Cómo el respaldo del Presidente a Ávila obligó al oficialismo a soslayar sus reparos y cerrar filas con el ministro de Educación

El ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, en los pasillos del Congreso este martes, luego que parlamentarios de oposición anunciaran que pedirán interpelarlo.
El ministro de Educación, Marco Antonio Ávila. Foto: Pablo Ovalle Isasmendi / Agencia Uno.

A pesar de los cuestionamientos a la gestión de Ávila, las mismas alusiones de la derecha a su orientación sexual convirtieron la defensa del secretario de Estado en una cuestión de principios para la alianza gubernamental. El libelo se presentará la próxima semana.


“No quisiera creer eso. Sería un retroceso civilizatorio”, respondió este lunes el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila (RD), al ser consultado si estimaba que detrás de la decisión de presentar una acusación constitucional en su contra había un sesgo homofóbico de las fuerzas opositoras.

En esos instantes, el titular del Mineduc estaba flanqueado por representantes de casi todas las fuerzas oficialistas (PS, PC, RD, Comunes, Convergencia Social y Acción Humanista y el PPD), con quienes salió a dar cuenta del despacho al Senado de la reforma a la evaluación docente, una de las iniciativas que había sido comprometida por el Presidente Gabriel Boric en su cuenta pública del 2022, pero que sólo este año pudo pasar a su siguiente fase de tramitación.

Aunque este año, los anuncios educacionales fueron más bien una reiteración de compromisos pasados (como el fin al CAE y reparar la deuda histórica de los profesores), el Mandatario hizo un especial gesto a Ávila, el pasado primero de junio, frente a la nueva arremetida opositora que partió con la idea de interpelar al ministro, pero luego escaló a una acusación que se presentará finalmente la próxima semana.

No es aceptable que un ministro tenga que dar explicaciones especiales respecto de una política pública por ser homosexual”, manifestó Boric, en alusión a comentarios expresados por diputados opositores, quienes habían deslizado que la orientación sexual del ministro era un factor detrás los planes de educación sexual y afectiva del ministerio.

“Entendemos la inclinación sexual que puede tener el ministro, pero lo que no entendemos es que su inclinación la ponga como prioridad en los temas educacionales”, dijo, por ejemplo, Sergio Bobadilla (UDI) el martes pasado.

Al día siguiente, Luis Sánchez (P. Republicano), señaló en la sala: “Quizás hay que colocarle la banderita gay a la calidad de la educación para que se preocupe de ese tema”.

Estas frases surgidas desde la oposición -que también fueron mal evaluadas dentro de las propias fuerzas de derecha- han servido de base para que el gobierno levante una contraofensiva. En vista de que la derecha había llevado el debate a un plano de la vida personal, la defensa en torno a Ávila se había convertido en un tema de principios, a pesar de los reparos que existen en el mismo oficialismo respecto de su labor.

En las filas gobiernistas resienten la gestión legislativa de la cartera que dirige el militante de Revolución Democrática, junto con la falta de cumplimiento de compromisos presidenciales, aspecto clave sobre todo para el Frente Amplio, además de una serie de errores no forzados que han marcado su paso por el Mineduc.

Si bien en el Congreso son conocidos estos reparos, los que tuvieron al propio ministro a punto de salir del gobierno en el pasado cambio de gabinete, en septiembre de 2022, el cierre de filas comenzó a hacerse más notorio tras la bajada del Presidente. Prueba de ello fue el acompañamiento que hicieron ayer las bancadas al ministro.

El lunes, en declaraciones a CNN, el diputado Gonzalo Winter (Convergencia Social) reforzó el gesto de Boric. “Cada vez que se habla de cualquier tema, le dicen: ministro, deje de meter su agenda sexual que tiene que ver con sus intereses sexuales. Que un ministro sea humillado en la Cámara, en un país democrático, plural, con respeto a los derechos humanos, por su condición homosexual es un retroceso y una humillación a los principios de nuestra república”, dijo.

A juicio del jefe de bancada de la DC, Eric Aedo, quien ha dicho que su partido está abierto a estudiar los fundamentos del libelo, en las fuerzas de gobierno también hay reparos a la gestión de Ávila. “La impresión que tengo es que hay un ánimo de cerrar filas. Ahora cuando uno cierra filas, dice da lo mismo el personaje y si lo ha hecho bien o mal. No se está necesariamente de acuerdo si se ha hecho una buena gestión o no”.

“Si no me notifica el Presidente de la República que el ministro es homosexual, yo no hubiera sabido. Para mí no es tema. Eso no incide en absoluto en lo que hay que mirar: la gestión del ministerio. No me importa la vida personal de cada uno”, remarcó Aedo.

Según la diputada Gloria Naveillán, integrante de la bancada Independiente-Social Cristiana, son evidentes los cuestionamientos al ministro dentro de las propias fuerzas gubernamentales, “el problema es que cuando el Presidente le da un respaldo cerrado, muchos (diputados oficialismo), a pesar de ser críticos (de Ávila), dicen: ok, si lo pide el gobierno, lo hago”.

En la derecha están conscientes que uno de los flancos de su ofensiva contra Ávila era que se instalara que detrás hay un sesgo homofóbico, por ello, en la redacción del libelo se buscará incluir otros antecedentes para no centrarse exclusivamente en los planes de educación sexual. Esa ha sido una exigencia y una condición que han puesto especialmente los diputados de Evópoli para sumarse a la presentación.

No obstante, la presunta agenda de “sexualización” del Mineduc es un punto sensible para las legisladores evangélicas (Francesca Muñoz y Sara Concha), cuyos asesores jurídicos por ahora están a cargo de la redacción del texto, recogiendo los aportes de las otras bancadas.

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