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Argentina asume que próximos dos trimestres serán "difíciles" para su economía

Desde el Gobierno trasandino no augura una mejora en su economía en el corto plazo.

Buenos-Aires-Argentina-

Argentina asumió hoy que los próximos dos trimestres serán "difíciles" para su economía, mientras "absorbe los efectos" de la fuerte depreciación del peso y con una inflación "mayor a la esperada", aunque confió en que en 2019 se "retomará el camino del crecimiento".

En una carta abierta titulada "Hacia una economía más sólida", la Jefatura del Gabinete de Ministros plasmó las consecuencias que según el Gobierno de Mauricio Macri han tenido en los últimos meses la sequía que ha sufrido el país -y su efecto en la producción agropecuaria-, la subida del precio mundial del petróleo y la inestabilidad cambiaria.

Factores cuyo impacto llevó al Ejecutivo a revisar el pronóstico de crecimiento para 2018, que pasó del 3 % a alrededor del 1%.

"Estos dos trimestres, de acá a fin de año, mientras la economía absorbe los efectos de la depreciación del peso y una inflación mayor a la esperada, serán difíciles. Pero confiamos en que a partir del año que viene la economía argentina retomará el camino del crecimiento", remarca el documento.

Para 2019, según se destaca, el mercado espera que la economía vuelva a crecer entre el 2% y 3%.

"Los excelentes pronósticos para la cosecha de trigo y la normalización de la producción de soja, en conjunto con la normalización de los mercados financieros y las mejores condiciones para la inversión, impulsarán la recuperación de la actividad para el próximo año", agrega la carta.

Si bien el año pasado la economía creció un 2,9 %, al tiempo que aumentaban la inversión, las exportaciones y el consumo, en abril de 2018 se registró una desaceleración por el impacto de la sequía, "la más intensa en años", y la actividad económica se contrajo un 0,9 % por la caída del 31 % del sector agropecuario.

Además, a finales de ese mes comenzó a registrase una fuerte depreciación del peso frente al dólar (más de un 37 % hasta ahora) por la "volatilidad en los mercados financieros internacionales", según explica el Gobierno, "impulsada por la suba de las tasas de interés en Estados Unidos y la consecuente apreciación del dólar a nivel global y salida de capitales de mercados emergentes".

Asimismo, los desequilibrios económicos también son atribuidos a la subida del precio mundial del petróleo, que pasó de US$26 en febrero de 2016 a más de US$77 este año por barril.

Es por estos problemas que el Gobierno decidió en mayo pedir un préstamo de US$50.000 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI), al considerar que es "la mejor manera" de defender su política gradualista de "normalización" de la economía tras el Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), reducir el déficit, lograr un crecimiento a largo plazo y evitar "una gran crisis".

"El acuerdo alcanzado es el más grande de la historia del Fondo y se alcanzó de manera particularmente rápida. Esto es una muestra de que el programa económico del Gobierno estaba en la dirección correcta y ya contaba con el apoyo del mundo en general y del FMI en particular", subraya el texto gubernamental.

Así y todo, desde el oficialismo se asume que los inconvenientes surgidos este año hacen que ese camino gradual de reducción del déficit debe ser "un poco más rápido" de lo previsto, y la bajada de la inflación "algo más lenta" de lo propuesto en un principio.

No obstante, reiteran que esa convergencia "más rápida" hacia el equilibrio fiscal se hará "protegiendo a los sectores que puedan sufrir los costos de la transición", por lo que el acuerdo con el FMI -fuertemente criticado por la oposición por el posible ajuste que conllevará- permite "incrementar el gasto en protección social en caso de que las condiciones sociales así lo requieran".

El equipo de Macri reconoce que mientras el país tenga déficit fiscal "seguirá vulnerable a la necesidad de financiamiento externo" y que mientras tenga una matriz energética "que exija importar combustible", seguirá vulnerable a los vaivenes de los precios de la energía.

"El plan económico sigue siendo el mismo: ordenar los desbalances económicos heredados -no sólo del Gobierno anterior- y sentar las bases para crecer de manera sostenida con el objetivo de disminuir la pobreza, el principal objetivo del Gobierno", concluye la carta.

"Los cimientos de la economía argentina son ahora más sólidos que hace dos meses", sentencia.

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