Wall Street: el presente de los ejecutivos clave en la crisis subprime

wall oki

Eran intocables, pero la crisis del mercado financiero los dejó expuestos. Algunos lograron sortear el remezón y dirigir de buena forma sus compañías, pero a otros no les quedó otra que vender o bajar la cortina y reinventarse como socios de empresas financieras más pequeñas o directores de compañías. Quienes lideraban Goldman Sachs y JP Morgan en ese momento, hoy siguen a la cabeza.


Los días previos a la quiebra de Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más importantes de Wall Street, fueron frenéticos.

Ya desde fines de 2007 que las cosas venían mal a raíz de la excesiva apuesta que habían hecho muchas entidades por las hipotecas subprime, pero fue en 2008 cuando el problema tomó un cariz distinto; bancos importantes de Wall Street empezaron a pedir ayuda para sobrellevar las abultadas pérdidas que arrastraban. Y aunque el gobierno norteamericano buscó soluciones y destinaron millones de dólares para rescatar y apuntalar al sistema financiero, cuando llegó el turno de Lehman Brothers ya no hubo solución posible de ser aplicada.

El viernes 12 de septiembre de 2008, y después de anunciar pérdidas por casi US$ 4 mil millones en el trimestre previo, comenzaron una seguidilla de reuniones clave. Las negociaciones entre autoridades y ejecutivos de los bancos más importantes de la plaza se mantuvieron todo el fin de semana. Pero no hubo caso y la opción de compra por parte de Barclays se cayó. En la madrugada del domingo 14 de septiembre, el banco que había superado la Gran Depresión y los ataques del 11 de septiembre de 2001 se declaró en quiebra y generó un complejo efecto dominó que obligó a gobiernos de todo el mundo a tomar medidas que en algunos casos se mantienen hasta hoy.

Mientras Lehman debió bajar su cortina, otras instituciones recurrieron a fusiones, compras y reinvenciones, a fin de sobrevivir. Y la suerte de quienes estuvieron a la cabeza de las principales instituciones financieras también fue diversa. Un número importante de ellos debió enfrentar investigaciones posteriores y pagar multas. Pero pese a las posiciones que ostentaban, ninguno recibió una sanción mayor.

Hoy, 10 años después, varios de ellos están retirados, un número importante se reinventó en el mundo financiero y solo dos siguen, aunque no por tiempo indefinido, a la cabeza de las instituciones que dirigían en ese momento.

Este es el caso de Jamie Dimon (62 años), CEO de JP Morgan Chase, el banco más grande de Estados Unidos. El ejecutivo, que llegó a la institución en 2004, tomó una buena decisión cuando se deshizo de US$ 12 mil millones en hipotecas subprime en 2006. Eso, cuentan, le permitió al banco amortiguar la crisis que vendría más tarde. La decisión le valió el reconocimiento, tanto que hoy es considerado por Forbes como una de las 20 personas más poderosas del mundo. Quizás por eso mismo es que su nombre, según medios internacionales, sonó fuerte para asumir como secretario del Tesoro cuando Donald Trump llegó a la presidencia. Eso sí, solo quedó en rumores.

El ejecutivo recientemente ha dicho que los mayores riegos para la economía norteamericana están en la guerra comercial con China y en el fin de la compra por parte de bancos centrales de bonos para apuntalar la economía.

Pese a que está completamente activo, el ejecutivo ya dijo a principios de año que le gustaría quedarse solo unos cinco años más a la cabeza de JP Morgan.

En Goldman Sachs también mantuvieron al mando a Lloyd Blankfein (63 años). El ejecutivo fue el sucesor de Henry Paulson en la institución y logró sortear de buena forma la crisis, incluso fue elegido el personaje del año en 2009 por el Financial Times. Pese a ello, también ha debido enfrentar investigaciones y acusaciones contra el banco, como la mayoría de la plaza.

