Erradicando a la machista: Los hombres siempre (y solo) piensan en sexo




Soy mamá de tres mujeres hermosas. Me separé hace más de 15 años, cuando la mayor tenía 10, así que vivimos las cuatro por un largo tiempo juntas, lo que generó entre nosotras una relación de mucha complicidad, amor y amistad. Todas sabemos cuando a alguna le pasa algo y corremos si es que nos necesita. Y aunque obviamente he marcado el límite de lo que significa ser madre y amiga, tenemos muchísima confianza, hasta para compartir las cosas más íntimas.

Hace unos días la mayor, que se fue a vivir con su pareja hace tres años, me llamó para contarme que estaba complicada porque después del nacimiento de su hijo, mi primer y amado nieto, su libido había bajado completamente. Me preguntó si me había pasado lo mismo cuando estaba casada con su papá y quería que la aconsejara, porque esto le estaba trayendo algunos problemas de pareja.

Lo primero que se me ocurrió decirle fue que se quedara tranquila, que era normal y que si él se enojaba porque no tenían sexo, no lo pescara, que los hombres siempre piensan en sexo y por tanto es normal que se molesten por esas cosas, pero que después se les pasa solos. La reacción de mi hija me sorprendió. Me dijo, un poco molesta, que no podía ser que pensara así, que las mujeres no tenemos por qué aguantar ese tipo de discusiones porque, al hacerlo y sobre todo al ceder, lo que estamos haciendo es entender que nuestro rol es complacer sexualmente a los hombres.

En el fondo, ella lo tenía mucho más claro que yo y con esa llamada, solo esperaba una suerte de apoyo moral para enfrentar este problema con su marido. Pero lo que encontró en mí fue una respuesta sin reflexión, lo que quizás mi madre y la propia sociedad me enseñó siempre y quizás también una de las razones de mi separación. Porque yo era de esas mujeres que aunque no tuviese deseo sexual, estaba ahí para cuando mi marido lo quisiera, transformando nuestra sexualidad en algo más parecido a un deporte que a una relación sana y placentera.

Y es que las mujeres fuimos criadas así por muchos años, entendiendo que uno de los tantos roles que la sociedad patriarcal nos ha puesto, es el de complacer a nuestros maridos. Y en todo; desde tenerles comida caliente cuando llegan del trabajo, postergar nuestras vidas profesionales en pos de las de ellos, hasta en lo sexual. Me alegra ver que la vida de mi hija no es igual, porque con la frase ‘los hombres siempre piensan en sexo’, a las mujeres se nos dice indirectamente que debemos, aunque no queramos, complacer sexualmente a los hombres.

Lo peor es que, al mismo tiempo, a los hombres se les invita a pensar que tienen derecho a tener relaciones sexuales siempre que quieran ya que, en ellos, “es algo natural” abordar el sexo de manera más primitiva. Ahora que lo reflexiono con mayor profundidad pienso que son muchas las consecuencias negativas de este estereotipo. Partiendo porque es la base de la violencia. Al aceptar que ellos tienen un instinto sexual distinto al nuestro, casi incontrolable, abrimos la puerta, por ejemplo, a una violación. Porque ojo, cuando hablamos de violación no solo nos referimos a la caricatura de violación por parte de un desconocido en un callejón oscuro. Si un marido obliga a su mujer a tener sexo, también podemos hablar de violación, o por lo menos de sexo sin consentimiento, aunque no haya fuerza física.

Pero no solo eso. Quizás el acto sexual es el caso más extremo, pero en el fondo estas señales hacen que las mujeres seamos vistas como un objeto de deseo. Es cosa de hacer una pequeña encuesta sobre la cantidad de hombres que comparten pornografía en sus grupos de WhatsApp. Y lo hacen porque sienten que es normal, que es una manera de canalizar su instinto animal, sin pensar en que quién está detrás de ese cuerpo, es una mujer como lo es su hermana, su mujer o su madre. Son espacios que profundizan la normalización de la violencia hacia las mujeres, que justificamos y fomentamos con esa idea de que el hombre solo piensa en sexo y necesita siempre sexo.

Y para qué hablar del tema de la infidelidad. Es muy probable que en una situación como la que vive mi hija actualmente, una mujer que parió hace algunos meses, que está con las hormonas revolucionadas y con el cansancio extremo que trae la crianza de los primeros meses, muchos hombres no insistan con el sexo y busquen satisfacer su deseo sexual con una tercera persona. Que se busquen una amante. Historias así conozco muchas, sin ir más lejos, una de las razones de mi quiebre matrimonial fue que descubrí una infidelidad.

Por eso me alegra y me tranquiliza mucho saber que mi hija, a diferencia mía, es lo suficientemente fuerte y valiente para pedirle a su marido que la espere, que viva con ella el proceso que están viviendo y que se aguante la calentura, porque sí, los hombres, así como las mujeres, podemos controlar el deseo sexual. Me arrepiento de haberle dicho que ignorara ese problema, porque en el fondo lo que estaba haciendo era aconsejarle vivir situaciones que a mí no me hicieron feliz.

Mónica Fuentes, tiene 56 años y es ejecutiva comercial.

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