Nuestras lectoras preguntan: ¿Cómo le enseño a mi hija educación sexual en cuarentena?

Las inquietudes que surgen en torno a la sexualidad suelen ser infinitas; sin embargo, muchas veces son omitidas por miedo a que se trate de una excepción. En Paula quisimos conversar sobre estos temas abiertamente y darles un espacio a ustedes, nuestras lectoras, para que puedan plantear sus dudas y los expertos ayuden a resolverlas.




LA PREGUNTA

Como consecuencia del encierro, siento que mi hija de 13 años se está perdiendo una etapa de educación sexual importante. Tanto con sus profesores como con sus pares. Y la verdad es que no sé cómo llegar a ella y enseñarle sobre este tema, ya que nunca lo hemos hablado. Sí le expliqué un par de cosas que consideraba importantes cuando era niña, pero ahora, cuando trato de acercarme en este sentido, se pone a la defensiva o le da mucha vergüenza hablarlo conmigo. Además, me preocupa el tema de la tecnología y cómo se puede exponer. ¿Qué debería hacer?

Beatriz (43).

LA RESPUESTA

Que los adolescentes sean menos receptivos con los padres, sobre todo cuando se trata de sexualidad, es absolutamente esperable y normal. Y es que en esa época hay un cambio de referentes, como lo explica la psicóloga clínica e infanto juvenil, Marta Luzoro. “Se trata de una edad en la que el valor de la intimidad y el círculo de confianza son los amigos y, por ende, el discurso de los padres es percibido como frágil. Hay una resistencia por parte del adolescente para interiorizar esos consejos”, dice.

Sin embargo, esto no quiere decir que esta conversación se deba omitir, sino que todo lo contrario, los padres deben, siempre, hablar de sexualidad con los hijos y el cómo hacerlo depende de la edad que tengan. “Es importante que el discurso vaya acompañado de su edad y desarrollo evolutivo. Cuando son muy pequeños, hay que destacar la importancia del autocuidado, que su cuerpo pertenece a ellos y que nadie, sin consentimiento, puede tocarlos. De esa manera, se van inculcando los límites”, aconseja Marta.

La psicóloga especialista en sexualidad, Josefa Arentsen, concuerda y agrega: “Los niños suelen recibir una educación sexual en el colegio más bien moral y por otro lado más biológica. No se enfoca a lo efectivo, emocional y relacional. Y eso es primordial para una educación integral. Siento que, a veces, los papás dejan esto en mano de los educadores, pero es vital que, además, se toque el tema en la familia para abrir una red de confianza y apoyo. Porque si un niño o adolescente no lo habla en la casa, frente a cualquier problema sexual, se va a aislar o recurrir a otros”.

Josefa asegura que una de las cosas más importantes para que los niños desarrollen una relación saludable con su sexualidad, es enseñarles a nombrar sus genitales. “La autoexploración de los niños suele comenzar entre los tres y cinco años y ocurre porque están reconociendo algo nuevo de su cuerpo que les hace sentir cosas. Es como la nueva boca. Si antes pasaban con las manos dentro de su boca, ahora es normal que exploren los genitales. Muchos papás, frente a eso, tienden a asustarse y les piden que saquen sus manos de ahí. Y ahí está el error, ya que es esencial que conozcan su cuerpo. Lo recomendable es explicarles qué son los genitales y nombrarlos por su nombre. Esto último es una base fundamental para conocer el cuerpo, saber cómo le gusta el placer, cómo compartirlo con alguien y con uno mismo”.

Además, la especialista recomienda enseñarles a los menores sobre la privacidad. Decirles que es algo que se debería hacer en la pieza o el baño para evitar que se expongan. “Explicarles que es su cuerpo, que se llama de tal forma, que produce ciertas cosas, pero que es importante hacerlo en privado porque es de uno. Que solo lo pueden tocar ellos mismos. Y para hacerlo, hay que dar el ejemplo. Un buen ejercicio es que mientras se esté bañando, decirle: ‘ahora te voy a lavar la vulva, ¿puedo?”.

Sobre los adolescentes, Marta Luzoro aconseja que para hablar de sexualidad con ellos, no se debe ser invasivos. “Hay que reconocerlo, escucharlo –aunque no diga nada verbalmente, porque su silencio también comunica– y respetar sus propios tiempos. Es decir, no asumir que porque se va a poner el tema, ellos tengan que hablarlo. Hay que darles el espacio y que sepan que uno está disponible para resolver dudas. Es importante que los padres también sean un agente de información valiosa y libre de prejuicios”.

Pese a que sea aconsejable no forzar estas conversaciones, Josefa Arentsen asegura que los padres deben intentar buscar aquellos momentos en los que el hijo adolescente se quiera abrir. “De alguna manera, nos han enseñado que el sexo es malo, que se esconde, que es secreto. Una buena instancia para hablarlo es viendo televisión, porque siempre puede aparecer algo. El problema –y algo que es bastante habitual– es que los papás lo primero que hacen es cambiar o tapar los ojos. Pero hay que aprovechar ese momento para preguntarle qué le parece, decirle que es normal, comentarle. Para luego, estar atentos a su reacción. Si es que lo evitan o tienen ciertas dudas. Y así, ir buscando otras instancias para hacerlo porque el hablar de sexo educa, crea consciencia y responsabiliza”, cuenta.

Sexting seguro

“En adolescentes el sexting es una forma de comunicarse, lo quieran los padres o no. Y prohibirlo no es una solución de nada, ya que es una dinámica común para ellos. Es un espacio que los mayores no pueden entrar porque forma parte de la privacidad. Sin embargo, sí hay que enseñar sobre esto. Y para hacerlo, es importante hablarlo desde el auto cuidado. Que no es algo que deberían hacer si no se sienten cómodos, que hay que protegerse y sentirse seguros con quienes están hablando, no hacer nada por presión y tampoco presionar al otro. Por eso es tan importante conocer el cuerpo, porque al hacerlo, se establecen límites”, concluye Josefa.

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