La chilena tras la máquina que promete recuperar el sueño perdido en 20 minutos

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Aprobada científicamente y con amplios efectos, bajando índices de estrés y cansancio, la creadora de start up chilena Sonic Drops, Claudia Wróbel, busca que su cápsula de inmersión sensorial llegue a todos, a bajo costo, especialmente para beneficios de los trabajadores en las empresas.


En una sociedad acelerada, con promedios de sueño que rozan las seis horas y largos tiempos de traslado para llegar al trabajo, el cansancio es algo común y un problema para realizar nuestras labores. Bajo ese contexto, Claudia Wróbel se preguntó si existía una manera de que el cerebro recuperara algunas horas de sueño perdido, en solo 20 minutos, en tu lugar de trabajo.

La traductora de profesión hizo de idiomas como el inglés o el alemán el motor para estudiar neurociencia, a través de diversos encuentros y cursos durante los últimos 15 años, viajando desde India a Estados Unidos para especializarse en la temática y encontrar una solución a este problema cotidiano.

“Mi pasión por los idiomas me abrió las puertas para estudiar el potencial humano. Los humanos son el mejor hardware posible conectado por el mejor software de su clase, conectado por nuestra mente consciente y subconsciente. Tenía curiosidad por saber”, cuenta Wróbel, quien tras investigar formas de mejorar el bienestar de personas y desbloquear el verdadero potencial humano, decidió materializar este objetivo en una cápsula de inmersión sensorial.

Bajo el nombre Sonic Drops, las personas pueden ingresar a una máquina que entrega directamente en el cuerpo las vibraciones del sonido (hertz), mientras que a través de audífonos pueden escuchar melodías especialmente diseñadas para el descanso conectando y sincronizando ambos hemisferios cerebrales. La persona entra en un estado óptimo de relajación y descanso, permitiéndole al cerebro recuperarse de manera acelerada del estrés y la falta del sueño. Para Wróbel, el aparato es un “verdadero viaje al sonido”.

Si bien existieron diferentes prototipos, desde 2017 la emprendedora trabaja junto a un equipo multidisciplinario en que dicha máquina sea de fácil acceso. “Llegó un momento en que dije: 'Esto tiene que estar disponible para todas las personas', pero pensamos que debíamos empezar en los lugares  de trabajo, donde la gente pasa gran parte de su vida, con muchas horas al día, en diversas tareas”. Luego agrega: “La idea de Sonic Drops es que la persona pueda tener su mayor desempeño, pero ya no en base al libre esfuerzo, porque sentimos que eso está obsoleto, ya llegó a un tope. Comúnmente se habla de esfuerzo en los trabajos y eso se traduce en enfermedades mentales o físicas, realmente la manera de funcionar de manera óptima es a través del bienestar personal, del funcionamiento de tu cerebro, en base a cómo funciona tu cerebro e ir mucho mejor”.

Golpeando puertas para fondos

Sonic Drops cuenta con funcionamiento automatizado, mide dos metros de largo por uno de ancho, para optimizar el uso de suelo, y puede ser utilizada en horarios de trabajo, ya que cuenta con aislación acústica. El usuario solo tiene que sentarse y apretar un botón para que la cápsula se recline a la posición “gravedad cero”, aliviando músculos y articulaciones.

La máquina puede ser utilizada en sesiones de 20, 40 y 60 minutos donde la persona no tiene que hacer absolutamente nada. “Sabemos que hay muchas técnicas que nos hacen bien como el yoga o la meditación, pero requieren fuerza de voluntad que a veces nos cuesta lograr. Acá facilitamos la experiencia tan solo con apretar un botón”, describe la creadora del emprendimiento.

Luego de finalizar la sesión, el usuario puede volver a la rutina sin problemas y con múltiples beneficios, entre ellos un estado de relajación profunda inducida, aliviando la tensión mental y emocional, mejorando el bienestar psicológico y síntomas depresivos y entregando energía y mayor ánimo para seguir trabajando.

Para llegar al producto descrito, el cual ya está en proceso de patentarlo y con la misión de salir al mercado en el futuro próximo, Wróbel fundó la empresa Neurotechnia -de la cual es directora- y comenzó a postular a diversos fondos de tecnología. Primero, participó de Girls in Tech, organización sin fines de lucro que tiene como objetivo identificar, conectar y dar visibilidad a creadoras de tecnología en Chile, convirtiéndolas en fuentes de inspiración y conocimiento específico para otras mujeres, donde fue seleccionada para traspasar su conocimiento en la cápsula.

Tras dar forma al proyecto, Neurotechnia consiguió fondos de Corfo y Start Up Chile, destinando montos para la creación del prototipo y el punto más complejo para el sueño de Wróbel: la validación científica.

Fue durante el transcurso de 2018 que el Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile (BNI) realizó pruebas para comprobar la efectividad de Sonic Drops y sus efectos. Con la participación de 60 pacientes de diferentes edades, se realizó una evaluación experimental cuantitativa y cualitativa en ánimo, ansiedad como estado, estrés, autocontrol y depresión, acompañado de una tipificación de la experiencia reportada por los mismos participantes en una única sesión de 20 minutos.

“Fue un salto de coraje” reconoce Wróbel, sabiendo que “los resultados podrían haber sido negativos. Pero con 10 años de trabajo yo sabía que no podía ser así”. En marzo de 2019, el BNI concluyó que las tecnologías asociadas a Sonic Drops tienen evidencia científica de beneficios en aspectos como aumento de la circulación sanguínea, reducción de tensión muscular, efecto analgésico y mejora del bienestar psicológico, apoyando su uso para el tratamiento complementario de dolor crónico, tensión o lesiones musculares.

Incluso, la institución universitaria confirmó que los efectos son similares o mejores que un power nap, observando que previene y reduce algunos efectos no deseados de una siesta corta como el estrés o el autocontrol. El informe indica también que “los pacientes se sintieron consistentemente más descansados y más relajados, reportando estados de tranquilidad y calma... así como la reducción de tensiones que sentían previo a la sesión”.

Ante la confirmación científica del trabajo de 15 años de Claudia, ella solo espera proyectar su creación como una empresa global: “Cuando tienes un estudio de este nivel como carta de presentación se abren muchas más puertas. En el Instituto me felicitaron por tomar este camino porque son muy pocos los productos de este estilo que buscan ir de la mano de la ciencia, es algo que quise realizar desde el inicio y quiero continuar así”.

Tras regular la parte legal de la patente y comercialización, Sonic Drops espera ampliar su espectro más allá de una oficina, pensando crear cápsulas para el hogar, espacios universitarios y centros hospitalarios. Por ahora, el equipo trabaja para contar con los recursos para exportar las piezas de las cápsulas provenientes de China y Estados Unidos y ensamblarlo en Chile.

Hasta el momento, 400 personas han utilizado la cápsula, pero hay usuarios que pueden ir por alguna sesión, cuyos precios parten desde los $15 mil pesos, con descuentos por programas de 10 sesiones. Sonic Drops está disponible en Cowork Latam, la casa de Start Up Chile, ubicada en calle Monjitas 565, piso 5, comuna de Santiago.

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