Y el 17 de julio pasado, y después de 14 años, Blankfein anunció su retiro. En dos semanas más dejará de ser CEO y a fines de diciembre saldrá de la presidencia del banco. Aunque no se sabe qué hará ahora, quizás siga el camino de alguno de los ejecutivos que sí salieron tras la crisis, pero siguieron ligados al mundo financiero.

El caso más llamativo es el de Richard Fuld (72 años), el último CEO de Lehman Brothers. Fuld dirigió la compañía durante 14 años y fue una figura clave en el colapso financiero. Conocido como el "Gorilla de Wall Street", aseguran que era muy arriesgado y que tomaba poco en cuenta lo que decía el área de riesgo de la compañía. En los años que estuvo al mando recibió sueldos, bonos y compensaciones por unos US$485 millones.

Hace tres años hizo su primera aparición pública voluntaria y no aceptó responsabilidad en la decisión del banco de apostar por las hipotecas subprime.

Al poco tiempo de que Lehman se acogiera al Chapter 11, Fuld fundó una nueva compañía que dirige hasta hoy. Matrix Private Capital Group ofrece soluciones y asesorías de inversión a personas, instituciones y family offices. Un Lehman en versión boutique.

Los que llegaron a acuerdos

Una mejor suerte relativa en la crisis fue la que vivió Merril Lynch. Aunque también estaba en problemas, su CEO y presidente, John Thain (63 años), logró, justo cuando Lehman estaba ad portas de su fin, que Bank of America absorbiera al banco que dirigía.

Poco tiempo fue el que alcanzó Thain a estar a la cabeza de Merril Lynch, ya que había asumido su posición a principios de 2008, cuando el banco ya estaba registrando pérdidas a raíz de las inversiones riesgosas en las que se había embarcado.

Tras su salida, Thain fue director de la Bolsa de Nueva York y CEO de CIT Group. Hoy, sin embargo, es, entre otras cosas, director del Deutsche Bank y de Uber.

Otro exejecutivo que ha llegado a directorios es John Mack (74 años), expresidente y CEO de Morgan Stanley durante la crisis y hasta 2011. Específicamente es miembro de la mesa de BKM Capital Partners, una empresa de asesoría en inversiones con base en Los Ángeles. Mack fue de los pocos ejecutivos que renunciaron a sus bonos anuales durante los años de crisis. Para él, era impresentable recibirlos mientras el gobierno de Estados Unidos intentaba rescatar al mercado.

Mack, que partió como vendedor en Morgan Stanley, recibió crédito por haber logrado salvar a la compañía gracias a los préstamos que negoció con el gobierno y que pagó en 2009, y a la asociación con el banco japonés Mitsubishi UFJ Financial Group, pese al escenario adverso que había en el minuto.

Aunque dejó el directorio en 2011, hasta hoy es asesor de la compañía. Además, es miembro del directorio de la fundación de la familia Bloomberg y miembro del International Council del World Economic Forum. También ofrece sus servicios como conferencista para contar, en una charla muy interactiva, cómo fue trabajar en un banco durante la crisis subprime.

El primero en desaparecer

Si bien la quiebra de Lehman Brothers fue lo que desató el caos, lo cierto es que meses antes, en marzo de 2008, Bear Stearns, un banco que había sobrevivido a varia épocas complejas, fue el primer caído de una crisis que aún no se desataba con toda la fuerza.

Jimmy Cayne (84 años) estuvo 15 años al mando de la compañía, pero no fue capaz de salvarla. Es más, según la revista Times, es uno de los responsables de la crisis.

A mediados de marzo de 2008 vendieron la compañía a JP Morgan en US$ 2 por acción. En total, aseguran que la suma era menos de lo que valía el edificio corporativo.

Exejecutivos señalan que Cayne dejó botada a la compañía por el golf y el bridge. Es más, en los días más complejos, el ejecutivo estaba en un torneo de cartas y llegó tarde a un conference call crucial.

Aunque había liderado de buena forma a la compañía, dicen que se había dormido en los laureles. "No lo detuve…, no frené el apalancamiento", dijo a la revista Fortune años después, al ser consultado por su rol en el fin de la compañía.

