Depresión adolescente: Más que no querer salir de la pieza

Teenage girl victim of bullying



Según datos del Ministerio de Salud, 1 de cada 5 adolescentes chilenos presenta algún problema relacionado a su salud mental. Y aunque las tasas de suicidio en este grupo han bajado en relación a 2008, las cifras siguen siendo preocupantes, especialmente en una edad en que se viven las emociones a flor de piel y de manera muy intensa, y donde los padres muchas veces pueden confundir síntomas de depresión con comportamientos clásicos de esta etapa.

“La depresión ocupa el tercer lugar de las patologías mentales en adolescentes, con un 5 %, lo que es un poco más alto que en las muestras internacionales, y hasta dos veces más frecuente en mujeres a partir de la pubertad”, explica la doctora Magdalena Correa, psiquiatra del Centro de Adolescencia de Clínica Alemana.

La especialista explica que, si bien se trata de una edad compleja, hay algunas señales a las que los adultos tienen que poner atención para poder identificar un cuadro depresivo que vaya más allá de los estados de ánimo cambiantes propios de esta etapa de la vida.

“Los cuadros depresivos en este grupo se presentan con cambios anímicos, tristeza e irritabilidad. Suelen estar más encerrados en sí mismos, no quieren compartir con los demás y, en ocasiones, dejan de interesarse por cosas que habitualmente disfrutaban. Pueden tener dificultades para continuar con su rendimiento académico habitual, lo que se refleja en una baja en el promedio de notas, y suelen cambiar los patrones de sueño, durmiendo en exceso o teniendo dificultades para dormir. Lo mismo pasa con los hábitos alimentarios, donde se observa una disminución o aumento del apetito”, dice.

La psiquiatra entiende que un adolescente normal podría querer estar más tiempo encerrado en su pieza o tener días en los que se sienta con bajones anímicos, pero la diferencia entre esto y un cuadro depresivo está en la intensidad y la duración de estas situaciones.

Tener un hijo adolescente con depresión

Ser papá y mamá de un adolescente tiene complicaciones naturales, especialmente porque se trata de una etapa de la vida en la que quieren más libertad mientras que los padres no saben cuánto espacio dar sin dejar a sus hijos solos. Por eso es tan importante prestar atención a los síntomas mencionados anteriormente, para poder entregarles la atención que necesitan en caso de tener depresión.

“Si ven que la tristeza o el aislamiento persisten por dos semanas o más, debieran llevarlo a consultar y seguir el tratamientos que se les indique, que puede ser psicoterapia sola o asociada a medicamentos según cada caso. Lo que marca la diferencia de una buena evolución en un joven deprimido es que se sienta escuchado y visto por sus padres. Esto no es lo mismo que aconsejar, es verlos en su necesidad, validar lo que sienten y permitir una adecuada expresión emocional a través de una escucha empática y activa”, dice.

La psiquiatra advierte que los padres tienen que estar al tanto de las dinámicas familiares y sociales y cómo inciden en los comportamientos de sus hijos. De esta forma, si ven que con sus amigos se animan, no deben descartar la depresión, sino que tienen que estar conscientes de que en la etapa del desarrollo en la que están los pares tienen una tremenda importancia para ellos.

Suicidio adolescente: cifras que preocupan

Según la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial 62.000 adolescentes murieron como consecuencia de autolesiones, y explican que el suicidio es la tercera causa de muerte en las personas entre 15 a 19 años. Agregan que cerca del 90% de los adolescentes del mundo viven en países pobres o de ingresos medios y que más del 90% de los suicidios adolescentes ocurren en estos países.

“La tasa de suicidio consumado aumenta desde la adolescencia y se mantiene más o menos estable a partir de los 20 años, aumentando luego en el adulto mayor”, dice Correa. “La tasa de suicidio adolescente chileno sigue siendo una de las más altas de América, donde los hombres son los más afectados. Es la segunda causa de muerte en el tramo etario de 15 a 19 años, y las ideas suicidas aumentan en la adolescencia y adultez joven”.

Es por esto que es de suma importancia que padres y adultos responsables estén atentos a las conductas de los jóvenes, especialmente cuando estas se vuelven más intensas y ocurran durante espacio prolongados de tiempo. Por lo mismo, no se recomienda dejar pasar cuando los adolescentes hablan sobre sus emociones y sentimientos y darles el peso que merecen.

En Chile existen distintas organizaciones que prestan apoyo a personas que se encuentra con depresión o que albergan pensamientos suicidas, a las cuales se les puede pedir ayuda.

Fundación Todo Mejora

Fundación José Ignacio

Fundación Katy Summer

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