólares, para acercarse a las metas fiscales comprometidas); ajustes que de quedar pendientes aumentarían la estrechez fiscal en 2026.
Otro factor de estrechez fiscal es que este año seguiremos creciendo en los mismos niveles del año pasado, entre 2,0 - 2,75% (Banco Central) y lo peor es que se estiman tendencias declinantes para 2026 y 2027; proyecciones coincidentes con las estimaciones del Comité Consultivo del PIB no minero de Hacienda que recientemente calculó para 2026 una tasa de crecimiento del PIB tendencial de 2,6% y menor (2,1%) para los años siguiente (2027 a 2030).
Dichos resultados indican que no habrá aumentos relevantes en las recaudaciones fiscales para 2026 y estas pueden ser menores en 2027. Además, estamos con un nivel de endeudamiento fiscal bruto (43,2% del PIB) cercano al límite estimado por el Consejo Fiscal Autónomo como sostenible fiscalmente, lo que a su vez limitará el financiamiento de aumentos de gastos fiscales con mayor endeudamiento fiscal.
El gobierno está enfocado en presentar un presupuesto para 2026 con gastos ajustados, conservando el gasto en áreas que estima son prioritarias, como salud, donde, por ejemplo, los recursos deben alcanzar para financiar los servicios todo el año; educación, vivienda, donde se requiere resolver el hacinamiento poblacional y las tomas, viabilizando el acceso a vivienda propia; y programas de seguridad para que los barrios, ciudades y campo vivan protegidos.
Se ha avanzado en anunciar recortes para el gasto de los Gobiernos Regionales y seguramente se podrían acoger parte de las propuestas de la Comisión Asesora para Reformas Estructurales al Gasto Público, aunque estas son más para el mediano y largo plazo que para aplicarlas en esta propuesta de presupuesto. Otros estudios indican que sería interesante que se iniciaran ajustes, por ejemplo, respecto de los programas sociales mal evaluados o repetidos; y, como afirmó el ministro de Hacienda, en este presupuesto 2026 también “se tocarán algunos ministerios”.
Ahora bien, como es costumbre cuando se ajusta el gasto, se reduce la inversión en infraestructura pública, lo que seguramente ocurrirá en este proyecto de presupuesto fiscal para 2026, no asumiendo la necesidad que existe de impulsar el crecimiento de nuestra economía. Alternativamente, si uno busca una solución para crecer, podría, utilizando el criterio de Blanchard, endeudarse con el objetivo específico y único de impulsar la inversión y por ende conseguir un fuerte crecimiento del PIB, a tasas superiores de las tasas de interés de los créditos, cuestión que entiendo no se ha considerado ni desde el Ejecutivo, ni de las distintas candidaturas presidenciales. En realidad, la situación de estrechez fiscal puede constituirse en una fuerte limitación para quienes van a ejecutar el presupuesto de 2026 y para los intereses del país.
Por Víctor Salas, académico Departamento de Economía Usach
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