 Fannie Mae y Freddie Mac: Las compañías que aún están en manos del gobierno de EE.UU.

- El colapso del mercado inmobiliario dejó muy expuesta a dos agencias clave en el funcionamiento del mercado inmobiliario norteamericano. Fannie Mae -creada en 1938- y Freddie Mac -fundada en 1970- eran las entidades encargadas de comprar hipotecas, empaquetarlas y volver a ponerlas en el mercado con la garantía del Estado. Su objetivo era facilitar el acceso al crédito para aquellos norteamericanos con menos ingresos que querían convertirse en propietarios.

Cuando comenzaron los impagos de los sujetos de crédito y debido a la exposición a las hipotecas subprime, las cosas se complicaron. Tanto, que el 7 de septiembre de 2008 fueron rescatadas por el gobierno norteamericano en un esfuerzo que le costó US$ 187 mil millones.

Ambas aseguradoras siguen actualmente en manos del Estado, pese a que lograron recuperarse y volvieron a ser rentables en 2012. Es más, entre ambas ya han entregado más de US$ 300 mil millones al Departamento del Tesoro.

Según reportes, actualmente tienen bajo su paraguas la mayoría de los préstamos para nuevas viviendas y los inversionistas siguen apostando por sus productos, porque están respaldados por el Estado.

Sin embargo, expertos aseguran que las compañías no pueden estar bajo supervisión para siempre. Y que es justamente esto lo que mantiene al mercado en riesgo, porque nadie sabe qué pasará si pierden el "respaldo" estatal. A esto se suma el que haya voluntad política para hacer el cambio.

La contribución de Paulson, Geithner y Bernanke

- El miércoles recién pasado, Henry Paulson -exsecretario del Tesoro-, Tim Geithner -expresidente de la Fed de NY y exsecretario del Tesoro- y Ben Bernanke -expresidente de la Fed- se volvieron a reunir públicamente a raíz del aniversario de la crisis en un debate organizado por The Brookings Institution en Washington.

En esa instancia, Bernanke contó que al asumir la presidencia de la Fed pidió que se le entregara el manual interno sobre los pasos a seguir en el caso de una crisis. Lo que recibió fue un documento de cuatro páginas que básicamente hablaba de dar crédito a los bancos para aumentar la liquidez.

Con eso en mente, los tres profesionales están trabajando en una iniciativa que pretende ser una ayuda para que las futuras generaciones puedan lidiar de forma más efectiva frente a un escenario económico complejo. La idea es crear una especie de manual de crisis para que la experiencia adquirida permita mejorar las opciones de manejo.

Durante la cita, Geithner aseguró que era "muy duro" revivir lo ocurrido hace 10 años, y Paulson dijo que "pudo haber sido mucho peor".

Hoy miran con perspectivas y desde otras posiciones lo ocurrido y las lecciones.

Bernanke, que hace una década estaba coordinando inyecciones de liquidez y la baja de las tasas a fin de dar confianza a la economía norteamericana, hoy se dedica a la elaboración de políticas para resolver las problemáticas mundiales a través de The Brookings Institute, una organización sin fines de lucro que funciona en Washington DC y que organizó la reunión de esta semana.

En una posición similar está Paulson, que durante la crisis cuentan que fue el artífice del plan de rescate ideado por el gobierno de George Bush, a través del que se buscó sanear el sistema bancario. Luego de salir del ojo público fundó el Paulson Institute, un "think and do tank" independiente que funciona en la Universidad de Chicago, que tiene como misión fortalecer las relaciones entre Estados Unidos y China y avanzar hacia un crecimiento económico sustentable.

En la vereda opuesta está Geithner, que durante la crisis asumió un rol importante en las negociaciones con los bancos. Hoy es presidente de Warburg Pincus, una compañía con más de 50 años de historia, que ha invertido unos US$ 68 mil millones en más de 800 compañías alrededor del mundo.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.