Código de Núremberg: ¿Cuánto ha influido en la actual pandemia el acuerdo firmado después de la Segunda Guerra Mundial y la Alemania Nazi?

Tras el juicio a los médicos alemanes, surgió el acuerdo que establece las bases éticas que rigen en la actualidad.

El 20 de agosto de 1947 se firmón un protocolo médico que reguló varias prácticas sanitarias, que más de 70 años después, se siguen utilizando y que han cobrado vida en la actual crisis global.


Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a firmarse una serie de acuerdos, con el único objetivo de que no se repitan los hechos sucedidos durante esos años.

Uno éstos es el denominado Código de ética médica de Núremberg, emitido por el Tribunal Internacional de Núremberg, el que recoge una serie de principios para prevenir la experimentación en seres humanos, hecho sucedido durante la Alemania Nazi en campos de concentración, liderado por el médico Josef Mengele.

Publicado el 20 de agosto de 1947, tras la celebración de los Juicios de Núremberg, recoge 10 puntos que definen la investigación médica legítima. Entre ellos, el consentimiento informado o voluntario, la experimentación científica fundamentada, evitar todo sufrimiento innecesario, proteger al sujeto o que el ser humano tiene la libertad de interrumpirlo.

Considerando lo establecido en la ciudad alemana, ¿cuánto ha influido en la actual pandemia lo acordado hace casi 74 años? ¿Las decisiones actuales sobre el coronavirus, en relación a vacunas o medicamentos, forman parte de lo acordado? ¿Se han conservado los principios básicos para poder satisfacer conceptos morales, éticos y legales?

Tribunal en sesión del 30 de septiembre de 1946.

Eduardo Bastías, médico y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello, señala que de este código nació el “consentimiento informado” que establece la libre aceptación, adecuadamente informada, para todo procedimiento médico por parte del paciente o de un familiar responsable. “Un año más tarde la Asociación Médica Mundial perfeccionó este código en la Declaración de Ginebra, que ha sido actualizada repetidamente hasta la versión vigente de Chicago en 2017″.

De estos códigos hay varios aspectos aplicables a la atención de pacientes con Covid-19, “entre ellos el consentimiento informado para el uso de ventilación mecánica. Entre otros aspectos se establece que no se debe emplear recursos diagnósticos ni terapéuticos que no hayan sido responsablemente probados como efectivos y sin efectos adversos significativos”, añade Bastías.

Beatriz Arteaga, directora Escuela Técnico Nivel Superior de Enfermería de Universidad de Las Américas, opina que sería un caos el desarrollo de una pandemia, “sin las consideraciones y una guía de acción médica basada en los protocolos y principios éticos y bioéticos acordados”.

La pandemia por Covid SARS-CoV-2 ha generado situaciones de bioética inusuales que han afectado los derechos de los pacientes y aspectos de la práctica clínica, en beneficio de la salud. “Por ejemplo, tener que regular el derecho del paciente a recibir compañía de familiares y asistentes espirituales debido a medidas de prevención epidemiológicas prioritarias. La participación del comité de ética de cada establecimiento hospitalario, que debe asesorar en casos de decisiones difíciles o controversiales, ha debido reemplazar sus reuniones por requerimientos específicos mediante la confección de guías y protocolos”, establece Bastías.

Muchos de los protocolos aplicados en la actual pandemia, se establecieron luego de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial.

La Segunda Guerra Mundial, “fue un hito de la humanidad que dejó grandes aprendizajes en estas materias, y hasta el día de hoy se mantienen. Y se van desarrollando de acuerdo a cada país y los contextos sanitarios de cada región”, señala Arteaga.

En términos generales, las normas éticas derivadas del Código de Núremberg y la Declaración de Ginebra, “adaptadas a una situación de pandemia sin precedente, mantienen sus principios fundamentales de: respeto a la dignidad del paciente, beneficencia, justicia, autonomía y no maleficencia aplicadas a cada caso individual”, explica el académico de la Unab.

Arteaga explica que en Chile el protocolo emana del Minsal, y fue desarrollado en conjunto con el equipo de Bioética de la Universidad Católica, “que brinda las orientaciones éticas para las decisiones médicas en el contexto de la pandemia. Estableciendo el cuidado que debe tener el equipo de salud expuesto a esta situación”.

En conclusión, “estas reglas y protocolos, que datan de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, en el estudio de la ética y el actuar médico, generan ayuda y una base para lo que hoy estamos practicando”, añade Arteaga.

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