Cómo enfrentar el Síndrome del Impostor: el malicioso patrón psicológico que afecta más a las mujeres

Imagen referencial. Foto: Istock.

La psicóloga de la Universidad del Alba, Sharon Retamal Meléndez, explica las implicacias del síndrome y cómo resolverlo. Además, presenta los cinco perfiles más comunes.


Al menos 7 de cada 10 personas lo han padecido alguna vez en su vida, afectando principalmente a mujeres, según un estudio del especialista McEnery. Es un fenómeno psicológico que te hace sentir incapaz de tener logros, especialmente académicos o laborales, pese a tener un destacado desempeño en estas áreas.

¿Has puesto alguna vez en duda tus capacidades o no te has sentido merecedor de tus propios logros? Si es así, es muy posible que padezcas el Síndrome del Impostor, patrón psicológico que hace que las personas, especialmente mujeres, estén constantemente con el miedo de no estar a la altura de las circunstancias, pese a tener –por ejemplo– una destacada trayectoria académica o profesional.

Al respecto, la psicóloga y docente de la Universidad del Alba de la sede Santiago, Sharon Retamal Meléndez, explica que este síndrome “tiene diferentes niveles y puede aparecer de manera temporal a partir de una experiencia o gatillante en particular”. Por otro lado, puede convertirse en una situación crónica, afectando al individuo en las distintas esferas en las que se desenvuelve, como en los espacios personales, sociales, académicos y laborales, agrega la profesional.

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Síndrome del Impostor, que afecta esferas como la académica y laboral.

El Síndrome del Impostor puede detectarse reconociendo esta condición como un “miedo encubierto”, sin mayor fundamento, que nos hace creer que no somos capaces de realizar una determinada labor.

“Este síndrome es muy frecuente en el trabajo, o en las aulas universitarias, en donde estudiantes que se presentan a exámenes obtienen buenos resultados, pero no están convencidos de su éxito”, explica la docente. Se trata de una experiencia bastante estresante, ya que emergen pensamientos negativos y de desvalorización sobre el desesmpeño propio, añade la docente. Según el estudio The Impostor Phonomenon (2011), 7 de cada 10 personas lo han padecido alguna vez en su vida, en su mayoría mujeres.

De perfeccionista a experto

Según diversos estudios de este trastorno, se han podido categorizar los siguientes cinco perfiles:

1. Perfeccionista:

Su frase típica suele ser “lo pude haber hecho mucho mejor”.

2. Superhumano

Están permanentemente pensando en cómo mejorar sus “debilidades”.

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3. Genio natural

Son quienes suponen que todo debe salir al primer intento.

4. Individualista

Escogen hacerlo todo por su cuenta y sin pedir ayuda a los demás.

5. Expertos

Pese a conocer a fondo una materia, consideran que no tienen un conocimiento real, con miedo a que los descubran.

Al respecto, la académica explica que, por lo general, todas las personas que padecen el síndrome del impostor tienden a ser inseguras, por lo que puede deberse a varios factores, tales como, las dinámicas familiares, estereotipos de género, la autoexigencia o las percepciones distorsionadas de uno mismo.

¿Cómo enfrentarlo?

Estas personas tienen niveles de estrés y ansiedad muy altos. Por esta razón, la especialista explica que es importante conocer herramientas para manejar los efectos de esta problemática y, de esta manera, no mermar por completo nuestra autoestima y salud mental:

Felicidad. Foto: Getty Images / iStockphoto.
  • Reconocer los síntomas: Intentar comprender de dónde vienen los pensamientos destructivos.
  • Dejar el perfeccionismo: Las personas suelen creer que son un fraude porque constantemente se comparan con un ideal imposible de alcanzar.
  • Ser amable consigo mismo: Los pensamientos negativos que atormentan a los “impostores” dañan su autoestima e influyen en sus niveles de estrés y ansiedad. Por esta razón es importante desafiar estas ideas y reemplazarlas por otras más positivas.
  • Declarar los éxitos como propios: Es necesario tener claro los logros, conocimientos y habilidades alcanzados a través de los años para aceptar y comprender nuestra posición actual.

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